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13.
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2013
desde
303 PP.
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311 PP
.
La
participacn social como ejercicio
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udada
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José Carlos Blanco
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En el presente trabajo, presentaremos algunas reflexiones sobre el ejercicio de la
ciudadanía y las formas de participación social, porque es muy difícil hablar de ella y
no referirse a sus actores, los ciudadanos; igualmente, es difícil hablar de ciudadanía
y no mencionar la participacn social. La vieja idea de que se puede ser un buen
ciudadano cumpliendo la ley, sin meterse con nadie pero sin participar en nada,
hoy es insostenible, la ciudadaa se construye con compromiso y participacn.
Los avances logrados en materia de participacn social son indiscutibles, pero
falta mucho por andar. Existen obstáculos que no permiten alcanzar los niveles
deseados. Queremos destacar que todo extremo es malo, lo importante es potenciar
toda actividad que trabaje en pro de los fines trascendentes de la sociedad,
como son, bien con y el respeto a la dignidad de la persona humana. A esto
dedicaremos las siguientes líneas.
Palabras clave: participacn, ciudadanía, bien con.
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od
ucc
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ón
Decir que la participacn social es una necesidad en las sociedades de este
tiempo no es nada nuevo, bastante se ha escrito y dicho al respecto. No obstante,
hay que insistir, porque es muy difícil que la vida compartida se desarrolle sin la
colaboracn de todos. En comunidades primitivas, o en algunas formas de vida
304
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
campestre, no urbana, es posible que sus miembros puedan vivir sin
necesidad
de involucrase en el destino de la vida pública, pero la
complejidad
de la
sociedad
actual no lo permite; su desarrollo requiere de la
participación
de todos
sus
miembros.
Sobre la
participación
social se pueden citar diferentes opiniones. La
doctrina
social de la Iglesia católica considera que la
participación
es un derecho
humano;
dice la encíclica Pacem in Terris: "Añádase a lo dicho que con la dignidad de la
persona humana concuerda el derecho a tomar parte activa en la vida pública
y
contribuir con el bien común". Por otro lado, la
Octogésima
Adveniens señala:
"El
paso al campo de la política expresa también una exigencia actual del
hombre
mayor participación en las
responsabilidades
y en las decisiones'. (Ocho
Grandes
Mensa¡es
1975).
Por otro lado, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
incluye
a la
participación
social dentro de los derechos políticos y, además, la
considera
un elemento importante para el desarrollo de las
principales
funciones
públicas.
Históricamente, la
participación
social es producto de un conjunto de
conquistas
morales que engrandecen la historia del hombre. De ser una necesidad ética
pasó
a ser un derecho humano, que hoy reconocen la mayoría de las
constituciones
del mundo. Es el producto del progreso en la
construcción
de la dignidad de la
persona, un indiscutible avance ciudadano; del súbdito gobernado que se limitaba
a obedecer, se produce toda una evolución a un ciudadano informado, crítico
y
activo que opina y se involucra en las grandes
decisiones.
Así pues, el derecho a la
participación
debe
considerarse
como algo
que
debe defenderse y ejercerse. Pero este proceso no ha terminado, todavía falta
mucho; si bien nos encontramos con numerosas formas de
participación social,
todavía abunda la apatía, el desconocimiento y hasta la desconfianza sobre
este
indudable valor social.
Considerando
que la
participación
social es el instrumento necesario
para
construir una
sociedad
solidaria, creemos que esta no se alcanza si no
se
construye una verdadera ciudadanía. En
consecuencia,
es importante
destacar
que la
participación
no es un fin en misma, ni debe manipularse por
intereses
políticos, más bien es el camino para construir y mantener la sociedad
deseada;
305
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
una sociedad civil democrática no puede existir sin hombres
comprometidos con
las tareas que hay que realizar para alcanzar esta meta.
Queremos resaltar que sin verdaderos ciudadanos la
participación
social
es
una ilusión. Por razones de espacio, el análisis no puede ser exhaustivo. Por lo
tanto, en la primera parte se analizará la influencia de los intereses
particulares
en las formas de
participación
social, en la segunda se revisará la
regulación
constitucional y la experiencia de su aplicación, en la tercera el perfil del ciudadano;
terminaremos con una breve conclusión al
respecto.
l.
L\ PARTICIPACIÓ'i SOCIAL Y LOS INTERESES PARTICULARES
Uno de los problemas con que nos encontramos, al tratar de sensibilizar a la
gente para que participe en los asuntos sociales, es la equivocada idea de
que
estos solo están referidos a las acciones altruistas, es decir, a aquellas que
se
realizan en forma desinteresada y sin esperar nada a cambio, como un acto de
beneficencia. Para aclarar esto debemos hacer algunas
precisiones
sobre la
esencia de la
participación social.
Desde una visión general, se puede definir la
participación
social
como
las actividades que realizan los ciudadanos para involucrarse en los
asuntos
públicos. De una manera más concreta, puede
considerarse
como el
conjunto
de acciones realizadas por individuos o grupos de personas, que se
organizan
para atender los intereses de un colectivo o de la sociedad en general. El
grado
de
participación
varía de acuerdo al interés y el compromiso que puede ir
desde
el simple cumplimiento de la ley hasta la posición altruista que está decidida
al
sacrifico con tal de que se cumplan los más elevados fines sociales. Aquí
nos
encontramos
con un aspecto polémico: ¿qué es lo que motiva al
ciudadano
a participar en los asuntos públicos? Puede ser el compromiso con el
interés
general o, dicho de otra manera, el espíritu de
colaboración
con el bien
común,
o puede ser la
conveniencia
individual de que las cosas funcionen para
poder
beneficiarse de ellas.
Decir que la
participación
social es la forma como el ciudadano colabora
en
la
construcción
del bien común, puede resultar confusa si no se hacen
algunas
precisiones al respecto. Uno de los críticos más agudos del bien común es Alf
306
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
Ross. Este sostiene que no existe un interés general o bien común, tal y
como
se expresa en el párrafo anterior ya que depende de preferencias
subjetivas
de grupos o de personas. Para demostrar esto, propone el ejemplo de los
dos
prisioneros
que quieren huir de una cárcel, para lo cual pueden darse
tres
supuestos: 1 - que cada uno pueda lograrlo sin necesidad de recurrir al otro;
2 - que para conseguirlo sea precisa la mutua
colaboración;
3 - que cada
uno
de ellos estime que el éxito de su
cooperación
para la huida será completo si
se
alcanza la libertad de
ambos.
En el primer caso nos hallamos ante intereses coincidentes que
suponen
la concurrencia de dos o más personas. En el segundo caso se dan
intereses
conexos, aquellos que para su satisfacción exigen la mutua
colaboración de
quieres quieren
alcanzarlos;
solo en el tercer supuesto puede hablarse
en
propiedad de intereses comunes, que implican relaciones altruistas e
impulsos
desinteresados
de ayuda mutua entre quienes desean
conseguirlos. Para
Ross en las
circunstancias
de la vida real, los intereses coincidentes o
conexos
responden a situaciones de hecho, mientras que el bien común, es un valor que no
se da
espontáneamente
en la convivencia sino que exige un clima de
solidaridad
colectiva y un
compromiso
social constructivo. (Ross A,
1994)
.
aplicamos el ejemplo de Ross a nuestra sociedad, debemos concluir
que
en ella se pueden encontrar las tres situaciones; hay personas que
pretenden
vivir y resolver sus problema sin contar con los demás; otros entienden
que
solo
colaborando
entre
pueden beneficiarse individualmente,
y
otros,
lamentablemente la minoría,
consideran
que lo ideal sería que todos
alcanzaran
el estado de bienestar, cosa que al citado autor le parece utopía.
Esta forma de
comportamiento
lo podemos verificar en nuestra vida diaria
en
el tráfico vehicular,
específicamente
cuando falla un semáforo. Alnos vamos
a
encontrar que habrá conductores que tratarán de pasar de cualquier manera
sin
importa las
consecuencias
de su acción; otros cederán el paso y pedirán
que
después se lo cedan a ellos, y por último, puede encontrarse también, el
que
considera que, si alguien no se baja del carro para dirigir el tráfico, el
problema
no se resolverá y se pueden producir
accidentes.
307
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
Sin negar de manera absoluta la presencia del altruismo en la sociedad,
hay
que reconocer que en muchas ocasiones en el fondo de la acción social es
el
beneficio de un interés particular. El ciudadano es consciente de que la
única
forma de garantizar su interés individual, es que el de la mayoría también
esté
garantizado. Eso es lógico y no criticable, lo malo es pretender disfrazar o
ignorar
las verdaderas intenciones baJo el manto de un altruismo que, muchas
veces
es inexistente. Lo deseable sería que la actividad social se realice de
manera
desinteresada, pero rechazarla o satanizarla cuando aliado del beneficio
colectivo
también se persigue un bienestar individual, es un error.
2.
LA
PARTICIPACIÓN COMO HECHO POLÍTICO
Otro problema con que tropieza la
sensibilización
para la
participación es
identificarla absolutamente con una acción política, o peor aún, con un acto político
partidista. El problema empieza con la interpretación que se hace de la
forma
como está regulada la
participación
social en la constitución. Esta considera
que
es el proceso mediante el cual la ciudadanía interviene individual o colectivamente,
en las instancias de toma de decisiones sobre asuntos públicos que le
afectan
en lo político,
económico
y social. En la página de la asamblea nacional se
hace
un llamado a la
participación
donde se resalta que "con tu protagonismo, en
el
marco de una
concepción
de Estado Democrático, puedes alcanzar tu
desarrollo
integral, tanto individual como colectivo, en la
comunidad
donde convives'
(www.
asambleanacional.gov.es).
Se puede considerar que la norma rectora en materia de
participación
es
el
artículo N" 62 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que reza
"Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente
en
los asuntos públicos, directamente o por medio de sus
representantes elegidos
o elegidas. La
participación
del pueblo en la formación, eJecución y control de la
gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que
garantice
su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del
Estado
y deber de la sociedad facilitar la generación de las
condiciones
más
favorables
para su
práctica."
308
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
Además de las normas anteriormente citadas, la
Constitución
establece la
posibilidad de que los ciudadanos actúen en muchos casos concretos. Solo
a
título de información y a los efectos de destacar la amplia gama de opciones de
participación, paso a indicar algunas normas
constitucionales
que permiten la
participación
ciudadana en materias como: provisión de la seguridad
ciudadana
(art.55); políticas de salud (art.83); seguridad social (art.86); educación ciudadana;
en la vida política, civil y
comunitaria
(art.132); maneJo de la
administración
pública (art. 141) iniciativa legislativa (art. 204 y 205); selección de JUeces de
paz y magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (art 255 y 264); Comité de
Postulaciones Judiciales (art 270); Comité de Evaluaciones del Poder
Ciudadano
(art 279); En el Poder Electoral (art 294);
restablecimiento
de la vigencia de la
Constitución (art. 333), enmienda constitucional, (art 341), reforma
constitucional
(art. 342); Asamblea Nacional Constituyente (art. 347), para desconocer
cualquier
régimen autoritario y violador de los derechos humanos (art. 350).
No hay dudas de que el texto constitucional reconoce y permite la
participación
de los ciudadanos en la vida pública; esto ha producido un incremento
importante
de la actividad social, tanto en lo colectivo como en lo individuaL pero hay
que
llamar la atención sobre actitudes negativas,
propiciadas
principalmente
por
algunas
personas
que,
paradójicamente,
están
encargadas
de fomentar la
participación.
La primera de estas actitudes negativas se manifiesta por la exigencia de
que la
participación
solo se realice
involucrándose
en
organizaciones oficiales;
por ejemplo: en el año 2007, se produJo un deslave en la población de Playa
Colorada, estado Sucre, que deJó un importante número de damnificados.
Los
organismos
gubernamentales
acudieron a ayudarlos y paralelamente, un
grupo
de vecinos se organizó para hacerlo, recibiendo un llamado de atención:
'Todo
debería canalizarse, por medio de los consejos comunales del gobierno'.
Esto
no es lo que dice la Constitución, ni es lo rnás conveniente para fomentar la
participación sociaL
Pero, además de lo anterior, hay otra forma de interpretar la
participación
social que ahuyenta a la ciudadanía: la
participación
social solo debe
entenderse
corno un acto de
colaboración
con el Gobierno; no se acepta la
participación
309
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
S.· ,'ri 'A?:
ISSN:
para cuestionar el ejercicio de la función pública; expresarse en contra de
los
funcionarios públicos es algo inaceptable y desestabilizador. Esta es otra
forma
equivocada y a veces mal intencionada de interpretar la participación, la
crítica
constructiva a la forma como se ejercen los cargos públicos es algo
necesario.
Debemos concluir que, la
participación
es obviamente un acto político que
se
orienta a favor de los intereses de la comunidad, pero no solo es eso, es
toda
actuación de la ciudadanía, que en forma conjunta o individuaL trabaje por
mejorar
la vida de una colectividad. Por lo tanto, reducirla a una actividad
exclusivamente
política es ignorar la totalidad de su
dimensión.
3. L\ CiliDADANÍA Y LA
PARTICIPACIÓN
En los capítulos anteriores, nos hemos referido a dos problemas:
entender
la
participación
social solo como acto altruista o reducirla al activismo
político.
Ahora nos vamos dedicar a algo que
consideramos
la verdadera esencia de la
participación
la ciudadanía. En efecto, la
participación
no es otra cosa que
un
acto de acción ciudadana; inclusive, en muchas ocasiones se utiliza el nombre de
participación ciudadana para hacer referencia a la participación sociaL No vamos
a
teorizar sobre esto, analizaremos lo que debe entenderse como un buen
ciudadano
a la luz de la
participación
social; más que exponer un concepto voy a
referirme
a lo que debe hacer una persona para
considerarse
como buen ciudadano.
En
términos generales, el buen ciudadano es una persona comprometida con lo
público; la negación de la ciudadanía es la apatía y la indiferencia. El
filósofo
José Gregario Peces Barba, presenta un interesante perfil de lo que se
puede
considerar como un
ciudadano:
'El ciudadano
es la
persona
que vive en una
sociedad abierta y
democrática. En las sociedades cerradas y autoritarias viven
súbditos'.
Acepta los valores, los principios, la dignidad de todos y los
derechos
humanos, y participa de la vida política y
social'.
'Rechaza
el odio y la dialéctica
amigo-enemigo
y se relaciona con
los
demás desde la amistad
cívica'.
310
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
ISSN:
"Distingue la ética privada de la pública, que es la propia de la
acción
política y que fija los objetivos del poder y de su Derecho y la libre
acción
social".
'En el tema religioso es
comprensivo
y respetuoso; puede ser creyente o
no creyente y defiende la iglesia libre, separada del Estado libre".
"En relación con el derecho debe ser un fiel defensor y cumplidor de
los
deberes legales Es respetuoso con la ley, tolerante, libre de
discrepar
desde las reglas de
JUego
de la
Constitución
y desde la aceptación
del
principio de las mayorías".
'La condición
de
ciudadano
se
fortalece
con la
educación
y
es
una
responsabilidad central
del
Estado
y de la
sociedad". (
www.
fundac ionciudada
nía.
es).
La idea de
ciudadanía
de Peces Barba abarca las
diferentes
formas
de
relación entre el individuo y la comunidad: desde el ejercicio de la
democracia,
pasando por la acción política, la religión, el derecho, etc. La ciudadanía es
una
condición que se adquiere desde el momento en que la persona que habita en una
sociedad, toma conciencia del valor de lo público. Cuando se supera la idea de
que lo único que vale es el hogar privado y se valora y defiende el hogar
común,
en ese momento se obtiene el "título de ciudadano", o persona respetuosa
y
comprometida con lo
social
CoeiC:LL:SI<)N
¿De qué hablamos cuando hablamos de
participación
social?
Simplemente,
de una de las formas de ejercer la ciudadanía en la
construcción
del bien
común.
Comenzamos
tratando de hacer algunas precisiones sobre lo que, a
nuestro
juicio, son confusiones perJudiciales acerca de lo que debe
considerarse como
el derecho a la participación; no negamos que el eJercicio de la
participación
guarda relación principal con el altruismo y la política, pero reducirlo a eso no
es
conveniente. Hay personas que trabaJan en la solución de grandes
problemas
sociales, movidos a la vez por la intención de satisfacer intereses
individuales;
tampoco es bueno pretender reducir la
participación
a acciones de grupos o
311
LA PARTICIPACIÓN SOCIAL COMO EJERCICIO DE
ISSN:
asociaciones:
muchas personas trabajan en forma individual y silenciosa
para
la
construcción
de una sociedad justa y
solidaria.
Por otro lado, la
participación
es un derecho y al mismo tiempo un
deber;
al ser un derecho, a nadie se le puede impedir que participe en los
asuntos
públicos, ni se puede pretender controlarla desde el poder; al ser un deber
nadie
puede mostrarse indiferente ante los problemas de la
colectividad
participar
es
obligatorio. La participación, como ejercicio de la ciudadanía, tiene sus
grados,
desde el nivel más
baJo
que es el simple acatamiento de las leyes, pasando
por
la intervención de los asuntos vecinales o comunales, o el activismo
político,
para terminar en las más elevadas acciones de ayuda a los necesitados.
Son
diferentes espacios y diferentes opciones, todas orientadas a ese ideal que
es
el bien común que a juicio de la doctrina social de la iglesia debe
entenderse
como: "Todo un
conJunto
de condiciones sociales que permitan a los
ciudadanos
el desarrollo expedito y pleno de su propia perfección". Este debe ser el
objetivo
final de la
participación social.
Referencias bibliográficas
Ocho
grandes
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Encíclicas
"rerum novar um" ...
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E
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preparada por J lribarren y
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Ross, Alf (1994), Sobre el derecho y la justicia, traducción de Carrión
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Edición original de 1953. Buenos Aires: Editorial Universitaria de
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Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta
Oficial.
N'·36.860, diciembre 30, 1999
Caracas.
Peces, Barba, (2007) Educación para la
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Barcelona Espasa
Cal
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Referencias
electrónicas
W\NW.asambleanacional.gov.ve
wwwfundaciónciudadania.es
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