Conductivismo, o pro y contras de considerar todo argumento como conductivo

Autores/as

  • Javier Vilanova Universidad Complutense de Madrid. / España

DOI:

https://doi.org/10.62876/lr.vi038.4636

Palabras clave:

Argumento Conductivo, Deductivismo, Conductivismo, Lógica Informal, Argumentación

Resumen

El deductivismo es la postura que privilegia el modelo deductivo en el estudio de la argumentación. En este trabajo se critica el deductivismo y se propone como alternativa el conductivismo: la postura que privilegia el modelo conductivo. Primero se analiza y discute la tesis deductivista. A continuación, se discute y se ofrece un modelo propio (basado en los clásicos de Wellman y Govier) de argumento conductivo. Por último, se proporciona un argumento conductivo a favor del conductivismo, que pondera ventajas e inconvenientes de esta aproximación respecto a la deductivista.

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.

Citas

Advierto que no es mi intención entrar ahora a debatir el sentido, alcance y corrección de las mismas (algo muy polémico y que supondría un cambio radical de tema), ni siquiera pido al lector que las considere correctas: si opto por utilizar un planteamiento conocido y familiar para todos es para explicar más rápidamente mi punto

Algunas de ellas aparecen descritas en Shecaira, Op. Cit.

Así, por ejemplo, Groarke (define el deductivismo como la tesis de que “all arguments should be understood as attempts at deductive argument.” (Groarke, L., Op. Cit,, p. 1)

Como hace por ejemplo Xie Yin desterrando el razonamiento conductivo al ámbito retórico: ... it is possible to interpret the arguer’s communicative intention as to strengthen her argument not in a way of enhancing its justificatory power, but in a way that mainly increases its persuasive effect, i.e. makes the argument more likely to induce the adherence of the audience. I would like to call this interpretation a rhetorical perspective on conduction, simply because it regards the mention of counter-considerations as some sort of effort aiming for rhetorical concerns to achieve better persuasiveness. (Xie, Y.: “Conductive argument as a mode of strategic maneuvering”, pp. 2-22 Informal Logic 37/1, 2017 p. 5).

D. Hitchcock; “Sampling scholarly arguments: a test of a theory of good inference”, en H.V. Hansen, C.W. Tindale, J.A. Blair, R.H. Johnson y R.C. Pinto (Eds.), Argumentation and Its Applications. Windsor, OSSA. 2002

D. Hitchcock: “The culture of spoken arguments”, pp.1-19, en J. Ritola (Ed.), Argument Cultures: Proceedings of OSSA 09, Windsor, OSSA, 2009.

D. Ross: The Right and the Good, Oxford, Oxford U. P., 1930.

El hallazgo de métodos automáticos de decisión o algoritmos de prueba parece aminorar el problema, pero no lo soluciona, por un lado, porque tan pronto llegamos a la lógica de primer orden con predicados poliádicos aparecen resultados de indecidibilidad, y segundo (no olvidemos este punto) porque hay que interpretar los inputs y outputs del procedimiento de decisión.

En última instancia esto podría explicarse por el hecho de que todos nuestros conceptos normativos (como el resto de conceptos) funcionan al modo de las semejanzas de familia de Wittgenstein, no aportando condiciones necesarias y suficientes sino una red flexible de parecidos y diferencias entre casos. Marraud formula muy acertadamente esta conexión entre argumento conductivo y semejanza de familia en H. Marraud: “Sobre la definición de los argumentos conductivos”, versión del autor disponible en Academia.edu, 2018.

Es interesante observar cómo Govier justifica este último ejemplo apelando a nociones de filosofía de la ciencia muy estándares y hasta “clásicas”: To argue that a proposed explanatory hypothesis is better than its alternatives one needs to argue that it is more plausible, simpler, and has greater explanatory power. What makes conductive arguments necessary in this context is the fact that these are distinct aspects relevant to the merits of a scientific hypothesis, and they have to be considered together to determine its merits. (T. Govier:A practical study of argumentation, Belmont, Wadswort, 2010, p. 354). Véase D. Hitchcock: “Appeal to Considerations”, pp.195-237, Informal Logic 33-2, 2013) para una amplia lista de los ejemplos de Govier.

Groarke, L., Op. Cit., p. 9.

Groarke 1992, Shecaira 2018. F. P. Shecaira: “The Value of Methodological Deductivism in Argument Construction”, pp. 471–501, Informal Logic 38/4, 2018)

Govier, T., A practical study of argumentation, p. 357.

Ibid., p. 373.

Ibid., p. 476.

Johnson, R., Op. Cit., p. 24

J. Wenzel: “Three Perspectives on argument: Rhethoric, Dialectic, Logic”, pp. 9-26 en R. Trapp y K. Schuetz (eds.), Perspectives on Argumentation: Essays in honor of Wayne Brockriede, Prospect Heights, Waveland Press, 1979.

Las palabras exactas de Wellman son: that sort of reasoning in which 1) a conclusion about some individual case 2) is drawn non-conclusively 3) from one or more premises about the same case 4) without any appeal to other cases. (C. Wellman: Challenge and Response, Justification in Ethics, Carbondale & Edwardsville: Southern Illinois University Press, 1971, p. 52).

Las relaciones entre Deductivismo y Pragmadialéctica son amplia y concienzudamente exploradas en L. Groarke: “Deductivism within pragma-dialectics”, pp. 1-16, Argumentation, 13, 1999.

Lo que yo denomino “deductivismo intepretativo” y “deductivismo evaluativo” corresponden respectivamente a las nociones de “interpretative deductivism” and “evaluative deductivism” introducidas por Godden (D. Godden; “Deductivism as an Interpretive Strategy: A Reply to Groarke’s Recent Defense of Reconstructive Deductivism”, pp. 168-183, Argumentation and Advocacy 41/3, 2005) inspirándose en las ya clásicas dos tareas para el lógico propuestas por Johnson (R.H. Johnson, R. H.: Manifest Rationality: A Pragmatic Theory of Argument. Mahwah, Lawrence Erlbaum, 2000). En aras de la exhaustividad, yo he optado por recortar las tesis lata y reconstructiva de las de Godden, añadir la tesis normativa para recoger lo que Shecaira denomina “methodological deductivism” (F. P. Shecaira: “The Value of Methodological Deductivism in Argument Construction”, pp. 471–501, Informal Logic 38/4, 2018), así como la tesis platónica y la tesis residual que está muy próxima a lo que Johnson denomina “deductivismo latente” (R. H. Johnson: “Informal Logic and Deductivism”, pp. 17-37, Studies in Logic 4 (1), 2011).

Me parece detectar algún rastro de este deductivismo residual incluso en los críticos más enconados con el deductivismo. Así, por ejemplo, Johnson acaba “concediendo” al deductivista el ámbito lógico como un remedio para evitar su influencia en el ámbito dialéctico: de The solution is to keep the categories distinct. That means recognising that the deductivist view is correct when it comes to entailment, but not when it comes to inference, or to argument (R. Johnson, “Informal Logic and Deductivism”, p. 28)

No es de extrañar que al observar las conductas argumentativas de personas reales A. Kahneman y A. Tversky se hayan encontrado respecto a la lógica probabilística lo mismo que se encontraron A. Luria o P.C. Wason respecto a la lógica deductiva: que no seguían las leyes de sus respectivas lógicas. Unos y otros, diré, sacan la conclusión equivocada: no que su teoría está mal (ya que la gente razona de otro modo), sino que la gente razona mal (porque no sigue su teoría). Véase J. Vilanova: Filosofía de Sentido Común, Madrid, Guillermo Escolar, 2020, capítulo 4 para una amplia discusión de este punto.

Para una descripción de la estrategia véase R. H. Ennis: “Identifying implicit assumptions”, pp-61-86, Synthese, 56, 1982.

Para un tratamiento de argumentos inductivos como conductivos véase R. C. Pinto.: “Weighing Evidence in the Context of Conductive Reasoning”, pp. 104-126, en Blair, J. Anthony y Johnson, Ralph H. (eds.), Op. Cit.

Por ejemplo, añadiendo como Hansen a modo de premisa implícita la cláusula “On Balance” (OB) que enuncia que los pros pesan más que los contras (Hansen, H. V., “Notes on balance-of-consideration arguments”, pp. 31-51, en J.A. Blair & R.H. Johnson (Eds.), Conductive Argument, An Overlooked Type of Defeasible Reasoning, Londres, College Publications, 2011).

Por poner un ejemplo simple pero muy ilustrativo, lo que pueden ser razones suficientes (frente a las razones en contra) para declarar al acusado culpable cuando la pena sea una pequeña multa económica pueden no serlo cuando la pena va a ser cadena perpetua.

R. Carnap, R.: Logical Foundations of Probability, Berkeley, University of California Press,1950.

R. Fogelin: “The logic of deep disagreements”, pp. 3-11Informal Logic, 25(1), 2005.

Shecaira, F. P., Op. Cit., p. 478,

T. Govier: “Critical Review of Wellman’s Challenge and Response”, pp. 10-15, The Informal Logic Newsletter 2(2), 1979.

T Govier.: Op. Cit., pág.363, p. 373.

T. Govier.: “What is a good argument?” págs.393-409, Metaphilosophy, 23/4, 1992.

Toulmin, S.: The Uses of Argument, Nueva York, Cambridge U.P., 1958.

Véase D. Hitchcock, Op. Cit., p. 199).

Véase Luis Vega: Si de argumentar se trata. Barcelona, Montesinos, 2003, para una exposición pormenorizada. Para una aproximación más tangencial véase J. Vilanova:” Fundamentación y Justificación en nuestras prácticas argumentativas (o sobre si debemos o no debemos seguir el modus ponens)”, pp. 1-18, Revista Iberoamericana de Argumentación, Vol. 6, 2013,

Publicado

2020-08-18

Cómo citar

Vilanova, J. (2020). Conductivismo, o pro y contras de considerar todo argumento como conductivo. Lógoi. Revista De Filosofía, (038), 201–233. https://doi.org/10.62876/lr.vi038.4636