Estrategias colaborativas para el cuidado del planeta Tierra
desde la Región Guayana
Collaborative strategies for the care of planet Earth from the Guayana Region
Miguel Centeno, S.J.
Compañía de Jesús en Venezuela
Correo: miguelcentenosj@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0009-0002-4360-1693
Resumen
El Cuidado de la Tierra, nuestra Casa Común, es una necesidad urgente. Hace falta acciones concretas para avanzar en un modelo de crecimiento, que haga sostenible la vida de todos en la amplia biodiversidad del planeta. Este artículo de reflexión aborda el concepto de desarrollo sustentable desde las acciones en curso en la región guayanesa, con la articulación promovida por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), extensión Guayana, y sus alianzas en la zona. Su objetivo es ofrecer una reflexión basada en los aportes de las estrategias colaborativas de investigación y acción para el Cuidado de la Casa Común, desde las labores que se ejecutan y los estudios que se vienen realizando por parte de las obras de la Compañía de Jesús en la región de Guayana del estado Bolívar en Venezuela, destacando su actuación sobre el fenómeno generado por el Proyecto del Arco Minero del Orinoco y la minería no controlada. Se partió de la revisión de conceptos afines al tema y su presencia en las investigaciones y acciones en desarrollo como soporte de las estrategias colaborativas identificadas; además de una revisión hemerográfica de los artículos de investigación y reflexión de la revista Guayana Sustentable, como una de las fuentes relevantes junto al portal Observatorio de la Región Guayana y otras fuentes, encontrando importantes elementos hacia un paradigma deseable. Como reflexión abierta, se destacan algunas propuestas realizadas desde la UCAB para la formación de líderes integrales desde la perspectiva del desarrollo sustentable, apoyado en el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI).
Palabras clave: Sustentabilidad, Cuidado de la Casa Común, Arco Minero del Orinoco, UCAB, Paradigma pedagógico ignaciano.
Abstract
Keywords: Sustainability, Care of Our Common Home, Orinoco Mining Arc Project, UCAB, Ignatian Pedagogical Paradigm.
“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.
San Francisco de Asís
El planeta Tierra es nuestra casa. Es de momento el único hábitat en todo el universo conocido por el hombre en el que los seres vivos que la pueblan pueden subsistir. En ese sentido, cuidar de todo y de todos es vital para la perdurabilidad de la vida en todas sus formas. Este ínfimo, pero vivo y necesario espacio del universo en expansión, es el lugar que ofrece hasta el momento las condiciones necesarias para vivir. Estas consideraciones han sido fuente de muchos debates en la búsqueda de soluciones a la crisis ecológica que vivimos, no solamente los seres humanos, sino todos los seres vivos que habitan el planeta.
El Papa Francisco inicia su Carta Encíclica Laudato Si (24 mayo 2015) con ese canto del Poverello de Asís que se introduce como epígrafe de este artículo, señalando que ese himno nos recuerda que “nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos” (p. 1). ¿Existe esta conciencia como cultura en nuestro tiempo? La respuesta es compleja. De entrada, es un sí, aunque aún no esté arraigada en las personas. Como bien plantea Naredo (1997) “hace falta que la sociedad reaccione a las señales de deterioro en las condiciones de habitabilidad de la Tierra, corrigiendo el funcionamiento del sistema económico que lo origina” (p. 1). Estamos impelidos a reconducir el modo de interactuar con la naturaleza. Se hace imperativo un cambio de paradigma que asegure la supervivencia del planeta Tierra, y de los que habitamos en ella, hermanados todos, como señala San Francisco.
El objeto de estudio en este artículo de reflexión es determinar a cuál paradigma pudieran responder los estudios que se vienen realizando, y las acciones que se ejecutan en las obras que la Compañía de Jesús tiene en la zona guayanesa, con la Dirección de Extensión Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en la región, destacando su actuación sobre el fenómeno generado por el Decreto del Arco Minero del Orinoco y la minería no controlada. Me propongo ofrecer una reflexión basada en los aportes de las estrategias colaborativas de investigación y acción para el Cuidado de la Casa Común, apoyándome en las acciones que se ejecutan y los estudios que se vienen realizando por parte de la UCAB Guayana, como una de las obras de la Compañía de Jesús en esa vasta región al sur del estado Bolívar en Venezuela. Parto de la noción de sustentabilidad, que pudiera soportar al paradigma subyacente en ellas.
Estrategias colaborativas de articulación y su paradigma
Desde la UCAB se viene realizando un trabajo de articulación de iniciativas y voluntades en la consecución del Cuidado de la Casa Común. La perspectiva de la acción conjunta interprovincial ha sido una de las estrategias de colaboración clave. Se han trazado como tarea, en sinergia, la búsqueda de una ecología integral en la más vasta aún región panamazónica y, más concretamente, en la realidad local que abarca los estados que conforman la Región Guayana (Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas).
Antes de ir adelante, me adentro en la reflexión que ha habido sobre el uso de términos entre sostenibilidad y sustentabilidad. En 1980, se acuña el término sustentabilidad en la Estrategia Mundial para la Conservación, preparada por la Unión internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Según López Ricalde et al. (2005), aparece en la sección Hacia el desarrollo sustentable, identificando “las principales causas de la pobreza y destrucción de los hábitats, presión demográfica, inequidad social y los términos del comercio” (p. 4). Se observó que tal documento hizo más énfasis en lo ecológico frente al desarrollo económico, dando prioridad a tres aspectos: “el mantenimiento de los procesos ecológicos, el uso sostenible de los recursos y el mantenimiento de la diversidad genética” (López Ricalde et al., 2005, p. 4). De modo que, pareciera haber una discrepancia de términos que deberían apuntalar hacia un mismo horizonte.
Es en el año 1987 que aparece un adjetivo calificativo más cónsono con el sustantivo Desarrollo, por las líneas de acción que se trazarían. Se trata de la sostenibilidad que, con el concepto de Desarrollo sostenible o duradero, se posiciona en el ámbito internacional cuando se acuña tal concepto en el Informe Brundtland. Con ello se busca llenar el vacío que el concepto de Desarrollo Sustentable parecía dejar. Así es como se define la nueva frase, diciendo que es “Aquel desarrollo que satisface las necesidades presentes sin comprometer las opciones de las necesidades futuras” (Naciones Unidas, 1987, p. 59). Este nuevo concepto no desestima al anterior; llega a explicitarlo claramente al referir la necesidad de atender tanto a la satisfacción de los seres humanos en lo que da sustento a sus vidas, como a cuidar del sano equilibrio que debe mantenerse entre los avances de las ciencias y la tecnología con los ecosistemas.
Cabe resaltar que, en la medida en que se ha avanzado en las reflexiones sobre la sostenibilidad o sustentabilidad, estos nuevos conceptos han ido ajustándose cada vez más a dar la debida relevancia a la responsabilidad social que debe tener el Hombre, siendo consciente de cuidar el hábitat donde convive con otras especies. Es su obligación moral procurar la armonía necesaria entre “el crecimiento económico, la preservación de los recursos naturales, la reducción del deterioro ambiental, la equidad social, todo en un contexto de gobernabilidad política en todos los niveles, local, regional, nacional y global” (López Ricalde et al., 2005, p. 4). De ahí que, prácticamente, tanto al término sostenible como al de sustentable, se les ha tratado indistintamente, pretendiendo darles la misma connotación.
Además de la caracterización que ofrecen estos autores, otros se adentran en el debate de términos entre sostenibilidad y sustentabilidad. Así, Rivera-Hernández et al. (2017) sostienen que el concepto de desarrollo sostenible es más propio de países desarrollados, atendiendo a aspectos económicos en una lógica de mercados, mientras que el de desarrollo sustentable, responde más a una redimensionalización total de los procesos de producción, consumo y distribución de los recursos naturales. Igualmente, lo sostenible o sostenido atiende más al crecimiento del sistema productivo sin descuidar el uso racional de los recursos naturales; mientras que desde un enfoque de sustentabilidad lo central está en “la conservación de los recursos naturales, mediante su uso racional y controlado; o sea, no se trata de no utilizar los recursos, sino de hacerlo de una manera que se garantice su conservación a futuro” (p. 64).
Ahora bien, más allá del debate de términos más pertinentes o no, según paradigmas de crecimiento, se hace imperativa la necesidad de acordar políticas que aseguren una continuidad de todas las especies y ecosistemas que pueblan nuestro planeta. Desde una simbiosis armónica se podrá garantizar la coexistencia y mutuo aprovechamiento sin extinguir ninguna de las partes. De acuerdo con Guimarães (1994), para lograr tal propósito se hace urgente “examinar las distintas opciones económicas globales para la superación de los desafíos actuales, por sus implicaciones respecto de los objetivos de equidad social, de ciudadanía y de calidad ambiental” (p. 54).
Hecho el recorrido por algunas de las reflexiones que han surgido como debate de términos, considero que el concepto de desarrollo sustentable, más utilizado en Latinoamérica, responde mejor a lo que se busca como propósito en los estudios que se vienen realizando en la Región Guayana, desde el respaldo de la UCAB en su extensión regional. Aun cuando parecieran utilizarlo de modo indistinto, nominalmente y en la praxis, muchas acciones parecen responder a este modelo. En este sentido, este paradigma de crecimiento progresivo de las naciones, en los diversos aspectos que atañen al concepto de desarrollo sustentable, se percibe como el modelo que subyace a una importante representación de los estudios y las acciones que se vienen realizando, desde un enfoque de cuidado y preservación de todos los ecosistemas que se interrelacionan en el planeta, sin desatender la realidad social y de desarrollo económico.
Las naciones del mundo se han visto en la necesidad de abordar estos temas. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha aglutinado a un conjunto importante de países en un interés común por el desarrollo sustentable. Pero también, la Iglesia Católica, universidades y algunas Organizaciones no Gubernamentales (ONG) han formulado reflexiones y aportado propuestas y soluciones recogidas en documentos, que dan cuenta de que hay una conciencia superior de salvaguarda de la tierra.
En la orden religiosa de los jesuitas, recientemente se ha planteado la necesidad de hacerse cargo de esta realidad de cuidado del planeta. Se trata del documento titulado Preferencias Apostólicas Universales (PAU, 2019), carta dirigida a toda la orden por su Superior General, P. Arturo Sosa, S.J. En ese oficio los jesuitas son invitados a Colaborar en el cuidado de la Casa Común, como la cuarta de sus preferencias apostólicas, enmarcados en la Carta Encíclica Laudato Si del Papa Francisco, desde un trabajo junto con todos sus colaboradores en la misión y entre sí. De esa manera, se proponen:
Colaborar con otros en la construcción de modelos alternativos de vida basados en el respeto a la creación y en un desarrollo sostenible capaz de producir bienes que, justamente distribuidos, aseguren una vida digna a todos los seres humanos en nuestro planeta (Sosa, 2019, p. 5).
En la Provincia de Venezuela, los jesuitas han sido invitados a materializar esta preferencia apostólica, siguiendo las orientaciones dadas en el documento citado. Así, en alianzas con otras provincias procuran dar respuesta a esta realidad mundial de imperiosa e ineludible atención. De ahí que, en su documento intitulado Plan Apostólico de Provincia 2021-2026 (2021), se trace como quinto objetivo estratégico de gestión integral, “Colaborar en el cuidado de la Casa Común, construyendo modelos alternativos de vida basados en el respeto a la creación y un desarrollo sostenible” (p. 9). Al mismo está íntimamente unidos, el primero de esos objetivos estratégicos, que responde a la opción por los pobres, víctimas, descartados y más vulnerables; igualmente, el segundo, sobre fortalecimiento de la sociedad civil, y el octavo en torno a la sostenibilidad.
Ahora bien, en la Región Guayana es imperativa la atención y obligada acción en favor del cuidado de la tierra. ¿Qué ha hecho la Compañía de Jesús en esa dirección? Muchas acciones se han venido realizando desde la UCAB Guayana con sus aliados. Parte de ellas se encuentran reflejadas en la literatura que se ha producido en relación con el desarrollo sostenible o la sustentabilidad de la vida sobre nuestra casa común. La reflexión sobre el Macizo Guayanés, conocido como el pulmón derecho de la tierra, ha sido objeto de artículos y estudios por una mayor concientización y progresivo empoderamiento de un nuevo modo de interacción con el ecosistema en el que nos desenvolvemos. En la reunión de la Panamazonía en septiembre de 2022, la UCAB Guayana pudo presentar el trabajo que vienen realizando en la zona desde su Unidad de Extensión social universitaria. (DESU).
Cabe resaltar que la UCAB Guayana es la única universidad de la Compañía de Jesús ubicada en territorio panamazónico. La Orden religiosa de los jesuitas participa activamente en la Red Eclesiástica Panamazónica desde hace aproximadamente cinco años. Del reglamento que da sustento a lo que realizan refieren cómo su misión está vinculada a una relación permanente con las comunidades, de modo articulado con ellas para “influir en los procesos de transformación social, vinculándose a la búsqueda de soluciones e interpretaciones de los problemas sociales” (Reglamento de Extensión Social Universitaria. No. 2.59. Fecha 3 de marzo de 2020). Esto se lo proponen a través de acciones como la docencia, la investigación y otras formas de extensión, como algunos de los pilares fundamentales del quehacer universitario.
Inspirados en la preocupación del Papa Francisco ofrecen un conjunto acciones que liderizan el modo como los jesuitas se hacen presente en la zona; así, atienden la situación de los pueblos indígenas y a la situación ambiental de la Amazonía. Esa preocupación del Papa es reforzada por las Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús, de acompañar a los más vulnerables y del Cuidado de la Casa Común. Pero, ¿cómo lo vienen haciendo? Desde el año 2012 vienen manteniendo Conversatorios anuales cuyos temas han estado referidos a la Educación, Ambiente y DDHH. Igualmente, han ofrecido de agosto a noviembre de 2022 la Formación de Líderes Socioambientales a una población directa de 112 interesados y una población indirecta de 896. Además de la visibilización a través de las redes sociales como parte de su política comunicacional con el lema: Informar es Formar.
Todo ello lo han podido hacer en alianzas internas con la Coordinación de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB Guayana (CSA-UCAB), el Centro de Estudios Regionales (CER-UCAB) y la Oficina del Centro de Derechos Humanos (CDH-UCAB), además de las externas como el Vicariato de Puerto Ayacucho, las Damas Salesianas, REPAM, Vicariato de Delta Amacuro, Capitanía de Manak-krü, Capitanía de San Antonio del Morichal, Fe y Alegría Manak krü y las organizaciones Kapé Kapé y Clamor. Las zonas de incidencia directa han sido Maniapure en el municipio Cedeño, estado Bolívar; Tucupita, estado Delta Amacuro; Puerto Ayacucho, municipio Atures del estado Amazonas y San Antonio de Morichal, Manak krü del municipio Gran Sabana en el estado Bolívar. Esto permite apreciar el esfuerzo explícito y comprometido de todo un conjunto más amplio de instituciones hermanadas por ofrecer calidad de vida a quienes hacemos parte de esta Casa Común que a todos nos alberga.
A su vez, las alianzas internas llevan un trabajo bien ponderado en sus áreas de incidencia, que presento de modo sucinto para ofrecer un panorama más amplio y aterrizado de lo que surge de cada una de estas alianzas que, como se verá, involucran a otros actores asociados en un mismo propósito. La primera de ellas a visibilizar es la Coordinación de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB Guayana que tienen como misión la tarea de “contribuir a lograr una universidad que contribuya con el proceso de transformación hacia un país sostenible, constituyéndose en referente nacional e internacional por la incorporación de contenidos de sostenibilidad en sus funciones sustantivas.” (Cordero, 2022, diapositiva 2). Desde ahí se ofrecen cátedras con contenidos de sustentabilidad como la Formación y sensibilización personal en las aulas y la Cátedra institucional Ecología Ambiente y sostenibilidad (EAS).
En el área de investigación se ofrecen las cátedras de contenido socioambiental en Liderazgo ambiental comunitario. A ellos se suman el Proyecto estratégico Realidades de la Amazonía en los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro; el Proyecto estratégico Aula Verde, en alianza con Fe y Alegría y la Alianza Climática Venezuela del Comité de Educación-Amazonía, desde el Proyecto mancomunado de Cuidado de la Casa Común, con maestros de 8 escuelas para el desarrollo de proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático en los municipios Gran Sabana, Angostura del Orinoco y Caroní; la Auditoria de certificación Sistema de Gestión Ambiental ISO 14001:2015 (julio 2023); la colaboración con la Red de Homólogos de Ambiente y Sustentabilidad (AUSJAL) con Green Metric, Laudato Si, Race to Zerro y la Revista Digital Sanando la Tierra y, los Foros Guayana Sustentable. Además de la búsqueda de financiamiento para tres proyectos que son Zoocriadero de tortuga Arrau, Bosques comunitarios y Reutilización de aguas de lluvia, módulo II de la UCAB, extensión Guayana.
La segunda alianza principal de gran proyección ha sido el Centro de Estudios Regionales de la UCAB Guayana, desde su línea asociada a los Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas y sus reflexiones sobre la Región Guayana y su sustentabilidad. En su objetivo en la línea asociada a los Pueblos y Comunidades indígenas, se plantea “realizar investigaciones que respondan a las necesidades de los pueblos y comunidades indígenas, a partir de las reflexiones sobre sus derechos colectivos”. (CER-UCAB, 2022, diapositiva 1) Desde ahí lleva adelante Proyectos de Investigación como la Concepción de la educación intercultural bilingüe en pueblos y comunidades indígenas de la Región Guayana y la Aplicabilidad de la jurisdicción indígena dentro del sistema de justicia venezolano. Caso Tribunal Indígena Pemón, sector VI.
Aunado a ello ofrece varias opciones de estudios como el Seminario electivo sobre los derechos fundamentales de los pueblos indígenas; el Taller sobre derechos indígenas con participación de estudiantes indígenas, en derechos humanos, derechos colectivos, territorialidad, cultura, identidad, jurisdicción indígena, entre otros; y las Asesorías en derechos indígenas a sus líderes.
Pero una de las obras que llevan desde otra de sus líneas de investigación es la de publicaciones de trabajos realizados por los investigadores del CER-UCAB y de otras organizaciones o personas. Desde ella se recoge una muy valiosa reflexión permanente en relación con la realidad local, respondiendo así a su objetivo general de
Propiciar, promover, diseñar y coordinar líneas de investigación orientadas, fundamentalmente, al estudio de problemas relacionados con la interacción humana en el espacio, cuyo carácter regional, intrarregional e interregional pueda definirse atendiendo a criterios naturales, político-territoriales, económicos, sociales, educativos o culturales (CER-UCAB, s.f.).
Una concreción de ella es la revista virtual Guayana Sustentable, donde se encuentran digitalizados 23 números. Son numerosos los artículos que resaltan por su contenido directamente dirigido al tema abordado.
En sus primeros 15 números destacan artículos asociados al Desarrollo sustentable, abordado desde diversas ópticas como lo ambientalista, pasando por lo histórico, cultural, social, empresarial, tecnológico, educativo, hasta lo ético y moral. Entre los números del 16 al 23 se pueden encontrar artículos que resaltan la realidad concreta de afectación en la Amazonía venezolana, con situaciones tanto en la población como sobre recursos naturales tan vitales como el agua, la flora, la fauna, hasta en la misma orografía, generadas por el Arco Minero del Orinoco, producto del extractivismo. Igualmente, se pueden encontrar reflexiones en torno a alternativas de solución, propuestas de diversa índole, tanto histórica como cultural, economicista, promocional del turismo y los derechos de la población indígena, entre otros.
En el N° 20 de la revista Guayana Sustentable (2020) se encuentran dos valiosísimos artículos que destacan por dos aspectos significativos: la denuncia y proposición de alternativas a la realidad de devastación que representa el Arco Minero del Orinoco. El primer artículo es “Voces contra la depredación minera” del Dr. Francisco Javier Velasco. En el mismo, el autor aborda la problemática del extractivismo minero en la región, dirigiendo una firme crítica al Arco Minero del Orinoco y la minería no controlada en general. Advierte cómo este fenómeno determina los modos de economía interna y de exportación, con una gran repercusión tanto en la conservación ambiental como en lo social, cultural y político. Velasco critica la falta de protección del patrimonio natural, los aspectos laborales, de salud y ambientales en los proyectos mineros, destacando que estos no cumplen con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) ni con el Plan de la Patria (2019-2025).
Pero, además, el autor denuncia los efectos negativos de la deforestación, la contaminación por mercurio y cianuro, y la devastación ambiental, producto de la minería no controlada y sus efectos perjudiciales para los ecosistemas. Velasco también menciona la desestabilización social y económica, el aumento de la violencia y la violación de derechos humanos y comunitarios. Hace una fuerte crítica al Estado con su propaganda oficial contradictoria de la minería no controlada como solución a los problemas ambientales y sociales, y la realidad histórica que muestra lo contrario; pero también a la falta de consultas previas con las comunidades afectadas y la participación de mafias y cuerpos de seguridad del Estado en la explotación minera no controlada. Termina abogando por una reconsideración de las políticas extractivas en favor de la protección del medio ambiente y las comunidades locales. Considero que es una voz firme y profética en medio de la realidad de ecocidio que se perpetra en la región guayanesa.
El otro artículo relevante es el titulado “Propuesta de Desarrollo Sustentable para la Región Guayana” del Dr. Arnoldo Gabaldón. En su reflexión, el autor expone tres problemas críticos a destacar: la parálisis de la industria, la crisis económica y social, y los problemas ambientales aunados al minero. Como solución hace una propuesta en nombre del Grupo Orinoco. Consiste en un plan metodológico y prospectivo que busca involucrar a diversos actores, para formular una estrategia a largo plazo que permita el desarrollo sostenible de la Región Guayana, considerando tanto el contexto nacional como internacional. De esta manera, considera que se puede hacer frente a los desafíos políticos y sociales actuales.
Resulta interesante su planteamiento en la línea de la formulación de estrategias colaborativas entre un amplio número de actores nacionales y regionales, como él mismo lo sugiere, dando a la UCAB un papel central de articulador de iniciativas de las distintas alianzas posibles. Cierra su artículo desestimando que haya alguna posibilidad de llevar adelante el guion que propone en medio del contexto que se vive en la región. Tanto el Decreto del Arco Minero del Orinoco como todo el conjunto de realidades adversas que le acompañan, que solo puede cambiar con la voluntad determinada de una sociedad que haga posible el cambio político necesario.
Hasta acá lo que al presente ha producido la revista. La riqueza de estos artículos es invaluable en toda su extensión. Ofrecen propuestas y reflexiones muy interesantes que van desde las disertaciones históricas hasta denuncias y propuestas alternativas. Destacar estos artículos ayuda a visibilizar la magnitud del estado en que se encuentra la situación en nuestra Amazonía, pero permite comprender cómo se suman voluntades para ofrecer alternativas de solución de manera articulada. Las estrategias colaborativas que de estas reflexiones surgen, pero además se concretan, abre horizontes de esperanza de rescate de nuestra madre tierra, nuestra casa común.
He considerado pertinente esta referencia a artículos de la revista como un aporte a quienes pudieran estar interesados en una mayor profundización de los temas ahí tratados, en relación con el abordado en este artículo. Pero, en particular, he querido destacar los dos artículos del N° 20 de la revista, por la importancia que tiene sumarse a las voces que denuncian la realidad de ecocidio que se ha generado con el Arco Minero. Aunado a ello, ser una ventana para visibilizar los esfuerzos mancomunados que realizan y pueden ejecutarse de manera colaborativa las diversas instituciones que trabajan en la región. Definitivamente, es reconfortante comprobar que hay futuro esperanzador desde la reflexión de muchos investigadores que muestran su preocupación por defender y cuidar nuestra casa común.
Es de una riqueza invaluable lo que se puede encontrar en los artículos referidos, desde la caracterización de las realidades que afectan positiva o negativamente la sustentabilidad, como medio del cuidado de la hermana madre Tierra; pasando por la denuncia, la exhortación, las iniciativas de muchas organizaciones e individualidades; y sobre todo desde las formulaciones de planes y estrategias junto a reflexiones muy bien ponderadas. Su sistematización y, particularmente, su aplicabilidad en muchos de los artículos, pudieran garantizar grandes avances de cara al crecimiento en el desarrollo sustentable deseado.
Otra de las líneas de investigación acción del Centro de Estudios Regionales y la UCAB ha sido el Observatorio de la Región Guayana (ORG-UCAB, s.f.). Se trata de una valiosa y bien ponderada propuesta de visibilización de “las realidades de las comunidades objeto de estudio, a fin de coadyuvar en la planificación y desarrollo de políticas públicas” (p. 1). Es una ventana abierta para un conocimiento siempre actualizado y permanente de lo que sucede en “los estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas, además de su zona de influencia a la entrada de la Amazonía”; aunque como es aclarado en su espacio virtual, está circunscrito en su primera fase a los municipios del estado Bolívar. Su objetivo es
Generar el acceso a la información sobre las condiciones de bienestar humano con relación a las condiciones económicas y medioambientales de las comunidades de la Región Guayana para la incidencia en el intercambio de conocimiento en red y desarrollo de políticas públicas en el territorio (ORG-UCAB, s.f.).
Su fidelidad al cumplimiento del objetivo general que se trazan es indiscutible. En su espacio virtual es posible encontrar información de primera línea sobre la realidad que atienden. Es una alternativa poderosa para informarse de lo que sucede, pero también para participar aportando ideas, haciendo denuncias y facilitando información de interés común significativa. Entre sus áreas de estudio se destaca como primer frente “El Arco Minero del Orinoco, con todas las implicaciones de cuanto sucede en el territorio que le es propio y sus zonas de incidencia” (ORG-UCAB, s.f.), sin desestimar su atención a la realidad de los pueblos y comunidades indígenas en la región, el ambiente y el bienestar humano.
Resalto en particular el primero de sus frentes de estudio, en tanto que ha resultado ser foco de atención importante por la afectación que genera en toda la región, trayendo consigo la articulación de voluntades para contrarrestar los efectos nefastos de su implementación.
A modo de reflexión abierta
En el análisis de las estrategias colaborativas para el cuidado del planeta desde la región Guayana, es evidente el compromiso a fondo con el paradigma de desarrollo sustentable en la preservación de nuestra Casa Común. El trabajo realizado por la Universidad Católica Andrés Bello, extensión Guayana, en representación de la Compañía de Jesús en Venezuela, refleja una seria responsabilidad por el cuidado del planeta. Las diversas acciones y estudios en curso subrayan la importancia de una colaboración interinstitucional e internacional, con un enfoque particular en la realidad local y las necesidades específicas de las comunidades de la zona.
La reflexión ofrecida en este artículo demuestra que el paradigma de desarrollo sustentable no solo es un planteamiento teórico, sino una práctica real que se materializa a través de iniciativas concretas, como la formación de líderes socioambientales, la realización de conversatorios y proyectos de investigación orientados a la sustentabilidad. Además, las alianzas estratégicas con organizaciones locales e internacionales refuerzan la capacidad de respuesta y acción frente a los desafíos ecológicos y sociales de la región.
Muchas organizaciones hacen denodados esfuerzos por conducir hacia una conciencia ecológica de cuidado del planeta en la actualidad. Resulta esperanzador que haya quienes no dejen la reflexión, pero sobre todo las acciones que puedan favorecer a una mayor concientización acerca del Cuidado de nuestra Casa común. Es un imperativo categórico la incidencia que podamos tener en la conservación del Macizo Guayanés con la reflexión, la denuncia y con las acciones firmes y determinadas en favor de la supervivencia de todos los ecosistemas interactuantes en esa área vital. La articulación de estas diversas actividades son estrategias colaborativas en un propósito común necesario y vital, para la preservación de los recursos naturales en la región guayanesa.
Son muchos los intereses que se juegan en medio de los grandes negocios de trasnacionales y particulares que tienen en la naturaleza la materia prima. Las economías globales están muy comprometidas con beneficios más mercantilistas, que les conducen a un consumo descontrolado. Poco les importa explotar de manera desmedida, en su afán de dominio y control de la naturaleza y sus recursos. El ser humano ha roto con el equilibrio armónico que debería prevalecer entre la raza humana y todos los otros ecosistemas que interactúan en el planeta, convirtiéndose en un explotador destructivo. En un rol depredador genera desequilibrios devastadores en la naturaleza, por falta de control de la vorágine de producción continua de bienes de consumo, tecnología, entre otros, y como consecuencia de su capacidad de inventiva desmedida constante.
Los desmanes que se suceden en los momentos actuales en el Arco Minero y el ecocidio que en el presente se sufre exigen una demanda de acciones claras, precisas y concretas que pongan control a tanta arbitrariedad. Debe ser un compromiso y responsabilidad de todos cuidar de nuestro Macizo Guayanés como parte de un ecosistema mucho más amplio como lo es la Panamazonía. Además de que su gente sea respetada en su dignidad y fortalecida como sociedad.
Como reflexión abierta, es digno resaltar algunas propuestas realizadas desde la UCAB para la formación de líderes integrales dentro de la perspectiva del desarrollo sustentable. Su valioso aporte radica en la aplicación del Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) a las iniciativas de formación que ofrecen. Se trata de una herramienta útil para que los trabajos que se vienen ejecutando en muchas latitudes en favor de una ecología integral, respondan a la Agenda 2030 de la ONU, a la preocupación del Papa Francisco recogida en su carta encíclica Laudato Si y a la invitación de la PAU N° 4 de la Compañía de Jesús.
Considero que los pasos o momentos del PPI se prestan, no solo para hacernos conscientes de la realidad, sino que nos llevan a hacernos cargo de ella, dejándonos afectar por lo que acontece fuera de nosotros. No nos hace impasibles, por el contrario nos abre a la reflexión para actuar en favor de la transformación de aquello que lo amerite. Parte de su riqueza está en la práctica de la examinación reflexiva permanente de todo el proceso conducente a la resolución de realidades problemáticas, de tal manera que, evaluando se pueda discernir en todo momento cuál es el mejor aporte que podemos ofrecer, y ejecutar las acciones transformadoras pertinentes. En total sintonía con este planteamiento, y reseñando la experiencia de la UCAB Guayana en la formación de líderes integrales comunitarios, se encuentran las actividades desarrolladas en varias comunidades de los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, alcanzando un total de 240 participantes.
Sánchez y Cordero (2024) en su artículo “Nos organizamos y cuidamos nuestra casa” recogen el trabajo que se han realizado en el área mencionada en el período 2022-2023, aplicando como metodología la Pedagogía Ignaciana en lo que ellas describen con el nombre de momentos ignacianos, que es lo que conocemos en la Compañía de Jesús como el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI). Una vez que pusieron en contexto la realidad intervenida, abordada como “un sistema en el marco de la Ecología Integral” (p. 1), expusieron el modo como se valieron del PPI.
Ellas lo definen como momentos dinámicos que se interrelacionan entre sí, no siguiendo necesariamente un orden secuencial, sino que en todos los momentos se hacen presentes los otros. Así en la contextualización como en la experiencia, en la acción y en la misma evaluación se hace uso la reflexión. Pero igualmente la evaluación es posible verla aparecer en los otros momentos del Paradigma. Es un enfoque educativo centrado en la experiencia, la reflexión y la acción transformadora, que implicándose entre sí buscan el crecimiento humano desde la participación activa del agente al relacionarse con la realidad, y el fortalecimiento comunitario que se genera con estos momentos.
Desde ese modo de proceder se apuesta por personas que vayan siendo cada vez más conscientes de su entorno, de su propia realidad y la del otro; individuos competentes para poner sus habilidades y conocimientos al servicio de los demás, no siendo indiferentes, sino más bien compasivos y comprometidos con el mundo, con los demás, consigo mismo y con Dios.
Ellas encuentran en la experiencia de aplicar la Pedagogía Ignaciana lo transformadora que puede ser, tanto en el aprendizaje que se adquiere, como en la construcción de una comunidad más fuerte, consciente de sus derechos y comprometida con el desarrollo sostenible. De tal modo que, se ven comprometidas en que los esfuerzos futuros se dirijan en continuar tanto la metodología del trabajo colaborativo con apoyo en los momentos del PPI, para ampliar el alcance de los proyectos de impacto socioambiental en la Amazonía venezolana.
Unos cuatro años antes, Sánchez (2020) presentó la articulación de tres teorías o enfoques educativos entre los que está la Pedagogía ignaciana con sus cinco momentos, al lado del Constructivismo Social de Vygotsky y el Aprendizaje Servicio Solidario de Nieves Tapias, resultando de ello una muy significativa propuesta que promueve el trabajo colaborativo, la acción transformadora positiva del entorno y la implicación de todos los agentes en la generación de conocimientos. Con tal propuesta asoma lo que encontraría una clara explicitación en la experiencia ya referida de la Amazonía venezolana. Destaca en su artículo la pretensión de la UCAB Guayana de desarrollar competencias en los estudiantes que van más allá de lo académico, preparándolos para ser ciudadanos proactivos y profesionales comprometidos con la transformación social, en la aplicación de la Responsabilidad Social Universitaria.
La autora resalta además cómo la clara “relación simbiótica entre las tres teorías, e incluso en los objetivos que la UCAB” apunta a “la formación de los futuros profesionales”, teniendo como propósito “desarrollar la visión de un aprendizaje colectivo, intercambio de saberes, de percepciones, sentimientos, críticas y propuestas” (Sánchez, 2020, p. 17), que contribuyan a prepararlos para ser ciudadanos proactivos y profesionales comprometidos con la transformación social. Para tal fin se valen de actividades desde la Coordinación de Extensión Social Universitaria tales como: Proyectos Especiales y Programas Sociales, Servicio Comunitario del Estudiante Universitario, Voluntariado y Cátedras de Compromiso Social; programas con los cuales se busca promover un aprendizaje significativo, ético y orientado a la acción transformadora, a partir de la integración de teoría y práctica.
La implementación de la Pedagogía Ignaciana en las universidades jesuíticas es una puerta abierta a experiencias que contribuyan al crecimiento humano espiritual, al compromiso social y a la cristalización de sociedades más humanizadas y humanizadoras. Valga referir como significativamente positiva, sugerente y asertiva, la reflexión de Najarro (2012) en el que se dedica a destacar la importancia de la Pedagogía Ignaciana en las universidades jesuíticas, resaltando conceptos clave de la misma, como son el Acompañamiento Personal (Cura Personalis), que sugiere la necesidad de que los profesores se formen no solo en sus disciplinas, sino también en la espiritualidad ignaciana para ser guías del proceso de aprendizaje de sus estudiantes. De esta manera, se garantizaría una enseñanza que no se limite a impartir conocimientos, sino que desarrolle en los estudiantes una visión crítica y constructiva de su realidad.
Según el autor citado, el resultado de ello es una educación integral que toma en cuenta el desarrollo de valores, actitudes positivas, y habilidades emocionales, motivando a los estudiantes a explorar, experimentar y reflexionar constantemente, con el objetivo de formar profesionales capaces de aplicar sus conocimientos de manera ética y transformadora en la sociedad.
Como segundo concepto importante describe las cinco fases o momentos de la Pedagogía o PPI de los que se viene reflexionando, rescatando de cada uno la significatividad que tienen en su aprendizaje la contextualización, la experiencia, la reflexión, la evaluación y la acción transformadora, como él les clasifica. Así, señala que con la contextualización el estudiante se hace cargo de su realidad personal y social; en la experiencia se sensibiliza, interactuando y reflexionando sobre lo que le ha afectado de la realidad desde su disciplina; mientras que en la reflexión se permite un ejercicio de metacognición del modo como aprende y el por qué; ponderando en la fase de evaluación tanto el conocimiento adquirido como el impacto que genere en su desarrollo integral; para finalmente, en una acción transformadora, aplicar lo aprendido para una incidencia de impacto positivo en el entorno.
Como tercer concepto básico desarrolla su reflexión sobre la flexibilidad y adaptabilidad del Paradigma Ignaciano, destacando la elasticidad que se permite de modo que da lugar a la creatividad y la adecuación frente a las situaciones de aprendizaje tanto en el aula como en las maneras propias del estudiante de hacerse con la realidad. De esa manera, se presta para la integración con otros enfoques como el referido por él como el constructivismo. Y como referiría Sánchez (2020) con el Aprendizaje Servicio Solidario de Nieves Tapia.
A modo de conclusión
Estimo que el Paradigma Pedagógico Ignaciano unido a cualquier metodología o estrategias colaborativas o acciones como las mencionadas, que promuevan el estudio y debate en la búsqueda de fórmulas que favorezcan el logro de los objetivos del desarrollo sustentable en nuestra región guayanesa, continuarán resultando una valiosa oportunidad de formación de líderes ecologistas integrales. Su impacto positivo en todas las esferas de incidencia de la sociedad guayanesa y panamazónica, sería un gran aporte a las generaciones futuras. Me atrevo a sugerir estas propuestas de formación de generaciones futuras desde la riqueza contenida en los artículos referidos, como una cantera de formación de líderes ecologistas integrales.
En ese sentido, ha sido valioso el aporte que han ofrecido la Coordinaciones de Sustentabilidad Ambiental y Extensión Social Universitaria en el Fortalecimiento Comunitario con un especial énfasis en estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, observados en particular en el primer artículo de Sánchez y Cordero (2024). Tal experiencia reflejada en ese artículo apunta más explícitamente a lo que se ha reflexionado respecto de Estrategias colaborativas para el Cuidado del planeta Tierra. Además, permite ver con todo el conjunto el paradigma subyacente de desarrollo sustentable en sinergia con todas las estrategias y metodologías, junto a la Pedagogía Ignaciana o PPI. Corresponde a la UCAB difundir estas experiencias significativas como aprovechables por otras organizaciones en la tarea común de cuidar de nuestro planeta y formar humana y éticamente a sus estudiantes, para enfrentar los desafíos del mundo con responsabilidad y compromiso social, como estrategias colaborativas interinstitucionales.
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Autor:
Miguel Centeno, S.J.: Licenciado en Educación, mención Filosofía (2004), Licenciado en Teología (2011), Licenciado en Teología Pastoral y Maestría en Teología Pastoral (2020). Doctorando en Educación, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. Asesor espiritual del Centro Excursionista Loyola CEL del Colegio San Ignacio-Caracas. Director del Colegio Loyola Gumilla (Año escolar 2020-2021). Coordinador de Pastoral del Colegio Loyola Gumilla (Año escolar 2021-2022 y 2022-2023). Vicario de la Parroquia San Ignacio de Loyola de Maturín desde el 06 de agosto de 2024.