Para hacer
frente a este mundo VICA, en el cual

la
oferta de productos y servicios de calidad son
generadores
de

ventajas

competitivas,

las
empresas venezolanas han apostado por
tomar

la
decisión estratégica de
implementar sistemas de
gestión
de

calidad

para

luego buscar

la
certificación.
La certificación
tal como

lo señalan Aranda y
Ramírez
(2014)

[5] es aquella:

“actividad que
realiza un organizmo de certificación, que con
independencia emite una declaración de confinaza
para un producto, persona o sistema conforme con
una norma u otro documento normativo, una vez
que
se

verifica

que

sus

propiedades

y
caracterísitcas,
satisfacen

los

requisitos
establecidos por el cliente,
la empresa o

legales”.
Tal como
lo establece el concepto antes
mencionado,
la certificación se puede dar a
“sistemas” y esta consiste en
la emisión de un
documento
formal donde se declare que

las
políticas, procedimientos e
instrucciones que una
organización sigue se ajustan a
las directrices que
son establecidas en una norma
referencial, como
puede ser
la

ISO 9001(2015)

referida a

los SGC,
además de que
las personas que

laboran en ella
cumplan con
lo establecido en

la documentación
del sistema.
En Venezuela, según
lo establecido, en

la
Constitución de
la República Bolivariana de
Venezuela
(1999)

[6] en su artículo 117, establece
que:

todas

las personas

tendrán derecho a
disponer de bienes y servicios de calidad, así como
a una
información adecuada y no engañosa sobre
el contenido y características de
los productos y
servicios que consumen”. Y
la Ley del Sistema
Venezolano de
la Calidad

(2002)

[7], establece en
su artículo 17 que dicho Sistema está conformado
por seis
(06) subsistemas, que son: Normalización,
Metrología,
Acreditación,

Certificación,
Reglamentaciones Técnicas y Ensayos.
El subsistema de Certificación está dirigido por
FONDONORMA,
la cual es una asociación civil sin
fines de
lucro, que posee personalidad

jurídica y
patrimonio propio. Creada en el año 1973 con el
fin
de desarrollar en Venezuela
las actividades de
normalización y certificación en
todos

los sectores
industriales y de servicios, y de
formar

talento
humano en dichas especialidades.
Aranda y Ramírez
(2014)

[5]

indican que para

las
empresas obtener una certificación
ISO 9001:

“es
sinónimo de que el proceso en evaluación está
‘bien hecho‘, y por consiguiente se entiende que si
el proceso de
fabricación es de calidad, entonces el
producto
también

lo será,

lo que creará un efecto
positivo en
la

imagen de

la empresa”.
Aunque esto pueda sonar
incongruente, debido a
que
la Norma

ISO 9001(2015) certifica procesos y
no productos, al buscar su certificación,
las
empresas deben establecer el alcance de su dirigido
a aquellos procesos en
los cuales se agregue valor
y permitan cumplir con
los

requisitos para

los
productos o servicios que ofrecen y cuyo
fin último
sea brindar satisfacción a
los clientes. En
Venezuela,
las estadísticas presentadas por

la
Organización
Internacional de Normalización

(ISO)
en sus
“ISO Survey 2014-2018”

[8] muestran en

la
Figura 3 el número de certificaciones obtenidas de
la
ISO 9001: 2008 hasta el 2017,

fin de su última
certificación, y de
la

ISO 9001

(2015) desde 2018
hasta 2021
(en el año 2016 no hubo presentación
del
ISO Survey).
Figura 3: Certificaciones
ISO 9001:2018 e

ISO
9001:2015
Fuente: Elaboración propia basada en
ISO Surveys

(2023)
En
la Tabla 2 se muestra el número de
certificaciones obtenidas por
las organizaciones de
los países de Latinoamérica al año 2021.
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