
actuación que promueve el desarrollo de
prácticas transparentes en el foro interno
y externo de la empresa, junto con un
marco de actuación que no solo se limita
al área de confort de la organización sino
a un saber hacer ético [10].
Silvia Patricia Vargas Verdezoto et al.,
por su parte, conceptualizan la RSE
como la relación audible de la
organización con los valores éticos, que
dan sentido humano al desempeño,
equilibrando el crecimiento económico y
el bienestar social con una imagen
corporativa positiva al implementar el
bienestar institucional y garantizar su
permanencia y consolidación en el
ámbito empresarial y en el entorno
comunitario [11].
Es por ello que toda marca que se
encuentre bien posicionada, debe contar
con el respaldo vital de un enfoque ético
que le permite lograr sus objetivos,
entregando productos y servicios de
calidad, así como tratar a los clientes
existentes y potenciales de la manera
más adecuada para retenerlos en el
mediano y largo plazo. En consecuencia,
las empresas están incorporando
paulatinamente programas de ética en
todas sus actividades para lograr
mejores resultados en aceptación del
público, en ventas y en sus objetivos en
general. Asimismo, tanto los códigos
éticos como corporativos deben ser
accesibles y comunicados correctamente
ante todos los públicos de una
organización [10].
Se puede afirmar entonces que la RSE
puede considerarse como una forma de
gestión, que se define por la relación
ética y además transparente de la
empresa con todos los públicos con los
que se relaciona, y por el establecimiento
de metas empresariales compatibles con
el desarrollo sostenible del medio en el
que actúa, logrando gestionar y
solucionar las contradicciones entre la
lógica de mercado y la lógica de la ética
[12].
Los mencionados códigos internos de la
empresa, tanto de ética como de
conducta, resultan beneficiosos porque
establecen no solo un compromiso con
los más altos estándares de calidad de
productos y servicios, sino también con
el logro de avances tecnológico. Es por
ello que empresas consideran esta
declaración de principios éticos y
sociales como uno de sus activos más
invaluables, que les ayuda a lograr una
identidad, autoridad e individualidad que
los caracterice dentro de su mercado.