LuisJose Luis Da Silva22021-12-28T02:15:002022-03-09T22:55:002022-03-09T22:55:00P0DLibreOffice/6.1.5.2$Linux_X86_64 LibreOffice_project/10$Build-216.00000falsefalsefalsefalse
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Entrevista con Daniel Lahoud y Luis Morales
Jesús Hernáez
LÓGOI Revista de Filosofía N.º 41
Año 24. Semestre enero junio 2022
ISSN:2790-5144 (En línea)
ISSN: 1316-693X (Impresa)
266
Fecha de recepción 04/12/2021
Fecha de aceptación: 16/12/2021
Pp. 253–282
LÓGOI Revista de Filosofía N.º 41
Año 24. Semestre enero junio 2022
ISSN:2790-5144 (En línea)
ISSN: 1316-693X (Impresa)
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Comunicación
Entrevista con Daniel Lahoud y Luis Morales
Jesús Hernáez
Universidad Católica Andrés Bello - Caracas
jhernaez@ucab.edu.ve
Los profesores Daniel Lahoud (Caracas, 1959) y Luis Morales (Caracas, 1973) se han echado encima la tarea de editar el número 41 de la Revista LÓGOI. Proponen como título y tema fundamental del número el de Economía y Filosofía. Alguna poderosa razón, creemos, se cobija en sus mentes para elegir tales sustantivos, amén de sus variados adjetivos, con el fin de amparar una publicación que viene de un tiempo a esta parte centrando sus entregas en un ámbito particular que relaciona la Filosofía (disciplina de cabecera) con otras disciplinas del mundo académico.
Pocos días antes de ver culminada su labor, que la Revista LÓGOI agradece sinceramente, ambos han sido tan amables de concedernos una entrevista que aparece a continuación. El lector verá que la conversación con el profesor Lahoud es más amplia que la conversación con el profesor Morales. La diferencia tiene fácil explicación: las muchas ocupaciones académicas y laborales del profesor Morales apenas le dieron tregua para una conversación más dilatada. El fin de año añadió también a su agenda otras tareas impostergables que en modo alguno podía desatender. LÓGOI agradece su tiempo y no pierde la esperanza de que algún día se pueda ampliar una conversación que por su interés requiere de mayores desarrollos claramente requeridos por sus respuestas, a veces harto sucintas.
Entrevista al Profesor Daniel Lahoud
LÓGOI: ¿Por qué eligieron relacionar la Economía con la Filosofía? Sorprende un poco, al menos de manera inicial, tener delante a unos economistas que le hincan el diente a la Filosofía.
DL: Hay muchas formas de ver el Hecho Económico, los economistas han preferido siempre que ése enfoque sea el de las funciones y el de los resultados. Pero detrás del hombre que actúa (el empresario) hay motivaciones que, aunque se involucran al mundo de lo numérico, escapan a esa metodología cuantitativa. Por eso, en mi caso me acerco haciendo uso de la razón, para explicar que algunas veces las acciones no cumplen con la lógica de la maximización del beneficio y muestran que el actor es siempre humano. Eso indudablemente me lleva a la reflexión filosófica, porque me niego a ver al humano consciente, como irracional.
LÓGOI: Su respuesta, profesor Lahoud, merece una ampliación que más adelante le requeriré. Antes quisiéramos saber por qué estudió usted Economía y cómo llegó a la UCAB.
DL: Eso sí es un camino largo, y hay mucha gente que no sabe ni la mitad. Yo estudiaba Ingeniería y a pesar de mi habilidad matemática, no me sentía a gusto con la carrera, además era músico y estudiaba en la filarmónica de Caracas (ya extinta) dirección orquestal y otras materias musicales. El año 1982, abandoné la ingeniería y decidí enfocarme en la Economía, porque quería conocer de finanzas y la bolsa. Fue una carrera rápida, porque la gran limitación que era la habilidad matemática estaba subsanada. Por lo que le dediqué más tiempo de estudio a la teoría. La música la abandoné en 1983, para concentrarme en la Economía y eso quedó en gusto por algunos autores, aunque, cuando encuentro un piano, no puedo aguantar los deseos de sacar algo de sonido de ese aparato.
La Economía me produjo una seducción particular, que no era comparable a nada de lo que había estudiado, lo que más me sorprende es que cuando me hicieron pruebas de aptitud académica en la secundaria, nunca me dijeron que había habilidad o facilidad por ahí. Estudié Economía en la Universidad Santa María en una época en la que la USM estaba llena de profesores que también daban clases en la UCV (Maza Zabala, por ejemplo), y mi materia favorita fue Economía y Política Monetaria, el gran misterio del Dinero. Eso me llevó a mi primer trabajo fuera de mi familia que me quería de comerciante, el Banco Central y además a realizar Postgrado; como la USM se había mudado de El Paraíso, busqué hacer el postgrado en la UCAB, y quería dar clases, coloqué el CV en todas las escuelas de FACES y la que me llamó fue la Escuela de Administración y Contaduría, me ofrecieron una “suplencia no oficial”, en una materia que se llama Instituciones Financieras, dos horas los viernes de 8 p.m. a 10 p.m., y yo me dije: Si les dices que no, más nunca te van a llamar y vas a perder esa oportunidad”; eso fue en 1987 y, de hecho, yo oficialmente entro en la nómina de la UCAB como profesor contratado con cuatro horas de clase los viernes de 6 p.m. a 10 p.m. en octubre de 1988. Como fui consecuente, he estado hasta hoy. He hecho mi vida en la UCAB y me siento parte de ella.
LÓGOI: ¡Santa María! -y no lo digo por la universidad donde estudió-, sorprende usted a cualquiera con semejantes arranques, abandonos y final. Así que su familia lo quería comerciante, mientras usted prefería los números de esa ciencia lúgubre en la que terminó por graduarse y, a tenor de lo dicho, especializarse con estudios de Postgrado. Comenta también, no lo dejamos pasar, que, dada su facilidad para los números, estudió más la teoría económica; si le parece, dejamos este detalle para unirlo más tarde al que dejamos pendiente en su primera respuesta. Por ahora, nos mantenemos en la casa de estudios en la que, como señala, acabó por hacer carrera. Empecemos por sus alumnos: desde el año 1988 ha llovido bastante y usted no ha parado conocer nuevos alumnos: ¿qué nos dice de sus estudiantes?, ¿han cambiado mucho?, ¿qué les importaba cuando usted empezó y qué les importa ahora?
DL: Yo no siento lúgubre a la economía, a los economistas sí, a los tradicionales. Toda predicción es una debacle, y cuando es optimista se da lo contrario. Con respecto a la UCAB, Ustedes sí me dejaron pasar. Y siempre agradeceré al Padre Antonio Aguirre y al Padre Sucre, de quienes guardo hermosos recuerdos. Siempre me sentí cómodo en la UCAB, para tener 32 años aquí, vaya que me dejaron pasar. En relación a los alumnos, cuando se podía caminar por Caracas, mi esposa veía cómo me saludaban y me decía ese es un exalumno o una exalumna. Creo que esa también es una de las razones que hace muy feliz mi trabajo, tengo mucha gente que me quiere, hoy incluso me escriben correos del exterior y se dónde están algunos y qué hacen. “Todo pasa y todo queda”, dice el poeta. Los alumnos de hoy son iguales y distintos, son jóvenes que buscan cada uno sus razones, algunos vienen a buscar un Premium para irse con un título, otros buscan quedarse y hacer vida en el país, otros buscan aprender y llegar lejos en una profesión que les atrae. Yo creo que la sociedad ha cambiado y con ella las personas se han adaptado a nuevas realidades. A mí también me tocó, la estabilidad en la que yo crecí no existe y no creo que vuelva a Venezuela. En la medida que he ido madurando, la incertidumbre lo abarca todo y por eso mis inquietudes fueron cambiando y mis preguntas también. Entonces, los alumnos deben ser distintos, de otra manera dejarían de ser individuos. Pero hoy, son más realistas, no esperan milagros, también vienen menos preparados en algunas cosas, y más en otras. Pero sí hay una pregunta que desapareció: Antes los alumnos preguntaban: “¿Hay alguna medida económica que aplique el gobierno y que solucione todos los problemas del país?”, e incluso te pedían que les dijeras cuál era. Hoy son más pragmáticos, preguntan cosas que les pueden servir para ganar dinero. Para conocer algo que no sale en Internet. Internet es el enemigo de las preguntas al profesor, nadie pregunta, colocan la pregunta en Google y esperan la verdad.
LÓGOI: Admitido, profesor, lúgubres lo serán los economistas, algunos al menos, pero no una ciencia. Me llama la atención un pasaje de su respuesta: todo va revestido de incertidumbre. Es de suponer que tal sensación se corresponde con una realidad imbatible. Déjeme tirarle de la lengua uniendo el mutismo de sus alumnos que no preguntan con la incertidumbre de que habla: doy por hecho que tal incertidumbre reza con la situación de este país, con su devenir político-social verdaderamente espantoso. ¿Qué me dice si le digo: y qué rayos es lo que hay que preguntar? Está clarísimo, oiga, las preguntas de clase para internet y las referidas a Venezuela hace tiempo que tienen respuesta mayoritariamente precisa: a marcharse de aquí cuanto antes… Esto ya no da más que para wishfull thinking en el mejor de los casos… ¿O no?
DL: La incertidumbre es inexorable, y eso es lo que hace que todas las predicciones fallen, porque no conocemos el futuro, lo construimos entre todos, los que hacen, incluso, los que hacen en contrario, los que dejan pasar, todos se suman en una ecuación maravillosa, y se da un resultado que ninguno espera o anticipó. La predicción, sobre todo en ciencia social, está basada en la idea de que los actores no actúan (ni piensan) y que todo se queda en la misma dirección y al final eso no coincide con lo que ocurrirá. La incertidumbre es el factor sorpresa, no se conoce, no se sabe nada de ella, pero es la que genera los cambios. En los países que tienen poco desarrollo, la incertidumbre es mayor, porque las instituciones no funcionan, no son las adecuadas, porque son impuestas. Esa es la sensación de que nada funciona y que lo mejor que podemos hacer es irnos. Eso depende del nivel de tolerancia a la incertidumbre, muchos hemos estado al borde, pero a veces la incertidumbre de la marcha es mayor, para un joven eso no pasa, porque siempre cree que del otro lado todo se ve mejor, y al final cae en su propio laberinto; el último terceto del Ajedrez de Borges dice:
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empiezade polvo y tiempo y sueño y agonías?
Y no soy calvinista, creo que nosotros nos forjamos el futuro, en la suma de las individualidades que es la humanidad.
LÓGOI: Me deja algo perplejo, profesor Lahoud, pues si entiendo bien parece que usted, por un lado, fía el cambio o cambios finalmente producidos a la incertidumbre, mientras que, por otro lado, no descarta que lo forjemos entre todos. ¿Podría, por favor, explicarse un poco más? Mi pregunta presupone que sí somos capaces determinar algunos cambios en los términos en que los imaginamos.
DL: Siempre hay espacio para el libre albedrío. Pero el resultado es el de la acción conjunta de todos los que actúan y no actúan, por eso quienes planifican, y revisan sus planes, descubren que lo que planearon, a veces se acerca a lo que visualizaron, a veces el resultado es otro muy distinto. Por eso hay que entender con humildad, que no podemos predecir, y menos acertar. Hay personas que lo atribuyen a la suerte, a teorías conspirativas, a la irracionalidad y todo un sinnúmero de situaciones diversas, pero no, es el resultado de la acción conjunta de los individuos en la sociedad, por eso no es posible un destino prefijado, tampoco es fácil planificar en búsqueda de objetivos que se alcancen. Es el reino de la incertidumbre, de las consecuencias no intentadas, esas que Smith llamó Mano Invisible, que mucha gente, incluso los economistas malentienden; Hayek también habló de ese tema y lo denominó: Orden Espontáneo, el resultado no esperado de una inmensa cantidad de acciones simultaneas.
LÓGOI: Más claro no canta un gallo, con lo que me pone fácil la siguiente pregunta. De sus palabras parece colegirse que los resultados finales de un plan quedan a la deriva. Pregunto entonces: ¿para qué rayos sirve una, la que sea, teoría económica (u otra cualquiera, naturalmente) aparte de, por ejemplo, entretenimiento de su autor en una tarde insoportable del domingo?
DL: Hay que aclarar algo más, esto es, qué clase de ciencia es la economía, pues una que estudia los procesos del mercado, que son exclusivos del individuo actuante (homo agens), y entonces el sujeto de estudio es quien actúa y ese es hombre (el empresario, el consumidor, el político que hace política económica) y ese hombre es quien planifica y está sujeto al ensayo, el error y el acierto. Al economista le toca estudiar cómo ese individuo hace, y no hacer lo que al individuo toca; el gran problema es que el economista también es un homo agens y hay demasiada subjetividad cuando un individuo estudia cosas que él mismo hace, porque ambos, científico y objeto de estudio comparten la condición humana. Por eso, mucho de lo que hace el economista en la actualidad no es su función, y quizá, si quiere involucrarse en la acción, esta debería estar más limitada al ámbito de la asesoría del individuo que actúa. Esto es producto de creer que podemos ser una ciencia natural, con leyes, y con relaciones causales apodícticas, y olvidamos que el objeto es el individuo, y aquí también hay que saber limitarse, porque tampoco es psicología, porque no nos compete el porqué actúa, sino el cómo lo hace y las implicaciones de esa acción en la sociedad.
LÓGOI: Clarificadora respuesta la suya, profesor Lahoud. Si le parece, y aprovechando su propuesta de que un economista bien puede dedicarse a asesorar a un individuo, sea este una persona o una institución, quizás convenga volver a una de sus afirmaciones iniciales, esta: porque me niego a ver al humano consciente, como irracional… Pregunto entonces: ¿qué pasa: hay mucho economista por ahí que tiene al común de los mortales por irracionales contumaces? ¿O está pensando usted en doctrinas económicas que sostienen tan curioso postulado? Por otro lado, siempre me ha llamado la atención el hecho de que haya personas que sin más bagaje que sus habilidades, olfato o como llamarse quiera, triunfan en los negocios, en sus trabajos, sin haber pisado una escuela, adquirido un saber, conocido una doctrina… ¿Somos todos economistas natos?
DL: La visión que aprende el economista en la academia es la de un individuo que acierta y termina creyendo que quien no ve la respuesta acertada es irracional. Cuando realmente racional es el individuo que ensaya, y puede acertar o errar, no siempre acertar, por eso hablo de homo agens y no de homo economicus. Huerta de Soto, un economista español dice que él, cuando le dicen homo economicus, piensa en una manada de pingüinos que se lanza en masa al agua y no humanos, porque el humano siempre es racional, considerar que no lo es arrogancia académica. Ahora, realmente el primer empresario debió haber sido el primer humano que organizó una cacería en una manada paleolítica. Desde entonces, los empresarios actúan silenciosamente en la historia, hubo mercados y haciendas desde Summer y Egipto, y en Grecia, Platón y Aristóteles despreciaban mucho al comerciante, pero los dueños de las embarcaciones que se dispusieron para las guerras médicas y las del Peloponeso eran esos mismos comerciantes, pero los historiadores los olvidan y hablan de Leónidas, de Milcíades, de Temístocles, pero a los dueños de los barcos que eran comerciantes nadie los conoce, y los griegos nos parece que todos eran o héroes o escultores, cuando alguien pagaba toda esa estructura con actividad económica, y no aparece. Sin embargo, en la mitología no es igual, y los comerciantes cuentan con un patrón honroso, Hermes. Hoy, creo que el mundo es más justo, o quizá más chismoso por seguir a Hermes, y conocemos a quienes hacen negocios y descubrimos que no son académicos, ni economistas, pero son racionales, los empresarios exitosos normalmente son personas que no terminan la educación formal y son poco cultos, pero dignos de respeto, porque usan sus cerebros muy bien, y algunos hacen mucho dinero, para eso hay que saber pensar, aunque no sea pensamiento científico y de hecho así es, por eso es muy difícil que uno enseñe a otro a ser empresario. El empresario aprende actuando y por eso es una actividad tan humana, que necesita de mucha racionalidad, racionalidad operativa, no académica, por lo que usan de una manera diversa el pensamiento científico, pero ensayan y observan, acomodan la decisión o la mantienen, son agudamente racionales sin saberlo, son conocedores de una disciplina que nosotros creemos aprender en la academia con libros, y ellos manejan de una manera práctica y viva. Por eso hubo siempre empresarios y algunos dicen que esto comenzó con Smith en 1776, cuando la humanidad estaba crecidita.
LÓGOI: Su respuesta me trae a la memoria un discurso, bueno, parte de un discurso que oí alguna vez a Luis Ugalde sj, rector, como sabe, de la UCAB. Decía: Si vengo a la universidad y termino por hacer las cosas como mi abuela las hacía, ¿a qué he venido a la universidad? Mi pregunta es: ¿Aconsejaría usted a un joven que desea ser empresario (ahora lo llaman emprendedor) poner pies y cabeza o en la universidad o lo mandaría a otra parte?
DL: Si quiere ser empresario, mejor es que empiece de una vez y rápido, los hombres de fortuna comienzan muy jóvenes a hacer negocios, pero hay algunos alumnos, y te enteras por sus perfiles en las redes sociales, que hacen las dos cosas. Eso es pensar bien, porque aprenden algunas herramientas que pueden aplicar en sus negocios y no abandonan la práctica del mundo comercial, que eso no se aprende sino con la práctica; ahí el conocimiento es tácito, por eso los que estudiamos mucho perdemos el tren de ese aprendizaje. No me atrevo a decirle a alguien que no lo haga. Aunque suene mal, por ser algo personal, mi padre fue empresario y no terminó la primaria; él no quería que yo estudiara y de hecho me engolosinaba con negocios y dinero para alejarme de la universidad, pero no lo consiguió; mas tenía razón, la universidad me iba a alejar de los negocios, y lo hizo. Es difícil eso de decirle a alguien que no estudie, pero si revisas, todo empresario exitoso o es un alumno mediocre o no estudió. Por eso quienes estudiamos a veces sentimos que esto es injusto, pero no, así es la vida y hay que aceptarlo.
LÓGOI: Muy prudentemente, profesor Lahoud, usted no se atreve a decirle a nadie que estudie o deje de estudiar en la universidad, pero es claro que su padre y que muchas señales del tiempo presente (al menos en Venezuela) sí se atreven. Es más, supongo que no me negará que las universidades -y la UCAB no es excepción- vienen echándose por las buenas o por las malas en brazos del mercado, de las potentes señales lanzadas por la vida misma, para decirlo rápido, a la hora de decirle a los jóvenes: Criatura, tu futuro bien planeado pasa por esta casa de estudios. Me remito, sin más añadidos, a la fantástica proliferación de postgrados de toda laya en el mundo entero. Pero como no viene al caso, según creo, adentrarnos en este asunto, me permito volver sobre nuestros pasos para tirarle de la lengua acerca de su curiosa idea de vincular Economía con Filosofía y además atreverse a llenar todo un número de una publicación de Filosofía con sesudos artículos que relacionan una y otra disciplina. Conque le va la pregunta: ¿Qué?:¿hay que echarle Filosofía a la Economía por alguna buena razón? ¿O al revés? Parece que estamos pasando del tiempo que separaba cada disciplina a otro tiempo que las relaciona todas con todas; de la disciplinariedad a la transdiciplinariedad, ¡hala, todos los saberes juntos!
DL: Esto es una apreciación muy personal. Creo que la Economía necesita método, desde finales del siglo XIX la Economía ha adoptado técnicas que son de la mecánica y al adoptar la concepción del homo economicus adopta la lógica de la máquina que no tiene más que una función mecanicista y por ello razón es hacer sólo una función específica, que en la visión económica es la maximización. Los humanos son racionales, pero no mecanicistas, por eso más que pensar en modelos matemáticos sofisticados que acercan esa máquina al robot tecnológico, hay que acercarse al actor (que llamé empresario) para entender qué hace, cómo hace, y cuándo hace, y por intersubjetividad cómo eso impacta en los demás. Creo que ahí la filosofía nos puede ayudar, y creo que debemos buscar en la epistemología en búsqueda de métodos nuevos, que permitan entender el problema económico desde un enfoque más humano.
LÓGOI: Más humano, dice usted. Eso suena bien. Dejémoslo estar, si le parece. Ahora, como insiste usted en que somos racionales, pregunto: ¿Y qué razones cree usted que la Filosofía puede o debe aportar a la Economía? (Dejemos de lado si después la Economía las acepta o no).
DL: La economía antes que una ciencia social es una ciencia humana, porque sin humanos no hay sociedad y la Filosofía es profundamente humana. Considero que ahí coincidimos y por eso hablo de la epistemología, a la Economía le falta mucho de la comprensión que Weber llamaba el Verthesen. Creo que Weber debe ser vindicado en la teoría económica, y su propuesta de un método alterno para la ciencia social para mí es muestra de claridad intelectual. Weber abreva en Kant y a través de él llega a una suerte de neokantismo, que puede ser útil a la Economía y creo que Husserl resulta también necesario en la invocación filosófica, este filósofo trae su tesis del Yo Soy y el recuento del Mundo de la Vida, abre la puerta a la metodología hermenéutica que es necesaria en Economía, la Economía está plagada de positivismo y empirismo, y creo que eso la aleja de la humanidad y ha obrado una ciencia artificial, donde el humano no es el objeto sino la excusa. Incluso esa apertura podría llevar a entender los procesos económicos desde la óptica de Gadamer. Hoy la Economía es la más positivista de las ciencias sociales y eso se nota en la crisis que muestra con un mundo que no se conforma; los países pobres que creen que el problema es la riqueza de los países ricos y los países ricos sumidos en escenarios de expansión y contracción que cada vez son peores, sin una explicación precisa.
LÓGOI: Vaya panorama nos pinta usted en sus últimas palabras. Al parecer, nadie se salva: los pobres a lo suyo, ser pobres ayer, hoy y mañana, y los mejor apertrechados envueltos en, dice usted, una contracción cada vez peor; y para remate de desgracias, dice que sin una explicación precisa. Me pone usted en bandeja la pregunta: ¿Se atreve usted a darnos una explicación?
DL: Si ese es el panorama, creo que me interpretas mal. La pobreza es el estado natural del hombre, todos, hasta los más ricos, nacen pobres, porque el humano, si lo ves como especie, es el más débil de la naturaleza, si un infante se abandona a su suerte, no hay suerte, y salvo muy pocos casos, tenemos un humano íntegro. Por eso, también, el humano requiere tanto tiempo en familia para llegar a ser capaz de sostenerse y subsistir, por eso también es importante la familia como núcleo social. El individuo se supera, casi siempre, porque hay una insatisfacción que lo lleva a actuar, para mejorar la condición de pobreza, ese individuo es el que va a crear riqueza y eso involucra efectos importantes a los que le rodean, todos mejoran su condición. Esa es la razón por la que muchos herederos no sienten motivación de ampliar su fortuna, y a veces la pierden. La pobreza es el estado natural, pero no un estado permanente. Por eso la verdadera función del gobierno no es subsidiar al pobre, es crear un entorno para que el pobre se esfuerce y se supere. Bajos impuestos, mucha libertad económica, pocas leyes, defensa irrestricta de los derechos de propiedad, eso provoca el crecimiento mucho más que los planes de apoyo a la pobreza y los elevados impuestos a los ricos. Puede sonar extraño, pero eso es lo que hizo crecer a los países que hoy llamamos desarrollados. Después que crecieron se hicieron afines a los subsidios y los elevados impuestos, y sobre todo, comenzaron a hacer política económica, la política económica es la que causa el panorama de expansiones y contracciones que cada vez son más violentas. Si ellos abandonan la intervención, el crecimiento sería de más largo aliento y las recesiones serían menos devastadoras, como lo eran en los inicios de la modernidad. Hace falta una revisión total de las visiones que nos hemos creado a partir de la opinión pública. Se cree que el gobierno debe solucionar los problemas de la gente, y su función es más de administración austera y policía. Se cree que el empresario debe ser una fuente inagotable de fondos para la caridad, cuando su función es crear riqueza e innovar para aumentarla. Se cree que el individuo común debe ser sujeto pasivo y no, él es también a su manera un empresario que debe encontrar oportunidades donde su trabajo sea más reconocido y mejor remunerado. Puede sonar utópico, pero eso fue lo que provocó el desarrollo de las naciones que hoy llamamos ricas. Ningún país se enriqueció apoyando a los pobres, para que sigan medrando en la pobreza.
LÓGOI: Con su explicación queda más claro el panorama de que hablamos y, de paso, la solución que propone para no vernos tan sometidos a vaivenes impredecibles. Pero eso no equivale a que mi arsenal de preguntas se vea reducido al silencio. Se lo pongo así: dice que un gobierno debería ocuparse de crear oportunidades para que los individuos monten sus empresas y de contar con una policía que, supongo, controle a los potenciales desbocados que se pasan de la raya. Según eso, parece que los gobiernos se justifican porque hay gentes desmadradas que solo miran por su provecho. Pregunto: ¿cree usted que todos, sin dejar uno, cargamos con el llamado gen egoísta que termina por vencer cualquier atisbo de racionalidad individual o social? Ya que viene mostrando una audacia más que notable para dar sus opiniones, ¿a qué atribuye usted tanta torpeza individual (la de gentes que heredan una fortuna y acaban dilapidándola) y social (la de gobiernos y aun pueblos que no terminan de aprender doctrinas tan elementales, como la que usted pregona? Si quiere le meto más leña al fuego: hasta el Papa ha salido diciendo que a ver si se implementa un ingreso universal que permita a los más pobres contar con un ingreso mínimo… usted sabe de qué hablo…
DL: Adam Smith tiene injustificadamente el título de Egoísta que le toca a Bernard de Mandeville y ciertamente Smith en su Teoría de los Sentimientos Morales, la emprende contra Mandeville llamando a su doctrina “totalmente perniciosa y errónea” y cuando Smith habla de “propio beneficio” se refiere a la motivación, como Self-Love (Amor Propio) que al parecer está muy alejado del egoísmo. Sin duda, hay humanos egoístas y actúan en su propio beneficio y también hay humanos altruistas y también actúan en su propio beneficio, por tanto, el caritativo siente un placer personal, como el egoísta, y eso es lo que llama Smith Self-Love; eso trágicamente se ha interpretado como egoísmo y hace parecer al liberal partidario de ese sentimiento que no es un sentimiento muy noble. El hombre es racional, y eso lo sostengo siempre, pero esa racionalidad no lo libra de cometer errores y esos provienen de sus prejuicios y son acentuados por la formación que recibe. Tenemos más de 200 años diciendo en las cátedras que el liberalismo no funciona, que hace que el pez grande devore a todos los pequeños, que necesitamos un gobierno fuerte que haga política económica y que le cobre muchos impuestos a los “ricos egoístas”, para convertirlos, contra su propia voluntad, en “altruistas” y que ese gobierno no nos debe dejar a merced del mercado que es “injusto” y que provoca esa insana distribución, y mucha desigualdad. No puede un profesor convencerlos a ellos (los alumnos), porque lo que les han enseñado es eso y aunque conozcan lo otro, no lo aceptan; es, sin duda un dogma de fe generalizado y por eso Francisco propone meterse en la distribución de ese pastel que es la Economía. Su infalibilidad es en “dogmas de fe”, y por eso esta ciencia transformada en dogma irrestricto puede verse escrutada por el Papa, aunque Francisco nunca haya estudiado la ciencia económica y conozca al liberalismo desde la interpretación de sus enemigos, como pasa con todos; considera que esos dogmas heredados de la educación, son válidos, y por eso se siente cómodo dando lecciones a todos. De nuevo, yo no puedo convencer a todos de su error, el error es reconocido por quienes racionalmente descubren que su decisión es fallida, pero eso requiere la intervención de una virtud que es escasa en quienes detentan el poder, y creen tener siempre la razón: la humildad.
LÓGOI: ¡Caray con usted!, me sorprende su sinceridad. Me provoca soltarle un montón de preguntas a ver qué me contesta. Pero tengo que elegir y le adelanto que no me agrada parar en la carnaza: el Papa pa´rriba y pa´bajo y cosas así. Voy a formularle una pregunta que, creo, encierra de algún modo a las que se me vienen a la cabeza. Habla usted una y otra vez de un error: ¿puede precisar más en que consiste, a qué se debe, cómo podría ser corregido? ¿Es un error epistémico, es un error moral, es… qué clase de error es? En pocas palabras, ¿tiene remedio o constituye parte de nuestra condición?
DL: Gracias por su consideración, y puedo decir también que comparto mucho el malestar que se provoca por la búsqueda de qué dijo el Papa, para descalificarlo, eso un juego inútil que hace más daño que bien a la humanidad y al catolicismo. Ahora, el error del cual hablo, es un error epistémico, que impide que se materialice un cambio radical que ocurrió en la economía y la transformó en ciencia. En la antigüedad la economía era un conocimiento derivado de la justicia y no es sino con Cantillon, Turgot, los Fisiócratas y Smith que surge la Economía Política, pero la verdadera condición científica se genera en la década de 1870, con el surgimiento de lo que llamamos marginalismo, que consistió en admitir que el trabajo no es quien crea valor y que el valor no es objetivo, es decir, medible, sino que el valor es subjetivo y por tanto diverso, cada individuo tiene un concepto de valor y en esa concepción es que puede establecerse una ciencia económica. Eso solucionó el entendimiento de la teoría de los precios, de la teoría de los bienes y la de los intercambios, pero trajo un problema, si los bienes tienen valor subjetivo, entonces los costos también son subjetivos y eso hizo casi imposible pensar en la producción y otros temas económicos que generalmente se ven de una manera objetiva. Por eso la reacción fue el regreso al costo objetivo y derrumbar la mitad del edificio que construyeron los marginalistas: Jevons, Walras y Menger, sobre todo el último. En ese intento por buscar alternativas epistemológicas se echó mano de la Mecánica Racional para exponer los nuevos modelos y explicar la economía y ahí se coló por la puerta el problema de la racionalidad, convertimos al humano y sus decisiones, que es el verdadero sujeto de la investigación en una máquina que no puede cometer errores y si lo hace deja de ser racional. Por eso mi preocupación en torno a la racionalidad y sus consecuencias para la ciencia económica. A eso contribuyó también el positivismo, que manifestó que toda ciencia debe cumplir con la regla de los tres estadios y ubicarse en el “estadio positivo”, eso llevó a buena parte de los economistas a procurar un puesto para la economía en las ciencias positivas y se asumió una metodología inductiva, que contradecía todo el pasado deductivo de la ciencia que se emparentaba con la filosofía desde Aristóteles hasta Smith y un poco más adelante. Hoy, cuando el positivismo está profundamente cuestionado y se abre el campo para metodologías distintas, una de las ciencias más profundamente positivas es la Economía. Muy a pesar de que, en mi humilde forma de ver, el problema es de método, la discusión en ese sentido se calló y hoy la ciencia sigue su camino por esa vía inductiva, matemática y mecánica. El error, en buena parte, tiene su origen en no querer aceptar ese problema epistemológico.
LÓGOI: Qué detallada explicación nos da, profesor Lahoud. Quienes, como yo, ignoran todo sobre Economía, quedamos boquiabiertos. Pero déjeme avanzar un poco más: siempre es de agradecer la humildad frente a la soberbia, pero al cabo, la Economía no versa sobre las virtudes o los vicios humanos, versa… ¿sobre qué versa la Economía? ¿De qué objeto es ciencia la Economía? No crea tampoco que ando muy seguro de lo que digo: he leído más de una vez, por ejemplo, que la codicia funciona como potente móvil para emprender negocios, invertir en bolsa, etc. Usted mismo ha dicho que va relacionada, o fue relacionada y cobijada bajo la justicia… En fin, cuesta un poco seguir una pista fija. No está demás decir que la Economía se relaciona con todas las personas: se trata de llevar a casa un trozo de pan para comerlo. Usted, sin duda, me entiende. Déle ahí.
DL: Quien cree que los humanos vivimos en esa dualidad es Mandeville y comentamos que Smith la emprendió contra su sistema por considerarlo erróneo. Ludwig von Mises decía que la ciencia económica era una ciencia de los hechos, por eso la vinculaba a la praxeología, que es conocida elementalmente por todos los humanos, al actuar se daban cuenta de si su acción conseguía el fin previsto y si no, recapacitaban y volvían a actuar modificando su acción para conseguir lo que querían. La gran pregunta es: ¿Por qué actúan? La respuesta que dio fue la insatisfacción y consideró que estaba muy cerca de acertar. Esa insatisfacción puede permanecer mucho tiempo, y puede cambiar, y te voy a dar un ejemplo: el niño John D. Rockefeller, que era el cuarto hijo de una familia numerosa y que para ayudar a la familia había abandonado los estudios formales y vendía a los 9 años en las calles de Cleveland. Su padre pasaba largas temporadas fuera de casa vendiendo, y mientras no estaba los hermanos y la madre tenían serias necesidades en la Norteamérica del siglo XIX, que no estaba desarrollada, ni tenía las ayudas a pobres que hoy tiene. Él es captado por un empresario que se dedica a la comercialización de granos y lo hace su empleado, lo que le permite tener sueldo y estabilidad. Por otra parte, el mismo empresario lo lleva a aprender contabilidad y eso, además del deseo de salir de abajo, llevarán a este niño bien lejos. Siendo un joven se independiza y comienza por lo que conoce, los granos, y al poco tiempo descubre que el mejor negocio de su tiempo es la refinación de petróleo para conseguir kerosene y él, que no era químico, consigue un químico desempleado y lo convence para asociarse, son socios en una nueva empresa. Esa capacidad de ver, que podemos llamar codicia y que podemos llamar deseo de superación, es lo que lo mueve. Ahora, la respuesta a esa pregunta es el objeto de la sicología, a nosotros nos van preguntar cómo lo hizo, dónde lo hizo y qué medios utilizó. Por eso el economista no se pregunta sobre el fin último, se pregunta sobre la relación entre los medios y los fines. Eso más o menos lo sabemos todos de una manera no científica, por eso todos opinan sobre economía y añaden preguntas que no se relacionan con la ciencia, y eso no lo hacen sólo los que no estudiaron economía, hay economistas confundidos que creen que el problema es resolver lo del fin último y se meten alegremente en el campo de la sicología. Creo que incluso quedó ahí planteado que el problema es el método, empezando por saber cuál es la unidad de análisis. Ardua tarea nos toca a los economistas, y hay por ahí muchos que creen que esos problemas están resueltos.
LÓGOI: Cierto, todos opinamos y pontificamos sobre economía, pues a partir de la nuestra componemos hasta la del mundo. Pero creo que hay alguien más que sicólogos interesados en y metidos a sentar cátedra de economía: usted sabe sobradamente que hay toda una tradición según la cual la tierra y sus bienes son comunes, hablo de los Padres de la Iglesia, de Tomás de Aquino o de la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Qué tiene que decir sobre el particular? Disculpe que me vaya de un sitio para otro sin la debida ilación, pero es que debo aprovechar para conocer sus opiniones sin reparar en mayores formalismos.
DL: En economía también. Bueno, tocó a un periodista norteamericano llamado Henry George del siglo XIX, por lo que esa doctrina se le llama georgismo, cuando George la enunció hubo un revuelo, unos lo declaraban mesías y decían que tenía razón, que así se iban a acabar todas las injusticias; otros lo condenaban por equivocado. Bueno, realmente en la economía los incentivos son importantes, y como vimos hay quien los llama avaricia y hay quien los llama egoísmo, pero el incentivo principal es la propiedad privada, y por eso dije que el gobierno estaba destinado a defenderla. En los países donde se elimina, y esos son los comunistas, la gente se quiere ir, salen por la ventana, por la puerta y por todos lados, fundamentalmente porque nada de lo que hacen les pertenece y eso acaba con todos los incentivos y no se produce nada, o casi nada; y por más que el gobierno asuma la posición de distribuidor de la riqueza, no hay riqueza, y lo que se distribuye de una manera homogénea es la pobreza y la miseria. En cambio, en los países donde la propiedad es inalienable, que llamamos capitalistas, es donde se produce, y hay riqueza, incluso donde la pobreza es poca, y ahí hay otro mito, la pobreza no se acaba nunca, porque es una posición relativa, el pobre de Europa o Norteamérica vive mejor que muchos en los países pobres, entonces la realidad pega duro ahí. A George, como en su momento a Platón, y a algunos otros que proponen modelos fantásticos, les sale el nombre que los austriacos (de la Escuela de economía) le dan a los economistas que todo lo explican con modelos teóricos perfectos sacados de la mecánica racional, son los practicantes del “vicio ricardiano” porque David Ricardo fue el que inició esa moda de los modelos en economía. Quizá el más destacado ricardiano de todos los tiempos fue Karl Marx.
LÓGOI: Entendido, profesor. Vamos claros en que una cosa es teorizar y otra practicar. No menos claro queda que nos cuesta aprender de verdad y dar un poco de coherencia a nuestras creencias en relación con nuestras prácticas. Ahora, si aún me soporta, quisiera tirarle un poco más de la lengua con preguntas que demandan respuestas cortas.
LOGÓI: Su economista favorito o de cabecera es…
DL: Hay más de uno, en orden cronológico: Cantillon, Turgot, Say, Menger y Mises.
LÓGOI: Y el economista que le saca la piedra es…
DL: David Ricardo.
LÓGOI: Díganos a qué filósofo admira…
DL: Uno menor, Jaime Balmes
LÓGOI: ¿Y de cuál despotrica?
DL: Difícil, pero creo que Marx.
LÓGOI: Esa obra debiera leerla todo el mundo…
DL: La formación y la distribución de las riquezas, de Turgot.
LÓGOI: Un alumno aventajado…
DL: Hay unos cuantos, por lo que no es justo que señale.
LÓGOI: Su mejor profesor…
DL: El Hermano Miguel Arbizu, quien me dio clases en La Salle de Tienda Honda.
LÓGOI: Una anécdota académica inolvidable…
DL: una vez expliqué que Adam Smith, contrario a muchos economistas, era un optimista, y un alumno interpretó que Adam Smith era positivista y lo colocó así en el examen de la materia. Eso fue sensacional.
LÓGOI: Se tiene por patriota: nada, poco, regular, bastante, demasiado.
DL: Más que patriota, soy ser humano, me duele Venezuela, pero los que mandan son militares y parece que no les duele.
LÓGOI: La globalización es la venganza del rentista: verdadero, falso
DL: Contra el rentista sí.
LÓGOI: Lo saca de quicio…
DL: Los impuestos y los controles.
LÓGOI: Su rincón preferido en la UCAB…
DL: Los salones.
LÓGOI: Vuelve a nacer y estudia otra vez Economía…
DL: Sin duda.
LÓGOI: Su plato preferido cocinado por usted…
DL: Las berenjenas parmesanas.
LÓGOI: Escoja: hallaca o pabellón
DL: Sin duda, hallaca.
LÓGOI: Su pasatiempo preferido…
DL: Me gustan los juegos de video en computadora o tableta.
LÓGOI: La materia que más le gusta impartir…
DL: Historia del pensamiento económico.
LÓGOI: Y la que menos le agrada impartir…
DL: Di un tiempo Macroeconomía, pero me cansé, me sentía como un cura ateo dando misa.
LÓGOI: Se arrepiente de…
DL: Haber sido keynesiano.
LÓGOI: Recomendaría este libro…
DL: El Criterio, de Jaime Balmes.
LÓGOI: Y esta película…
DL: Casablanca.
LÓGOI: ¿Qué cree que viene después de esta vida?
DL: Tengo fe, no certezas.
LÓGOI: De no ser economista, hubiera preferido ser…
DL: Arqueólogo.
LÓGOI: ¿Qué está leyendo que no sea de Economía?
DL: Hoy leo mucha documentación, alguna no económica.
LÓGOI: Al final, resulta que la economía es ética aplicada: ¿sí o no?
DL: Es totalmente cierto, y la lógica excede a las matemáticas.
LÓGOI: Un problema económico de la gente no resuelto aún…
DL: La distribución, y no lo van a resolver nunca si no la dejan sola. Hay que leer la parábola de los obreros de la viña: Mateo 20:1-16.
LÓGOI: ¿Qué hay que dar al César y qué hay que dar a Dios?
DL: A Dios gracias, hasta cuando pasan cosas malas, Él es el gran maestro y hay que bajar siempre la cabeza; al César nada, como Jesús en la parábola de la moneda en la boca del pez: Mt 17: 24-27, tomar la moneda, pagar el impuesto porque es obligación, pero agradecer a Dios.
LÓGOI: Lo vio y quedó extasiado…
DL: Un reloj de bolsillo, de cuerda, con cadena…
LÓGOI: Dante lo hizo; y usted: ¿tiene una lista con gente en el cielo, en el purgatorio y en el infierno?
DL: La idea no es vengarse, es mostrar los errores que veo y agradecer los que me muestran…
LÓGOI: Volvería a visitar…
DL: Me gusta mucho la ciudad de Buenos Aires.
LÓGOI: Jamás volvería, aquello fue horrible…
DL: El Banco Central de Venezuela.
LÓGOI: ¿Qué, que no sabía, le ha enseñado esta pandemia?
DL: Aprendo muchas cosas de cada experiencia, creo que aprendí las diferentes caras que muestra el miedo …
LÓGOI: ¿Reza antes de dormir o lo deja de ese tamaño?
DL: Hago un examen de mi día y doy gracias, esa es mi oración. Aunque me sé muchas oraciones y salmos de memoria.
LÓGOI: Prefiere a un malvado declarado que a un estúpido…
DL: Probablemente sí, pero ambos son humanos. Aunque lo de estúpido me acuerda a Borges, que en los fragmentos de un evangelio apócrifo dice: Desdichado el pobre en espíritu porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra.
LÓGOI: ¿Qué pregunta esperaba que le hiciera y no le hice? Si quiere, se la contesta.
DL: Preguntaste de lo humano y de lo divino, incluso develaste algunos misterios. Más bien te agradezco la paciencia y la tolerancia.
LOGOI: Muy por el contrario, profesor Lahoud. Usted ha puesto el aguante y paciencia necesarios para responder nuestras preguntas.
Entrevista al Profesor Luis Morales
LÓGOI: ¿Por qué eligieron, profesor Morales, relacionar la Economía con la Filosofía? Sorprende un poco, al menos de manera inicial, tener delante a unos economistas que le hincan el diente a la Filosofía.
LM: La relación de la Economía con la Filosofía en realidad no es algo nuevo, sino de vieja data. Con la aparición del marginalismo y la consolidación de la doctrina neoclásica como el mainstream de la ciencia económica, la Economía se fue acercando más a la Física y a las Matemáticas, de la mano de autores como Jevons, Walras y Pareto, entre otros. En la economía neoclásica se asumen un conjunto de presupuestos relativos a la caracterización del agente económico, con una racionalidad muy particular, que Adela Cortina denomina Racionalidad Calculadora, y el uso del concepto de individuo para referirse a un agente económico representativo, siguiendo el uso que le dio Rousseau a este concepto, que tomó de la Biología, y que le permitió modelar sociedades masificadas. Este individuo goza de unas características muy particulares, como la autonomía y la liberación de toda responsabilidad con terceros.
En los últimos 30 años, la Economía ha retomado el interés por analizar sus fundamentos, tratando de incorporar elementos que van más allá del aprendizaje operativo, a partir del manejo de una información completa (o que tiende a ser completa), reconociendo entonces que el agente económico no es un ser perfecto, y que la acción humana relacionada con los procesos de asignación de recursos, también está influida por dinámicas éticas, además de las representaciones teórico-técnicas vinculadas a un desarrollo cognitivo en particular, incorporando así la influencia de las virtudes en la constitución de los planes de acción para una asignación eficiente de los recursos.
LÓGOI: … incorporando así la influencia de las virtudes, dice usted. ¿De qué virtudes? ¿Puede ampliar un poco más ese pasaje? Valga decir, de pasada, que el discurso moral de actualidad parece más inclinado al concepto de valor que al de virtud.
LM: En efecto, los valores se pueden entender como criterios para orientar la conducta humana, mientras que las virtudes están referidas a los hábitos orientados hacia el bien. Creo que son complementarios, pues los valores pretenden orientar la conducta de las personas hacia el bien, y lo ideal es que ese comportamiento sea habitual. En Economía, la búsqueda del bien no es una idea nueva, el asunto es que se ha incorporado a través de la teoría de la utilidad, que tiene su fundamento en el hedonismo, esto es, la búsqueda del placer utilitario e instantáneo. Algunos estudios sobre la relación entre la Filosofía y la Economía intentan rescatar las virtudes aristotélicas (valentía, justicia y prudencia) para darle una fundamentación moral a la economía de mercado, admitiendo que el agente delibera en condiciones de incertidumbre, y que a veces suple la falta de información con las creencias o los comportamientos habituales socialmente aceptables; ese mismo agente se arriesga cuando emprende nuevos proyectos. Es una posición más cercana a lo que se observa en la realidad, y que es compatible con la noción de progreso y de la economía de mercado. Durante mucho tiempo se han propuesto nuevas explicaciones teórico-económicas como “alternativas morales al capitalismo”, las cuales terminaron siendo posiciones deterministas que reducen a su mínima expresión la libertad de las personas, todo ello bajo el argumento de la prevalencia de los hechos sobre la gente. El reencuentro entre la Filosofía y la Economía plantea, entre otras cuestiones, que la Economía tiene una fundamentación moral, sin reducir esta solo a criterios distributivos de la riqueza.
LÓGOI: Esclarecedora respuesta la suya, profesor Morales. Su última idea me pone fácil la siguiente pregunta: la economía tiene una fundamentación moral: ¿puede ampliar esa idea? Según usted, ¿qué principales contenidos morales ponen piso teórico a la Economía?
LM: Sí, la Economía tiene una fundamentación moral, basada en lo que Adela Cortina denomina la Filosofía Moral Moderna, a partir de Adam Smith. Si bien es cierto que la teoría económica predominante, conocida como la economía neoclásica, está fundamentada en una moral hedonista, considerando el placer como único objetivo de las personas, refiriéndose a un placer utilitario que se obtiene a partir de una acción racional optimizadora, donde el egoísmo parece ser la base antropológica, la profesora Cortina también sostiene que el capitalismo se desarrolló a partir de lo que ella llama las “virtudes burguesas”, entre las cuales se incluye la moral de los negocios, relacionada con la formalidad comercial, y la ponderación racional, relacionada con la racionalidad aristotélica, pues las personas deliberan en condiciones de incertidumbre. Esto va contracorriente del uso de la racionalidad calculadora, donde se supone que los agentes económicos tienen información completa, y es algo que se ha ido incorporando a la teoría económica, a través de las doctrinas keynesiana y austriaca.
LÓGOI: Una vez más, profesor, su claridad da una pista para la siguiente pregunta. Habla de virtudes burguesas y de racionalidad aristotélica. El tiempo no pasa en vano. Ciertamente hay, o algo parecido puede leerse en más de un sitio, un hilo de pensamiento que va de los antiguos a los modernos. Importa poco ahora si ese hilo es la Filosofía. La pregunta es esta: ¿son compatibles las virtudes burguesas con la racionalidad aristotélica? Y si lo son, ¿cómo?
LM: Creo que sí son compatibles, entendiendo por las virtudes burguesas el ahorro y la moral de los negocios. Las virtudes son hábitos que predisponen a los empresarios a actuar evitando los excesos, en una economía de mercado. Cosa distinta puede suceder en un mercado monopólico u oligopólico. Estas virtudes se derivan de lo que Adela Cortina llama el “espíritu burgués”, que supone la prudencia y la ponderación racional. La racionalidad aristotélica también es conocida como racionalidad prudencial, puesto que el agente delibera en condiciones donde no tiene toda la información disponible. Fernando Savater también coincide en que la Prudencia es una virtud del empresario, que le permite gestionar adecuadamente los riesgos a los que se enfrenta. Pareciera que la prudencia funciona como un mecanismo de transmisión que permite hacer compatibles ambos elementos de la pregunta.
LÓGOI: Entendido, profesor Morales. Ahora, si le parece bien, quiero dar paso, sin romper del todo con lo que venimos hablando, a un elemento institucional que, en principio, debe o debería tener alguna relación con la Economía. Usted trabaja en la UCAB y esta casa de estudios, dada su naturaleza, parece que tiene algo que decir sobre Economía. La pregunta es: ¿Qué les dice o enseña, si es que lo hace, la UCAB cuando tiene delante a muchos estudiantes de Economía? Si me lo permite lo pongo así: ¿tiene alguna otra virtud que añadir a las que ya nos ha puesto por delante?
LM: En la UCAB se les enseña que la Economía está al servicio de la sociedad, y que para que ello sea posible es necesario cultivar la honradez y también la esperanza. Ambas son virtudes humanas muy necesarias para preparar y enfrentar lo que nos depara el futuro económico en este país, y para ser exitosos en cualquier geografía donde nuestros egresados desarrollen su profesión.
LÓGOI: Dice que la economía está al servicio de la sociedad. ¿De qué manera lo está? ¿Puede, si es tan amable, ampliar esa idea?
LM: La Economía está al servicio de la sociedad en la medida en que propone soluciones para un mejor nivel de vida de los ciudadanos, generando los bienes y servicios necesarios para satisfacer necesidades, y garantizando el funcionamiento adecuado del sistema monetario y financiero, evitando la inflación y la escasez. La generación de bienestar individual y colectivo siempre ha sido una bandera de la Economía, desde las distintas escuelas de pensamiento.
LÓGOI: Bandera del bienestar individual y colectivo, dice usted de la Economía. Habrá -hay, no cabe duda- quien come de banderas, pero un gentío incontable no come con eso. ¿A qué se debe, si es que asunto conocido, que la Economía (o lo que sea) no dé para tanto bienestar?
LM: No da para tanto bienestar cuando, en nombre del bienestar colectivo, se aplican políticas económicas que terminan perjudicando a la mayoría de los ciudadanos, y este es un fenómeno que se observa desde todas las posiciones doctrinales de la ciencia económica. Y es que volvemos al inicio de la conversación, pues una de las tantas dificultades es que, a veces, se plantean soluciones partiendo de unos supuestos que no son compatibles con la realidad que viven los agentes económicos y con su estructura antropológica, tanto en el plano moral como en el cognitivo.
LÓGOI: Sigo entonces el hilo de lo que dice: ¿Qué tal si ilustra lo dicho con algunos ejemplos? Me refiero a ejemplos de políticas económicas perjudiciales y a ejemplos de supuestos antropológicos, morales y cognitivos claramente irreales.
LM: Una política económica que en nombre del bienestar colectivo decide excluir al sector privado de la actividad económica, bajo la bandera de que los medios de producción son propiedad de todos, termina siendo perjudicial para todos. Hay suficientes estudios empíricos sobre este asunto.
LÓGOI: ¿Y algún ejemplo de supuestos no económicos irreales?
LM: Un supuesto económico muy irreal es el pleno empleo, que se utiliza en los modelos macroeconómicos. Entre los supuestos no económicos irreales más utilizados se encuentran que los agentes siempre están buscando maximizar su bienestar, o que tienen información perfecta y todos la procesan de la misma manera, y toman sus decisiones con base en ello. El reconocimiento de la existencia de incertidumbre, a veces medible y a veces no, y que, como consecuencia de ello, las personas puedan tomar decisiones no óptimas, sino simplemente satisfactorias, se ha ido incorporando progresivamente en la teoría económica.
LÓGOI: Dice usted que la idea de pleno empleo es de lo más irreal, lo que parece implicar que no todo el que busca un trabajo o empleo lo conseguirá: ¿qué puede hacerse entonces con ese ejército de personas desempleadas?; si no consiguen trabajo, pero sus necesidades, como de hecho sucede, no cesan, ¿qué remedio, si lo hay, puede implementarse para que sorteen semejante situación?
LM: El supuesto de pleno empleo es uno de los más utilizados en teoría macroeconómica para explicar el funcionamiento de los modelos de crecimiento económico, por ejemplo, y a partir de allí, generar recomendaciones de política económica, estimulando a las economías para abatir el desempleo, a partir de una teoría basada en el pleno empleo. Es lo que recientemente el profesor Skidelsky, de la Universidad de Warwick, criticaba por el hecho de que se hace política de empleo a partir de una teoría que niega el desempleo. Friedman trató de resolver ese problema a partir del planteamiento del instrumentalismo metodológico en sus Ensayos sobre Economía Positiva en 1953, y su famoso supuesto “As if” o “Como si”, argumentando que la teoría no debe ser evaluada por la veracidad de sus supuestos, sino con base en su capacidad predictiva. En este ejemplo que comento, “como si no hubiese desempleo”. En ese sentido es que planteo que el supuesto de pleno empleo es irreal.
Ahora bien, es difícil garantizar que todo el que busque empleo lo encuentre, y no creo que sea la pretensión de la Macroeconomía. Lo que sí debe ser un objetivo de la Economía es generar políticas de oferta, es decir, políticas públicas que estimulen la producción en distintos sectores económicos, y en la medida en que ello se vaya haciendo efectivo, se requerirá el uso de más factores de producción, entre ellos el factor trabajo, reduciendo el desempleo.
LÓGOI: Una última pregunta, si no le importa, para cerrar esta breve conversación: ¿qué opinión le merece la idea, vieja desde luego si bien actualizada de diversos modos, de una renta básica o ingreso universal incondicionado?
LM: Es una idea muy noble. El problema es quién va a financiar esa renta y los incentivos perversos que puede generar la misma. En algunas regiones de Estados Unidos ya estamos viendo que algunos trabajadores prefieren quedarse en casa que ir a trabajar mientras reciban el subsidio temporal implementado como consecuencia de la pandemia. Si esto se extrapola a toda la población, los desincentivos pueden ser muy contraproducentes para la productividad y la generación de bienestar en una sociedad. Es una idea costosa en términos fiscales, que si bien genera ahorros en la estructura burocrática (no harían falta departamentos dedicados a la gestión y seguimiento de programas sociales), no compensan el aumento del gasto público, tratándose de un ingreso mínimo para toda la población (total o económicamente activa). Adicionalmente, si se activan los desincentivos para trabajar, entonces hay menos producción, menos ganancias en la economía y por tanto menos impuestos que cobrar, entrando en un círculo vicioso muy peligroso. Creo que una renta universal es ineficiente porque no va dirigida a quien realmente la necesita.
LÓGOI: Muchas gracias, profesor Morales, por su tiempo y atenciones con nosotros.