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vagos sociales, las controversias constitucionales, las luchas de poder, siempre movidas
por el juego indisoluble de las ambiciones de grupos y personas en encontrar
concepciones con la finalidad de la acción y las formas alcanzadas. Pero además frente
al tema del constitucionalismo se fue delineando poco a poco una mentalidad pragmática
que debía terminar justificando la dictadura de quien tuviera fuerza y la autoridad para
asegurar el orden y la paz, resolviendo autoritariamente los conflictos concretos surgidos
de intereses y de las expectativas de la sociedad.
Esa experiencia, ese pensamiento político ha marcado a Latinoamérica
convirtiéndola en una región que llegó tarde a la democracia y que se ha construido bajo
constituciones relativamente recientes, configurándose una suerte de sistema jurídico de
avances y de retrocesos que en el fondo son obstáculos permanentes a la plena vigencia
de los Derechos Humanos incluso en el siglo XXI.
Es un poco lo que establece Gruber Carias al aludir al contexto venezolano
cuando expresa vehemente que las violaciones actuales al orden constitucional han
llegado incluso desde el marco de lo que ha sido el proceso electoral y político del año
1999. Ello sin lugar a duda ha permitido que la historia y progresividad de los Derechos
Humanos, aunque plasmada en las constituciones, sea tardía bajo la influencia de las
reformas, de enmiendas, constituciones tras constituciones, caudillos tras caudillos, todo
lo que ha conllevado a la poca profundización a nivel constitucional, a nivel legislativo, a
nivel doctrinal y a nivel jurisprudencial. Sin embargo no se trata solo del contexto
venezolano, ni de este siglo, sino que se trata incluso de todos los países o la mayoría
de los países del hemisferio americano y sobretodo en esa lucha y esa pugna entre lo
que ha sido el tema del poder.
De los 18 países iberoamericanos que practican el constitucionalismo, en 12 de
ellos, prácticamente, sus constituciones son recientes. Miren el caso de Argentina con la
constitución de 1994, Brasil con la de 1988, Colombia con la de 1991, Chile con la de
1980, El Salvador con la de 1983, Guatemala con la de 1985, Honduras con la de 1982,
Nicaragua en 1995, Panamá en 1994, Paraguay 1992, Perú en el 1993 y Venezuela en