Ciudad Guayana: una perspectiva
desde lo ciudadano
Mercedes Pulido de Briceño
¿Qué significa sustentable? Todos nosotros lo usamos con frecuencia, significa
perdurable, permanente en el tiempo, yo creo que uno de los puntos que debemos
entender básicamente es que significa permanencia pero no significa estático,
tenemos que entender que sustentable es aceptar las modificaciones que van
implicando la realidad pero también lo que vamos haciendo, y yo pongo como
ejemplo a los padres de familia. Nosotros estamos fascinados de que nuestros
hijos vayan al preescolar y quisiéramos que aprendieran a leer y escribir a los 3
años, no sabemos si para que el niño se luzca o para lucirnos como padres, luego
queremos que inmediatamente tenga todas las habilidades, pero cuando el niño
llega a la adolescencia, queremos que haga lo que nosotros queremos y no nos
hemos dado cuenta de que le hemos dado todos los instrumentos para que sea
él el que escoja, que pueda escoger algo distinto a lo que nosotros le dimos, y el
respeto a esa diferencia es que hay que tener claro que fuimos nosotros quienes
provocamos que tuviera capacidad de decisión o de otras aspiraciones.
Lo sustentable se fundamenta en instituciones, que tienen que ser fuertes,
eficaces y socialmente rentables, esto en el caso de la familia es terriblemente
real, la familia tiene que ser eficaz para proteger, para dirigir, para encontrarse. En
el último estudio que se hizo en la Comunidad Económica Europea, entendiendo
que el nivel de vida en Europa está en el 60% o 70% por arriba de los 50 años,
uno de los puntos es que la familia es el único techo donde se puede encontrar
uno a pesar de haber cometido todos los grandes errores en la vida, porque la
familia tiene la capacidad de aceptar al otro y de empujarlo nuevamente hacia
delante, por eso es una institución fuerte. El otro punto es que lo sustentable, y
lo hemos visto hoy, no está vinculado a caprichos o a arbitrariedades personales,
cada uno llega con la mejor idea que tenga en la cabeza y esa es la que vamos
a hacer, y luego dejamos las cosas hechas a medias.
Yo estaba hablando con algunos amigos que viven en San Félix a los cuales
conocí en el año 1962, y me dicen que muchas de las cosas que se han hecho
no se han terminado, esto es uno de los grandes problemas de lo sustentable, lo
sustentable se plantea siempre en la negociación de lo posible, y en las alianzas
para realizarlo.
Lo sustentable también significa satisfacer las necesidades de las generaciones
presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro, para que ellos
puedan atender sus propias necesidades. Tenemos que invertir hoy para lograr
satisfacciones personales, pero que no comprometan las de las próximas
generaciones.
Es importante que esto que estamos viendo en diferentes realidades esté en
un concepto básico en la democracia como forma de convivencia. Hay que hacer
énfasis en esto: la democracia no es un conjunto de reglas, es un conjunto de
normas para convivir que requieren una cultura política democrática.
La democracia necesita instrumentos de viabilidad, esta no es la respuesta
mágica, es un proceso que requiere que constantemente estemos pensando en el
otro, que oyendo al otro vemos algo que nos falta, escuchando al otro, escuchar
no es lo mismo que oír. Oír es una respuesta-estímulo a un elemento sensorial,
escuchar es un elemento de reinterpretación.
La democracia como forma de vida potica busca progresivamente, y
haciéndolo cada vez de forma más perceptible, soluciones civilizadas. Ahorita
estaba un estudiante planteándome el problema de la cultura de paz, esta cultura
requiere que entendamos que la paz no tiene una sola receta, tiene muchas vías
por las cuales llegamos a ella.
Las demandas propias de la gente que piensa distinto y que necesita para su
funcionamiento la existencia de algunas herramientas que le permitan su viabilidad,
ese es uno de los puntos esenciales en la psicología social, ninguna sociedad
puede ser absolutamente homogénea porque si lo es, el que es distinto a esa
homogeneidad queda fuera y hará todo lo posible por reventar esa sociedad.
Los instrumentos cruciales para una cultura política democrática deben ser
sustentables. Hoy en día se reconoce que uno de los instrumentos definitorios
para la viabilidad es una cultura política que la sostenga, y cultura política es
de intercambio, de interacción, de constante negociación, pero sobre todo de
aceptación de conflictos. Todos los procesos de cambio tienen resistencia porque
es mucho más cómodo seguir haciendo las cosas como siempre se han hecho,
es mucho más cómodo pensar que yo soy el que mando.
Aquí hay un punto interesante, la cultura política debe estimular la diversidad,
no hay democracia viable sin cultura política democrática, ni hay desarrollo
sustentable sin democracia, y estas son, en cierta forma, las enseñanzas de
éxitos y fracasos, a nivel comunitario, social, empresarial, institucional y a nivel
de la capacidad de interacción de la conducta humana.
¿Por qué la cultura política democrática es fundamental para el desarrollo
sustentable? Porque los modelos de dominación autoritarios no pueden
establecerse de manera permanente. Si yo tengo una empresa debo ir sacando
lo que me estorba, lo que molesta y sobre todo estimulando a que no haya
diferencias. Pero las expectativas de las aspiraciones humanas existen. El piso
actitudinal psicológico, en el autoritarismo, es aceptación pasiva. Yo acabo de
revisar el estudio sobre la cultura juvenil que se acaba de terminar en Venezuela
y lo que preocupa no es que hay un aplanamiento afectivo sino lo que hay es una
acomodación afectiva esperando no sufrir los embates de las diferencias, pero
no aceptando las normas o la convivencia que tenemos.
De la misma forma, no puede sostenerse en la vida democrática una estrategia
de desarrollo sustentable sin que haya creencias y valores vinculados a ello, y
conductas igualmente democráticas. Esto es muy importante, las creencias son
fundamentales.
Una de las diferencias entre nuestro individualismo y el de los pueblos
anglosajones es que en aquellos pueblos parten de un individualismo colectivo,
se es individualista para defender lo colectivo; lamentablemente en Venezuela soy
individualista por aquello de que no me gusta que me pisen. Con eso no logramos
nada, el asociacionismo en nuestro país es muy difícil.
Nuestra experiencia directa era que podíamos conseguir mucha gente que nos
ayudara a construir escuelas, el piso de las aceras. Por supuesto a la hora del
mondongo era muy concurrido, pero después no había nadie que se encargara
de la obra, que mantuvieran las escuelas. Esto fue especialmente evidente con
los módulos de servicio, eran estructuras dentro de nuestros barrios con todos
los servicios, todo el mundo disfrutaba de ellos pero nadie fue capaz de defender
su existencia y de exigir.
Desafíos culturales y retos ciudadanos para lograr una nueva Ciudad Guayana:
Nuestro reto más grande y más urgente es construir un sueño de ciudad en el que
todos nos sintamos identificados. Si no hay sueño es muy difícil que podamos
instrumentar estrategias para hacerlo realidad. Dibujar una visión que nos enamore
y nos embarque a todos en una lucha emocionada por construirlo.
El primer paso para construir este sueño es a partir de lo que nos une. ¿Qué
es lo que hoy nos une a todos los guayaneses? Todos los guayaneses quieren,
en primer lugar, generar progreso para todos, esto es, progreso con fuerte acento
en la justicia social, y erradicar la pobreza y toda fuente de exclusión.
En segundo lugar, construir y fortalecer instituciones para el desarrollo y la
justicia social en libertad y democracia. Uno de los más importantes retos, no
solo para Ciudad Guayana sino para toda Venezuela, es reconstruir el sueño. Un
nuevo sueño de independencia. Tenemos por delante el reto de la independencia,
no solo de injerencias extranjeras de cualquier tipo, sino de cualquier forma de
coloniaje político, ideológico, económico, etc.
Y el reto de la soberanía, lograr que el pueblo pueda ejercer su soberanía,
no solo de expresarse y que esa expresión electoral, de protesta o de cualquier
tipo, sea respetada por el poder público, sino también de ejercerla, por ejemplo,
sintiéndose libre de caminar por las calles o de ir a trabajar sin miedo a la muerte o
a no regresar a sus casas. Un pueblo con miedo, encerrado, a merced del hampa,
limitado, no es un pueblo que esté ejerciendo su soberanía.
Tenemos el reto de rescatar el espíritu de civilidad del 19 de abril. Nuestra
historia nos arroja un saldo lamentable y preocupante de cómo las 3/4 partes
de nuestra historia republicana la hemos vivido bajo gobiernos militaristas. Es
necesario construir las bases de una nueva “república civil”, la primera de cuyas
bases es una “cultura civilista”, una “cultura de la vida”, que supere a la cultura
de las armas y de la muerte, una cultura de pluralismo e inclusión, que supere la
cultura de la exclusión y el sectarismo.
República civil vs. sociedad cuartelaría: esta república civil se fundamenta en
la construcción de una cultura que se aleje por igual de dos perversiones que
alienan y rebajan a la persona: la del individualismo egoísta, y la del colectivismo
masificador.
La voz de los obispos venezolanos nos puede orientar sobre esta necesidad:
No al individualismo, afirmando con fuerza, la dignidad personal, pero vivida con
espíritu de solidaridad y convivencia fraterna, que promueve la vida de los otros
frente a todo egoísmo y aislamiento individualistas. Decimos no al estatismo,
pues está a la vista por doquier, el desastre que han producido y producen
los proyectos autoritarios y hasta totalitarios de diverso signo, que impiden la
creatividad y la libertad ciudadanas (Carta pastoral de los Obispos venezolanos
sobre el bicentenario de la independencia, XCIII, Asamblea plenaria ordinaria de
la Conferencia Episcopal Venezolana, Abril 2010).
La construcción de esta república civil supone la necesidad de avanzar
progresivamente en los conceptos modernos de democracia (cada vez más
espacios y mecanismos de contrapoder en manos del pueblo, para contrarrestar
el poder de las hegemonías de turno).
El concepto de “comunidad política” se entiende como una relación inherente
a la noción de “Política”, según la cual “las partes diferenciadas se reconocen
recíprocamente como comiembros de la asociación y comparten algunos valores,
metas y actitudes, cultivando la persuasión, la tolerancia y el diálogo para resolver
sus desencuentros como método preferido a la represión o destrucción del
adversario”. Stambouli, “La Política Extraviada: una historia de Medina a Chávez”;
FCU, Caracas (2002).
Otros elementos de la cultura política necesarios para la construcción de la
nueva Ciudad Guayana:
Que el pueblo guayanés aprenda a asumir el rol de soberano, no de súbdito
(los gobernantes son nuestros empleados, no nuestros patrones).
Ayudar a la superación de los prejuicios, mediante la caracterización y
construcción de identidades comunes endogrupales.
Importancia de subrayar culturalmente el respeto a la ley por encima de
la discreción autoritaria.
Creación del piso ciudadano de un nuevo pacto social:
Fortalecer las iniciativas de integración ciudadana.
Revertir el proceso de disgregación, división y anomia.
Reforzar iniciativas que conlleven a la conciencia de identidad, pertenencia
y corresponsabilidad en la construcción de la vida en común.
Reducir institucionalmente los niveles de incertidumbre.
Reducir progresivamente los altos niveles de desconfianza.
Convencer de que la democracia es un “valor” que necesita ser enseñado a
través de:
El aprendizaje cotidiano de que todos pueden ser respetados a partir de
su diversidad. Que la riqueza de la sociedad proviene de la diversidad de
sus miembros.
El diálogo como solución de conflictos.
El rechazo a la tentación de la violencia que significa la imposición del más
fuerte.
La solidaridad y la justicia como camino para la paz.
Privilegiar la argumentación racional sobre la subjetividad visceral.
Proveer espacios seguros para la expresión de la emocionalidad.
Necesidad estratégica de identificar los consensos sociales y trabajar sobre
ellos, más que detenerse ante los disensos.
Coadyuvar a la generación de capital social.