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LAUDATO SI Y EL EXTRACTIVISMO EN GUAYANA
Helizandro Therán Obispo de la Diócesis
de Ciudad Guayana
Bien, muy buenos días, quiero agradecer el honor de estar aquí, en
particular a esta universidad, que es también mi casa, porque fueron 16 años
de labor docente en la UCAB Caracas. Agradezco la invitación realizada por
esta casa de estudios para participar en esta jornada, de manera muy
particular, en la persona de su vicerrector el padre Arturo Peraza y también de
mi compañero, el rector del Colegio Loyola, pues trabajamos varias épocas
juntos, el padre Obando y mi persona.
Extiendo mi gratitud también a todo el personal docente, administrativo
y a ustedes también queridos alumnos que nos acompañan en esta jornada.
Me han pedido que establezca una relación entre la Encíclica Laudato Si y el
Extractivismo en Guayana.
Yo quiero comenzar citando que la carta encíclica ‘’Laudato Si’’ del Santo
Padre Francisco nos emplaza a tomar conciencia sobre el daño que le
estamos causando a nuestra casa común, a este planeta, a esta creación.
Nuestro símbolo de fe confiesa que creemos en un solo Dios, que ha creado
solo por amor el cielo y la tierra y esta tierra refleja tal hermosura y
magnificencia que al salmista solo le queda exclamar, “óigame señor nuestro,
qué glorioso tu nombre por toda la tierra”. Salmo 8:1
Esta tierra es nuestro único hábitat, la estamos destruyendo, la estamos
acabando. Esta es la primera observación que hace el Papa en su Encíclica.
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El hombre está devastando lo que el creador le entregó un día como regalo,
dice textualmente el pontífice:
‘’Esta tierra clama por el daño que le provocamos a causa del uso
irresponsable y abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella,
hemos crecido pensando que éramos propietarios y dominadores,
autorizados a expoliarla. La violencia crece en el corazón humano
herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de
enfermedad y advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los
seres vivientes. Por eso entre los pobres más abandonados y
maltratados está nuestra oprimida y devastada tierra que gime y
sufre dolores de parto. ’’
Hemos olvidado, nosotros los hombres, que somos creaturas frágiles,
finitas, que venimos de la tierra tal y como lo recuerda aquella fórmula latina
que rezaba: ‘’Memento homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris’’, es
decir, recuerda hombre que eres polvo y al polvo regresarás, y esto lo hemos
olvidado, porque acabar con nuestra casa común es destruirnos a nosotros
mismos.
El llamado que hace el Papa Francisco no es algo nuevo, no es algo
novedoso, ya que el Papa Pablo VI había abordado esta temática cuando en
1971, hablando sobre la problemática ecológica en la Octogésima Adveniens,
la definía como una crisis que es consecuencia dramática de la actividad
descontrolada del ser humano, debido a una explotación inconsiderada de la
naturaleza, el ser humano corre el riesgo de destruirla y de ser, a su vez,
víctima de esa degradación. Y, San Juan Pablo II señalaba ya acertadamente
que el ser humano parece no percibir otros significados de su ambiente natural
sino solamente aquellos que sirven a los fines de su uso inmediato y consumo.
El Papa Francisco recoge pues el pensamiento de sus antecesores
dejándonos ver que la nota distintiva de la cultura contemporánea es la
degradación y destrucción de la naturaleza, sin tener presente que un crimen
contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra
Dios, sin embargo, no todo está perdido aún, Francisco apela a la capacidad
que tiene el hombre de reconocer su error y de reparar, en la medida de lo
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posible, el daño causado y apela también al esfuerzo de las pequeñas
minorías que alzan su voz a favor de la tierra.
En esta perspectiva afirma la Encíclica, cito:
‘’…el desafío urgente de proteger nuestra casa común que incluye
la preocupación de unir a toda la familia humana, en la búsqueda
de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las
cosas pueden cambiar. El creador no nos abandona, nunca hizo
marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de
habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de
colaborar para construir nuestra casa común, deseo reconocer,
alentar y dar las gracias a todos los que en los más variados
sectores de la actividad humana están trabajando para garantizar
la protección de la casa que compartimos. ‘’
La acción destructora de esta nuestra casa común en la Región Guayana
tiene un rostro específico y claro, se llama el ‘’Arco Minero’’. Sabemos bien
que el Ejecutivo Nacional promulgó el decreto número 2.248 por el cual se
crea la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, tal
y como aparece en la gaceta oficial número 40.855 del 24 de febrero de 2016.
¿Qué motivó al ejecutivo para crear esta zona del arco minero que se extiende
111.843,70 km2 y qué representa el 46% de la superficie del estado Bolívar?
La respuesta a esta pregunta tiende a justificar un Neoextractivismo que
pueda servir de plataforma para el desarrollo económico, productivo y social
de la nación.
En otras palabras y hablando muy claro, es salir de un rentismo petrolero
para caer en un sistema productivo basado en una extracción intensiva, feroz,
de los recursos mineros, creyendo que esa actividad generará ingresos
suficientes para financiar la inversión social del gobierno; no se tiene
conciencia que el extractivismo aunque prometa y prometa riqueza y
desarrollo, siempre generará gente que se empobrece.
Somos conscientes que esta actividad minera está produciendo daños
irreparables en las áreas donde se practica, por lo tanto podemos definirla
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como un verdadero sistema de rapidación, el Papa Francisco llama la atención
de este sistema de rapidación con las siguientes palabras, cito:
‘’A la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del
planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo,
en eso que algunos llaman rapidación. Si bien el cambio es parte
de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las
acciones humanas le imponen hoy contrastan con la natural
lentitud de la evolución biológica, a esto se suma el problema que
los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente
se orientan al bien común y a un desarrollo humano sensible e
integral. En cambio es algo deseable que se vuelva preocupante
cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de
vida de gran parte de la humanidad. ‘’
La actual escasez de dinero en las arcas de la nación, ya que no se
ahorró nada durante la mayor bonanza de la época petrolera por la que pasó
nuestro país en la presidencia de Chávez, lleva hoy al gobierno del presidente
Maduro a decretar una emergencia económica que se piensa resolver con la
medida inmediatista de una actividad minera que le al ejecutivo dinero
fresco adelantado por parte de las empresas extranjeras, que sirva de oxígeno
para afrontar la crisis. Sin pensar que las consecuencias que acarrea la
actividad minera traerán a nuestra zona de Guayana, aniquilación de la
biodiversidad y erosión de suelos, entre otros.
Y todo en aras de unos supuestos beneficios para la sociedad
venezolana, de allí que el Papa Francisco vuelva a insistir en otro número de
su Encíclica sobre estas medidas económicas inmediatistas que acaban con
nuestra tierra, y lo hace diciendo, cito:
‘’Los recursos de la tierra también están siendo depredados a
causa de formas inmediatistas de entender la economía y la
actividad comercial productiva. La pérdida de selvas y bosques
implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían
significar en el futuro recursos sumamente importantes, no solo
para la alimentación. ‘’
Medidas económicas inmediatistas que terminan por poner en manos de
empresas transnacionales nuestro patrimonio natural y como dice el mismo
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Papa, “esto es un atentado contra la soberanía de un Estado”, expone
Francisco en su Encíclica lo siguiente, cito:
‘’…un delicado equilibrio se impone a la hora de hablar sobre
estos lugares, la biodiversidad de los ecosistemas de las selvas
tropicales, porque tampoco se puede ignorar los enormes
intereses económicos internacionales que bajo el pretexto de
cuidarlos pueden atentar contra las soberanías nacionales, de
hecho existen propuestas de internacionalización de la Amazonia
que solo sirve a los intereses económicos de las corporaciones
transnacionales, eso abre la tarea de organismos internacionales
y de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las
poblaciones y cooperan críticamente también utilizando los
legítimos mecanismos de presión para que cada gobierno cumpla
con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los
recursos naturales de su país sin venderse a intereses espurios
locales o internacionales. ’’
Lo que está ocurriendo en Guayana, toca por tanto a todo nuestro
planeta, a toda nuestra casa común. No somos un fenómeno aislado perdido
en la inmensidad de una selva y, como dice Francisco, “no podemos
quedarnos inertes ante lo que está ocurriendo sabiendo que es una larga y
dura batalla para frenar este pecado ecológico y revertir en la medida de lo
posible el daño cometido”.
Al respecto el Papa comenta lo siguiente, cito:
‘’…lamentablemente muchos esfuerzos por buscar soluciones
concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no solo por
el rechazo de los poderosos sino también por la falta de interés
de los demás, las actitudes que obstruyen los caminos de
solución, aun entre los creyentes, van de la negación del
problema a la indiferencia, de la resignación cómoda a la
confianza ciega de las soluciones técnicas, necesitamos una
solidaridad universal nueva. ‘’
Esto es muy importante, pasamos muchas veces de la negación del
problema a la indiferencia, problema que es negado por el poder establecido,
eso lo vemos lógico, nunca se va a reconocer el error pero es todavía más
grave la indiferencia que se va generando en el colectivo, la indiferencia que
se va generando en los ciudadanos de a pie, el Papa Francisco recuerda que
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la explotación indiscriminada de minerales como el oro, cobre, bauxita,
diamantes, caolín, entre otros, deja grandes pasivos humanos y ambientales,
e indica lo siguiente, cito:
‘’…contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido
de azufre en la del cobre, desocupación de pueblos sin vida,
agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación,
empobrecimiento de la agricultura, ganadería local, cráteres,
cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras
sociales que ya no se pueden sostener, este es el lamentable
saldo que nos queda. ‘’
Cuando el Papa menciona en este número que se tiene un efecto letal
de la explotación minera indiscriminada es dejar a pueblos sin vida, no
podemos menos que pensar en nuestros pueblos indígenas. El arco minero
afecta el hábitat y la cultura de los pueblos originarios: Inga, Mapoyo, Eñepa,
Arawak y Arawaco, que se estima que juntos sumen unos 54.000 habitantes
y a quienes nunca se les consultó previa y liberadamente como establece el
convenio 169 suscrito por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y
cuya voz actual de protesta es desatendida por los órganos gubernamentales
competentes, en tal sentido el manifiesto de Guayana sobre el Arco Minero
rechaza categóricamente la violación de normas constitucionales sobre los
derechos de los pueblos indígenas, ya que en el artículo 119 de la Constitución
(1999) se establece que el Estado venezolano con la participación de los
pueblos indígenas debe marcar y garantizar la propiedad colectiva de sus
tierras las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e
intransferibles. Y en el artículo 120 se garantiza la previa consulta e
información para que la explotación de los recursos naturales no lesione su
integridad social, cultural y económica.
Cuánta razón tiene el Papa Francisco cuando afirma lo siguiente, cito:
‘’El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos y
no podemos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si
no prestamos atención a la causa que tiene que ver con la
degradación humana y social, de hecho el deterioro del ambiente
y el de la sociedad afectan de un modo especial a los s débiles
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del planeta, tanto la experiencia común de vida ordinaria como la
investigación científica demuestran que los más graves efectos de
todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre.‘’
Y en el número 56 de la misma Encíclica el Papa afina más esa relación
entre degradación humana y degradación ambiental con las siguientes
palabras, cito:
‘’Mientras tanto los poderes económicos continúan justificando el
actual sistema mundial donde priman una especulación y una
búsqueda de la renta financiera que tiende a ignorar contextos y
los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiental, así se
manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana
y ética están íntimamente unidas, muchos dirán que no tienen
conciencia de realizar acciones inmorales porque la distracción
constante nos quita la valentía de advertir la realidad de un mundo
limitado y finito. Por eso, hoy, cualquier cosa que sea frágil como
el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del
mercado divinizado convertido en regla absoluta‘’.
Un grave problema que causa el extractivismo es la contaminación de
las aguas, en nuestra zona guayanesa están desprotegidas las cuencas
hidrográficas, en especial las de los ríos Caroní, la Paragua, Caura y Cuyuní,
ante esto nos podemos preguntar ¿q calidad de agua tendremos para
nuestro futuro?, el Papa Francisco llama la atención sobre este punto, con las
siguientes afirmaciones, cito:
‘’Un problema particularmente serio es el de la calidad de agua
disponible para los pobres que provoca muchas muertes, todos
los días, entre los pobres son frecuentes enfermedades
relacionadas con el agua, incluidas las causadas por
microorganismos y sustancias químicas, las aguas subterráneas
que en muchos lugares están amenazadas por la contaminación
que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e
industriales, sobre todo en países donde no hay reglamentación
y controles suficientes. ‘’
En el número 185 de su Encíclica, el Papa retoma de nuevo el problema
del agua indicando la necesidad de priorizar su preservación frente a cualquier
proyecto de impacto ambientalista, señala el Papa lo siguiente, cito:
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‘’…en toda discusión acerca de un emprendimiento, una serie de
preguntas deberían plantearse en orden a discernir, ¿se aportará
a un verdadero desarrollo integral?, ¿Para qué? ¿Por qué?
¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para quién? ¿Cuáles
son los riesgos? ¿A qué costo? ¿Quién paga los costos? y ¿Cómo
lo harán? En este examen hay cuestiones que deben tener
prioridad como por ejemplo, sabemos que el agua es un recurso
escaso e indispensable y es un derecho fundamental que
condiciona el ejercicio de otros derechos humanos, eso es
irrenunciable y supera todo análisis de impacto ambiental de una
región. ’’
El extractivismo puro y simple que se constata en el Arco Minero del
Orinoco deja al descubierto el desmoronamiento del Estado venezolano como
responsable y garante del área ambiental en nuestro país. Más aún el
Ministerio del Poder Popular para el Ambiente lo fusionan con el Ministerio del
Popular de Vivienda y Hábitat por orden del presidente Maduro, naciendo el
Ministerio del Poder Popular de la Vivienda y Hábitat y Ecosocialismo; en
opinión de la red de organizaciones ambientales no gubernamentales de
Venezuela, RED ARA, esta decisión será un retroceso en materia de políticas
e institucionalidad ambiental y es incongruente con los principios del desarrollo
sustentable y derechos ambientales establecidos en nuestra Constitución.
La deuda ecológica del gobierno nacional es inconmensurable desde
cualquier ángulo que se le quiera observar, por eso el Papa comenta, cito:
‘’al mismo tiempo que crece una ecología superficial o aparente
que consolida un cierto adormecimiento y una alegre
irresponsabilidad, como suele suceder en épocas de profundas
crisis que requieren decisiones valientes, tenemos la tentación de
pensar que lo que está ocurriendo no es cierto si miramos la
superficie más allá de algunos signos visibles de contaminación y
de degradación, parece que las cosas no fueran tan graves y que
el planeta podría persistir por mucho tiempo en las actuales
condiciones. ‘’
Ecología superficial o aparente, apodemos denominar el supuesto
discurso que el ejecutivo nacional ha mantenido hasta ahora, llama por su
parte la atención, la referencia que hizo el mismo presidente Maduro sobre la
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Encíclica ‘’Laudato Si’’, el mandatario Nacional saludaba a esta Encíclica
papal diciendo que era uno de los documentos más importantes que ha salido
en las últimas décadas y se comprometió a asumirlo dentro del diseño que
llamó Ecosocialismo, una contradicción evidente yo diría, patética y patente
de lo que es, lo que se dice y lo que se hace, se necesita por tanto, mis
queridos presentes, la promoción de una verdadera agenda pública ambiental,
políticas concretas y eficaces para detener este pecado ecológico que se está
cometiendo hoy en Guayana, de nuevo el Papa es diáfano cuando argumenta
lo siguiente, cito:
‘’El drama del inmediatismo político sostenido también por
poblaciones consumistas provoca la necesidad de producir
crecimiento a corto plazo, respondiendo a intereses electorales,
los gobiernos no se exponen fácilmente a ir a la población con
medidas que puedan afectar al nivel de consumo o poner en
riesgo inversiones extranjeras, la miopía de la construcción poder,
detiene la integración de la agenda ambiental con mirada amplia
en la agenda pública de los gobiernos, se olvida así que el tiempo
superior al espacio que siempre somos fecundos cuando nos
preocuparnos por generar procesos más que generar espacios de
poder, cuando en momentos difíciles se obra por grandes
principios y pensando en el bien común a largo plazo, al poder
político le cuesta mucho asumir este deber en un proyecto de
nación.‘’
Estas palabras del Papa son proféticas, cuánto cuesta hoy en Guayana al
poder político establecer esta agenda ambientalista dentro del proyecto del
Estado. Todo proyecto ferrominero en Guayana o en cualquier parte de
nuestra geografía Nacional debe someterse a este sabio principio que indica
el Papa Francisco, cito:
‘’Cuando aparecen eventuales riesgos para el ambiente que
afecten al bien común, presente y futuro, esta situación exige que
las decisiones se basen entre una comparación de los riesgos y
beneficios hipotéticos que comporta cada decisión, cada
alternativa posible, esto vale sobre todo si un proyecto puede
producir incremento de la utilización de recursos naturales, de
emisiones o vertidos, de generación de residuos o una
modificación significativa en el paisaje, en el hábitat de especies
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protegidas o en un espacio público, algunos proyectos y aquí
podemos decir del Arco Minero del Orinoco no suficientemente
analizados, pueden afectar profundamente la calidad de vida de
un lugar que viva cuestiones tan diversas entre sí, como una
contaminación acústica no prevista, la reducción de la amplitud
visual, la pérdida de valores culturales, los efectos del uso de la
energía, entre otros. ‘’
El creador ha puesto en las manos del hombre la tierra como don, es
responsabilidad de la creatura humana preservar este patrimonio común y
hacer de nuestro ambiente, un ambiente de mayor y mejor calidad de vida,
por eso el Papa lo recuerda encarecidamente, cito:
‘’El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la
humanidad y responsabilidad de todos, quien se apropia de algo,
es solo para administrarlo en el bien de todos, si no lo hacemos,
cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de
nosotros. ‘’
Yo concluyo aquí esta relación sobre el extractivismo que se vive en el
arco minero, quedan muchos aspectos abiertos y muchos problemas fuera de
la disertación que he hecho, solo he querido que la voz del Papa, en su
Encíclica ‘’Laudato Si’’, ilumine ciertos aspectos de esta compleja realidad que
vivimos en Guayana, sin embargo no puedo finalizar sin mencionar el número
186 de esta Encíclica en donde el Papa nos invita a detener o a modificar todo
proyecto que genere grandes daños, graves o irreversibles a nuestra
hermana tierra, exige el Papa lo siguiente, cito:
‘’En la declaración de Río de 1992 se sostiene que cuando haya
peligro de daño grave o irreversible la falta de certeza cienfica
absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la
adopción de medidas eficaces que impidan la degradación del
medio ambiente, este principio precautorio permite la protección
de los más débiles, que disponen de pocos medios para
defenderse y para aportar pruebas irrefutables, si la información
objetiva lleva a prever un daño grave e irreversible aunque no
haya una comprobación indiscutible, cualquier proyecto debería
detenerse o modificarse, así se invierte el peso de la prueba ya
que en estos casos hay que aportar la demostración objetiva y
contundente de que la actividad propuesta no va a generar graves
daños al ambiente o a quienes lo habitan. ‘’
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A la luz de esta última palabra del Papa, a mi como obispo de Ciudad
Guayana no me queda más que pedir la derogación del decreto 1248 por el
que se crea el Arco Minero del Orinoco, muchas gracias.