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  • N. 46 (2024) julio-diciembre. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 46 (2024)

    Emergiendo del fermento intelectual de principios del siglo XX, la fenomenología, la filosofía de "dar cuenta" de las experiencias subjetivas, se ha establecido como piedra angular del pensamiento contemporáneo. Sus profundas contribuciones a la comprensión de la conciencia, la percepción y la intersubjetividad han resonado en diversas disciplinas, moldeando nuestra comprensión de la condición humana. Mientras navegamos las complejidades del siglo XXI, la importancia de la fenomenología permanece inalterable. El número 46 de Lógoi, Revista de Filosofía lleva por título “La fenomenología en el siglo XXI: perspectivas y problemáticas” e intenta ser un esfuerzo por profundizar en el multifacético paisaje de la fenomenología contemporánea, explorando sus diversas perspectivas y los apremiantes problemas que enfrenta.

    Desde la fenomenología trascendental de Husserl, con su énfasis en la constitución de la experiencia, hasta las corrientes posfenomenológicas que extienden el alcance de la reflexión fenomenológica a la corporeidad, el afecto y la intersubjetividad encarnada, a incluso hacia temáticas que, en su momento, fueron tenida como exclusivamente teológicas, este número muestra el rico tapiz de los enfoques fenomenológicos. También examinamos los desafíos que enfrenta la fenomenología en el siglo XXI. Estos incluyen la necesidad de diálogo con las ciencias naturales y sociales, la importancia de repensar lo religioso en un tiempo entendido como “posmoderno”, la tarea de abordar las complejidades de la vida social y cultural contemporánea, así como la búsqueda de aplicaciones prácticas que contribuyan a una mejor comprensión e intervención en diversas esferas de la existencia humana.

  • N. 45 (2024) enero-junio. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 45 (2024)

    En su artículo “The part of cognitive science that is philosophy”, Daniel Dennett (2009), partiendo de la distinción hecha por Andrew Brook acerca de la relación entre filosofía y ciencia cognitiva –a saber, “filosofía en las ciencias cognitivas” vs “filosofía de las ciencias cognitivas”–, enfatiza la importancia de que los filósofos contribuyan a la ciencia cognitiva abordando tanto los problemas filosóficos inherentes a la ciencia cognitiva en sí misma como los que surgen de las interpretaciones que ésta hace. Dennett reconoce los errores pasados de los filósofos –así como su arrogancia–, pero afirma que éstos aún pueden desempeñar un papel importante en la clarificación de conceptos, teorías y diseños experimentales, lo que en última instancia hace avanzar el progreso científico.

    Adicionalmente, Dennett enfatiza la necesidad de un compromiso constructivo entre filósofos y científicos, abogando por que los filósofos ofrezcan implicaciones comprobables en lugar de meras críticas, y proporciona ejemplos de colaboraciones entre filósofos y científicos que han dado lugar a provechosos diseños experimentales y avances en la comprensión de la conciencia.

    Por otra parte, y en el mismo trabajo, Dennett también critica la tendencia de los científicos a simplificar en exceso los conceptos filosóficos, como el de los “qualia” y el del “Correlato Neural de la Conciencia”, enfatizando la necesidad de un análisis filosófico matizado en la ciencia cognitiva. Sugiere, por ejemplo, que la búsqueda del “Correlato Neural de la Conciencia” pudiera estar equivocada –incluso podría tratarse de una búsqueda inútil–, y subraya la importancia de los filósofos para garantizar que el progreso científico se alinee con nuestras preocupaciones morales y existenciales.

    En resumen, en su artículo Dennett defiende una relación simbiótica entre la filosofía y la ciencia cognitiva, en la que los filósofos desempeñan un papel vital en el refinamiento de conceptos, el diseño de experimentos y el abordaje de cuestiones existenciales planteadas por los avances científicos. Es en el espíritu de esta defensa que se inscribe el presente volumen de Lógoi, Revista de Filosofía.

  • N. 44 (2023) julio-diciembre. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 44 (2023)

    La cavilación moral, si bien está presente en el acontecer nacional e internacional, y en distintos ámbitos del saber, vale la pena precisar algunos aspectos que corresponden especialmente a la Filosofía Moral.

    Este saber se pregunta por la fundamentación de la ética: ¿Por qué hay ética? Una respuesta: Porque hay libertad, la capacidad de los seres humanos de elegir, la cual implica responder a las decisiones tomadas y los actos realizados. Ese ejercicio de su libertad y responsabilidad, lo ejecuta tanto desde su ámbito individual como social. Sin libertad, sería muy complicado afirmar que el ser humano es un ser ético, entendiendo que esta se ejerce entre los límites de la humanidad de dicho ser.

    Ahora, ¿qué es la ética o filosofía moral? El término ética provine del griego ethos, que significa costumbre, principio, carácter. Básicamente, la ética es un saber referido a la moral, a las razones que se dan sobre los principios, valores o normas que tienen las personas o sociedades. Es la disciplina filosófica que reflexiona acerca de los argumentos que justifican el actuar humano, en relación con aquello que se considera bueno y malo.

    En este contexto se ubica la axiología, la cual se entiende como la disciplina filosófica que se ocupa del estudio del valor, de la naturaleza del valor. Etimológicamente el término axiología proviene de las voces griegas: axios que significa valor, lo valioso; y logos, estudio, tratado.

    ¿Por qué son importantes los valores? Pudiera decirse que, entre otras razones, los valores son importantes porque ratifican la vida en comunidad, garantizan los derechos fundamentales del hombre, definen las formas de vida de las comunidades, sirven de guía para el actuar humano, conducen el desarrollo moral de las personas y al bienestar común.

  • N. 43 (2023) enero-junio. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 43 (2023)

    Analizar, desde los campos de estudio de cada investigador –Antropología, Epistemología, Estética y Filosofía Política–, las dificultades que tiene la ficción en nuestro tiempo para ejercer su labor habitual de aumento de realidad y creación de mundos. Cuando las verdades fácilmente se convierten en posverdades, las narraciones en narrativas y las argumentaciones en relatos, la fundamental dialéctica entre ficción y realidad que atraviesa nuestra condición más humana desaparece en un territorio gris y confuso donde difícilmente se distingue entre una y otra. Ante tal contexto, las ramas de conocimiento y los temas de estudio, desde su marco más propio, se enfrentan sin embargo a problemas comunes. Por ello, en los artículos presentados en este Monográfico no se trata de analizar una idea única desde distintos puntos de vista, sino, a la inversa, mostrar problemas singulares que afectan a las distintas perspectivas y que proceden de esas dificultades para moverse hoy entre ficción y realidad.

  • Núm. 42 (2022) julio-diciembre 2022. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 42 (2022)

    ¿Por qué este nombre: “Realidad y proceso”? Pues bien, como sabemos, en el siglo XX los aportes de la física, la astrofísica, la biología, etc., en la tarea de desentrañar la naturaleza última de la realidad fueron enormes, la filosofía y en particular la metafísica se unieron a ese tsunami conceptual con aportes provenientes de diferentes corrientes filosóficas del pensamiento, pero en particular la denominada “filosofía del proceso” se puso a la cabeza de la nueva visión de la realidad: relacional, dinámica y no-substancialista a la manera clásica.

    Alfred North Whitehead, desde Estados Unidos, proporcionó una “Metafísica del organismo” con un aparato categorial capaz de convivir con la ciencia e incluso completar sus análisis. La obra capital del filósofo y matemático inglés, Proceso y realidad, contiene su posición filosófica, científicamente bien informada. Es en honor a esta obra fundacional que Realidad y proceso se intitula de esta forma, haciendo un guiño a aquel hito. Los miembros de este grupo de investigación orientamos nuestro pensamiento metafísico desde una visión dinámica y compleja del mundo, pero poniendo énfasis en la idea de realidad como protagonista de la investigación, dejando abierta la consideración para diversas formas de dinamicidad, pues el proceso es sólo una de las formas, no la única. De ahí el nombre. Vale decir que, en el presente, se encuentra desarrollando su segunda temporada, y en este número presentamos algunos resultados de la primera.

    Esta primera temporada ha sido conducida por la lectura del libro Estructura dinámica de la realidad, obra capital de Xavier Zubiri, no para especializarse en su pensamiento sino para introducirse en los temas ahí presentados y, con ellos, poder darles un tratamiento actual, no escolar, académicamente robusto, crítico y científicamente bien informado. Algo poco usual entre scholars expertos. Esta obra fue usada como hilo conductor de nuestro diálogo transdisciplinar protagonizado por más de una tendencia filosófica y más de una rama de la ciencia.

    El objetivo ha sido permitir una auténtica conversación productiva entre ciencia y filosofía, conducente a verdaderos aportes. ¿Por qué X. Zubiri? Pues porque la importancia y pertinencia del filósofo español para pensar a profundidad la realidad, acompañando a las ciencias actuales, es indudable. Mencionaré sólo un ejemplo de la influencia que Zubiri ejerce en filósofos reconocidos de estirpe procesual whiteheadiana en nuestro siglo XXI

  • Núm. 41 (2022) enero-junio 2022. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 41 (2022)

    El estudio de la economía y la filosofía no es algo novedoso, pero la academia ha retomado desde hace algunos años el interés por las relaciones entre estas dos disciplinas, más allá de una perspectiva deontológica, pasando por la economía política y su relación con la filosofía política, la metodología y la epistemología de la economía, o la ontología de la economía. La moralidad de las decisiones económicas puede contribuir a comprender mejor el estudio de la economía, no solamente porque se incorpora la dimensión ética, sino porque permite a los economistas analizar de forma exhaustiva la forma en que se construyen y presentan sus argumentos, incorporando el estudio de la racionalidad al análisis.

    Son muchos los puntos de encuentro entre la economía y la filosofía, y en particular con la filosofía moral: ambas están interesadas en la acción humana intencional, que busca conseguir unos fines u objetivos propuestos para generar bienestar individual y colectivo[3], basadas en unos principios morales, bien en la moral hedonista, en otros casos en la ética aristotélica, en la moral de Hobbes y Locke o en la ética kantiana del deber, asumiendo distintos tipos de racionalidad, como plantea la profesora Cortina, y admitiendo de este modo la posibilidad de un aprendizaje actitudinal, en el sentido de que los agentes adquieren conocimiento sobre lo que conviene o no hacer, lo cual puede influir sobre la formación de las preferencias.

    En particular, son diversas las aproximaciones de la ética y la economía a partir del enfoque sociopolítico que propone Guzmán Cuevas, evaluando las consecuencias de las políticas económicas para el bienestar individual y colectivo, o estudiando las externalidades a partir de un análisis racional por parte de un agente económico que está bien informado.

    Otro enfoque que se ha venido estudiando en el marco de las relaciones entre la filosofía y la economía está relacionado con los agentes que tienen comportamientos altruistas. El tratamiento del altruismo que realizan autores como Gary Becker es un tanto restrictivo, pero al menos reconoce lo que Martin Buber llama “el principio dialógico”, entendido como “la presencia sustancial del prójimo”, que cuestiona tanto la posición individualista como la colectivista, y que además incorpora unas motivaciones humanas que van más allá de la búsqueda del bienestar individual con un sentido de eficiencia, es decir, utilizando la terminología de Argandoña, motivaciones intrínsecas, donde el agente está dispuesto a aceptar el costo de oportunidad de llevar a cabo acciones que no maximicen su utilidad instantánea, o motivaciones trascendentes, que buscan el bien para otros agentes.

     

     

  • Núm. 40 (2021) julio-diciembre 2021. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 040 (2021)

    Dedicado a Antonio Pasquali, los temas de este volumen buscan reflexionar en torno a ese nexo evidente entre la realidad, el pensamiento filosófico y la necesidad expresiva–comunicativa del ser en relación. La materia filológica, la reflexión filosófica, la creación del espíritu se entrelazan para entender el mundo y comunicarlo. Se trata de un nexo que reside discursivamente en todos los campos del devenir humano, además de su correlato en lo cultural y los procesos comunicacionales, ámbitos desarrollados ampliamente por Antonio Pasquali, quien aseguraba que cualquier faceta del quehacer cultural se vincula necesariamente con la comunicación. Cultura y comunicación, representan el anverso y el reverso de un mismo proceso, al igual que comunicación y comunidad, un par implicado en una relación concomitante. Pasquali postula la comunicación como interacción sociocultural del ‘animal político’ (ser conviviente en una ‘polis’). Comunicarse constituye «la esencia de la convivencia, de la comunidad y la sociabilidad humanas»

  • Núm. 39 (2021) enero-junio 2021. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 039 (2021)

    Libre albedrío, agencialidad y responsabilidad moral.   En la extensa lista de problemas que permanecen activos en la investigación filosófica, el libre albedrío, y su conexión con las ideas de agencialidad y responsabilidad moral, entre otras, se posiciona sin duda entre los primeros lugares. El tema no es solo una cuestión milenaria todavía abierta e irresuelta; se ha convertido desde los últimos sesenta años, especialmente durante las últimas cuatro décadas, en materia de dinámico y fascinante debate. La duda clásica sobre si nuestros futuros están ya decididos por causas a priori, supuesto que puede tener variado calado metafísico, o si, por el contrario, la acción humana, y los efectos que esta supone, pueden intervenir en la estructurada disposición de lo que es y será, desbordando con ello aconteceres prefijados -lo que igualmente tiene su peso ontológico-, sigue manteniendo muy viva la controversia. La magnitud que ha cobrado este dilema es extraordinaria y queda ev idenciada por la inagotable literatura disponible no solo en el terreno de la investigación filosófica, sino también en el de diferentes áreas científicas. Los desarrollos sobre el libre albedrío son, en gran medida, análogos a los estudios sobre la conciencia, otro gran tema filosófico en la lista de pendientes. Una intuición elemental sobre el libre albedrío ha sido la presuposición de que la conciencia es necesaria: necesitamos ser conscientes de los actos volitivos de los que somos capaces como precondición para deliberar y elegir entre posibilidades. Aunque esta es solo una de las tantas aristas que abordar cuando se trata el libre albedrío, importa mencionarla porque es la que ha provocado que en nuestros tiempos el tema haya excedido los límites de la filosofía y motivado el interés de otras disciplinas.      
  • Núm. 38 (2020) julio-diciembre 2020. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 038 (2020)

    Argumentando sobre Teoría de la Argumentación...   Una de las actividades que realizamos de manera más natural es la de argumentar. Lo hacemos a diario, en diferentes ocasiones, y con ello también realizamos la tarea que corre pareja con la argumentación, y esa no es otra que la evaluación de los argumentos, sean estos propios o ajenos. Argumentamos para alegar el porqué de nuestras creencias; argumentamos para persuadir a alguien, para acusar o defender, para dar apoyo a una propuesta, o para recusarla. Al argumentar podemos tener diferentes intenciones, pero hay un aspecto común a esas finalidades distintas, y es que al argumentar buscamos persuadir o convencer a alguien de algo. El comunicador social, el abogado, el sociólogo, el politólogo, el educador, por tan sólo nombrar algunos profesionales, realizan sus funciones mediante una continua argumentación. Informa, defiende o acusa, analiza, enseña, persuade, en pocas palabras, argumenta; el éxito de su labor radica en el buen uso que haga de su “argumentación”; sin embargo, mucho me temo que una mayoría abrumadora de estos profesionales nunca se ha acercado a lo que hoy se conoce como Teoría de la Argumentación. En todos los ámbitos de la vida laboral y personal ponemos en juego nuestras capacidades discursivas apuntando a diferentes objetivos: hacer valer una propuesta de acción, justificar una decisión ya tomada, solucionar una disputa, negociar un acuerdo favorable, etc. En cualquiera de estas situaciones necesitamos recurrir a herramientas argumentativas que sirven tanto para gestionar y comunicar la información de la que disponemos, como para evaluar los argumentos alternativos de quienes forman parte del proceso. Aun así, podemos percibir que, en general, en nuestros medios académicos hay una cierta indiferencia con respecto a los estudios sobre la argumentación y ello resulta inexcusable, tomando en cuenta que para poder ejercer su propia reflexión necesitan de los argumentos. Hace poco tiempo, un grupo de estudiosos iberoamericanos de la Teoría de la Argumentación iniciamos el proceso de creación de la Sociedad Iberoamericana de Argumentación teniendo como marco el I Congreso Iberoamericano de Argumentación, celebrado en agosto de 2019, en la Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Allí, se discutieron los pasos siguientes a realizar de manera de concretar dicha creación; a las pocas semanas de ese Congreso, destaca un esfuerzo gigantesco llevado a cabo por José Alhambra Delgado y Hubert Marraud (UAM), quienes nos han obsequiado una extraordinaria bibliografía de teoría de la argumentación en español, que puede ser consultada en http://sibarg.org/bibliografia-de-teoria-de-la-argumentacion-en-espano. Asimismo, hicimos circular una lista de diversas revistas donde podían ser publicados los artículos de los investigadores, que cumplan, obviamente, con los requisitos de cada una de esas publicaciones.  
  • Núm. 37 (2020) enero-junio 2020. Lógoi. Revista de Filosofía
    Núm. 37 (2020)

    Desde la segunda mitad del siglo XX hasta los días que nos transcurren, hemos vivido la filosofía en una de atmósfera de pasadizo, de travesía, de camino que anuncia un curso hacia otros tiempos. Atravesamos cosmovisiones, lenguajes, sistemas, verdades que comenzaron a develarse en ‹‹crisis››, que dieron paso a otras maneras de pensar el mundo y que, de formas distintas, conocimos como postmodernidad. Nuestras reflexiones transcurrían en medio de aires fronterizos, de discusiones con el ‹‹pasado››, de reivindicaciones, mientras comprendíamos que la filosofía se revelaba más próxima al cuerpo, al diálogo, al rizoma o la deconstrucción. Esas reflexiones tendieron puentes para revisar profundamente nuestras epistemologías, para reconocernos diversos y situados –y no conciencia pura o trascendentales–, para pensar lo plural sin separarnos del mundo, diluyendo otredades, dualismos y encontrando perspectivas. Esa postmodernidad, además, no significó un ‹‹tránsito›› –al menos no, hasta ahora– hacia un nuevo ajuste, hacia otro terreno estable, de acomodo, como soñaban algunas voces que imaginaban la era postmoderna como una suerte de Renacimiento. Nada obliga a los caminos diversos de revisión y cambios a conducirnos a otro tiempo de fundamentos, a otro proyecto que nos ordene la vida; esa aspiración aún evoca, secretamente, los tiempos modernos. Aunque tampoco podemos asegurar que no ocurra. Esas revisiones complejas de finales de siglo e inicio de milenio, que no mostraron ánimos de fundar o fundamentar, que se encontraron con la fuerza olímpica de la tecnología, nos han permitido llegar hasta estos tiempos asombrosos que atravesamos hoy, que se distinguen, muy especialmente, porque anuncian ‹‹pasado››. Porque vaticinan lo nuevo o lo que sin lugar a duda ha de venir. Tiempos en los que ya no se dialoga propiamente con lo pensado o lo sucedido, sino que anuncian lo que se ha dejado atrás. Si bien los ‹‹nuevos tiempos›› renacentistas o modernos, por ejemplo, asumieron lo mismo con relación a sus antecesores, nosotros, sin embargo, estamos ante una irrupción indetenible del dominio del prefijo latino post. Postverdad, postfotografía, postpresente, postdemocracia, postilustración, postantropocentrismo, posthumanismo... et alia. Nunca fue fácil definir postmodernidad, al menos en un sentido claro y compartido. Pero ante la postpostmodernidad, eso tal vez ya no sea lo relevante. Pero de todos los post que nos visitan, o que nosotros visitamos, nos toca pensar filosóficamente en uno, el posthumanismo. No podemos trazar tiempos precisos, pero se trata, como bien se afirma, de la filosofía de nuestra época. Esa primacía del post, ‹‹después de››, nos lleva necesariamente a la pregunta: ¿qué es lo que tan insistentemente queremos dejar atrás? O, en un tono más posthumano, ¿qué cosas son las que es preciso dejar atrás? El plural es importante. Y cada uno, desde su oficio y reflexión, nos dirá qué se implica en esa despedida a la fotografía, la Ilustración o la verdad. En el caso que nos ocupa, la despedida es a ‹‹lo humano››, a las humanidades. Debemos saber, entonces, qué estamos abandonando y qué es lo que viene ‹‹después››. Desde la perspectiva del posthumanismo, se está repensando, deconstruyendo, develando –con herencias nietzscheanas, foucaltianas, deleuzianas, entre otras– la noción de lo humano, del hombre como lo hemos concebido hasta ahora, mientras apuntamos hacia una nueva comprensión. Podemos comenzar a plantearlo desde la conciencia ecológica de nuestros tiempos, la urgencia de corregir nuestros excesos contra la naturaleza, la irrupción determinante de la tecnología, la reflexión y apertura hacia lo plural y lo diverso. En ese encuentro de conciencias y cambios se ha mostrado con apremio repensar lo humano.
  • Núm. 36 (2019) julio-diciembre 2019 Lógoi. Revista de Filosofía.
    Núm. 36 (2019)

    Esta edición ofrece una variada selección de trabajos de alta factura intelectual, es por ello por lo que los invitamoscordialmente a consultarlos, esperando que sea de utilidad para estudiantes y docentes de filosofía. El trabajo titulado: Hábitat metafórico. Consecuencias epistemológicas de los planteamientos, de Deborah Rodríguez aborda la metáfora como un tema central para la comprensión de los análisis lingüísticos. Por su parte, los trabajos de María Di Muro, Carlos Contreras Medina y Gustavo La Fontaine son frutos de un seminario dictado en la maestría de Filosofía de la UCAB sobre aspectos epistemológicos de la Critica de la Razón Pura de Kant, y representan un importante esfuerzo por comprender al pensador alemán. En cambio, la profesora Johanna Pérez Daza como especialista en comunicaciones y fotografía se detienen en las consecuencias de la divulgación científica como un problema epistemológico, al que debemos prestar atención. Finalmente, el trabajo del profesor Lahoud nos invita a desmontar algunos mitos sobre el modo de entender la historia del capitalismo.        
  • Núm. 35 (2019) enero-junio 2019 Lógoi. Revista de Filosofía.
    Núm. 35 (2019)

    Esta edición esta dedicada a la interacción entre la filosofía y los estudios culturales, una relación que en las últimas cinco décadas se ha consolidado en las academias anglosajonas y que encuentra su lugar de residencia en los departamentos de lengua y literatura. Por un lado, los teóricos de los estudios culturales encuentran en la filosofía herramientas de análisis para abordar los materiales culturales, que van desde novelas y películas hasta grafitis, arquitectura, radio, moda, videojuegos, etc. Por otro lado, en ese análisis de las narrativas sociales que escapan, la mayoría de las veces, de los cánones académicos tradicionales, los estudios culturales desafían a la filosofía y le muestran nuevos campos para pensar la cultura. En esta edición, se expondrán algunos de los experimentos interdisciplinarios que se están desarrollando en los estudios culturales del siglo XXI, y que entran en dialogo directo con la filosofía.
  • Núm. 34 (2018) julio-diciembre 2018 Lógoi. Revista de Filosofía.
    Núm. 34 (2018)

    Simón Narciso Rodríguez (Caracas-Venezuela, 1769, Amotape-Perú, 1854) fue un filósofo, escritor, político y educador cuya obra es el objeto de reflexión del conjunto de artículos que conforman este nuevo número de Lógoi. Revista de Filosofía. Este insigne americano de entre los siglos XVIII y XIX, pensador de gran originalidad para algunos, volteriano o émulo de Rousseau, para otros, aunque más (des) conocido para otros como el “Maestro de Bolívar”, tuvo una existencia agitada, golpeada por las penurias económicas y, según sus propias palabras, por el desprecio de sus paisanos. Viajó por América y Europa, residió por más de dos décadas en el Viejo Continente y regresó al Nuevo atraído por la oportunidad de servir con sus conocimientos y con su pluma a la causa de la consolidación de la libertad en las nuevas repúblicas hispanoamericanas. Unas repúblicas cuyos inciertos destinos le atormentaban y que por ello lo impulsaron a constatar y reflexionar sobre el estado en que se hallaban sus costumbres, sus sistemas políticos, económicos y sus graves problemas sociales. El grueso de los escritos de Simón Rodríguez, como puede constatar el lector acucioso, tienen puesta su mirada reflexiva en cómo “fundar las repúblicas” hispanoamericanas que han sido “establecidas” por la fuerza y el poder militar. Para Samuel Robinson, otro nombre que usó Rodríguez durante muchos años, el tiempo que sigue al armisticio es el del trabajo del pensamiento. Un trabajo que debe concentrarse en observar, meditar y reflexionar sobre las sociedades americanas para luego proponer cursos de acción en lo político, económico y social. El asunto del día, argumenta Rodríguez, es la instauración de la libertad civil, etapa superior de la independencia política lograda en la etapa de las revoluciones hispanoamericanas.      
  • Revista Lógoi. N°33 Revista de Filosofía
    Núm. 33 (2018)

    Los avances en la ciencia, durante los siglos XX y XXI, provocan una inmensa confianza en su éxito y su universalidad. Afectan a la investigación sobre la lógica de las ciencias, el método científico y nuestras concepciones sobre los qué es una teoría científica y sus métodos experimentales; proporcionan, además, una saludable tensión entre las formas de argumentar del filósofo y su escrutinio sobre las ciencias empíricas. Constantemente se remueven y renuevan muchos de los cimientos filosóficos en los que descansaba la argumentación tradicional sobre nuestra fenomenología, los supuestos ontológicos, la epistemología y el discurrir de la historia. La extensión de las formas argumentativas que aportó la lógica matemática, la lingüística, la teoría de conjuntos, la teoría de modelos y las nuevas premisas de las ciencias empíricas, proporcionan a la actual filosofía de la ciencia y del lenguaje un mayor poder expresivo y precisión en el planteamiento, la evaluación, la desmitificación y la corrección de los problemas de la filosofía clásica. La evaluación de la verdad de las premisas del filósofo se contrasta constantemente con los avances de las teorías científicas y los modelos pasaron a ser una buena parte de la argumentación típica del filósofo actual. Los progresos de las teoría científicas extendieron nuestra perspectiva argumentativa y nos dieron nuevos cánones para el establecimiento de criterios evaluativos de los problemas clásicos de la filosofía. Los trabajos del presente volumen son una muestra de lo que aquí se sostiene. En ellos se tratan algunos problemas clásicos de la filosofía de la mente-cuerpo, la fenomenología y la ontología tradicional con la nueva perspectiva del andamiaje argumental siempre en vista a los desarrollos científicos actuales.
  • Revista Lógoi. N°31/32 Revista de Filosofía
    Núm. 31/32 (2017)

    Hace ya unos años tuvimos la idea de proponer a la revista Logoi la publicación de un número que diera cuenta de los estudios de filosofía antigua que se llevan a cabo en nuestro país. Pensábamos, como ahora seguimos pensando, que sería de provecho mostrar el trabajo de los que aquí se dedican a esta disciplina, a caballo entre la filología y la filosofía, y que en Venezuela ha contado con maestros de la estatura de Juan David García Bacca, Miroslav Marcovich, Guillermo Thiele, Ángel Cappelletti, Blas Bruni Celli o Francisco Bravo.

  • Revista Logoi N° 16
    Núm. 16 (2009)

    Revista Logoi de temas filosóficos
  • Revista Logoi N° 15
    Núm. 15 (2009)

    Revista Logoi de temas filosóficos
  • Revista Logoi N° 14
    Núm. 14 (2008)

    Revista Logoi de temas filosóficos
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