Alejandro Enrique Gamboa Díaz
rector del Colegio Loyola), y como primer rector del Colegio Loyola el padre José
Luis Andueza s.j.
El lunes 4 de octubre de 1965 aparece la siguiente reseña en el periódico El
Bolivarense de Ciudad Bolívar:
Puerto Ordaz. Oct 3. (Especial) Según las crónicas históricas, fue en 1664 cuando
arribaron a Guayana la vieja (pueblo de los Castillos de Guayana) los primeros
misioneros de la Compañía de Jesús. El padre José Gumilla, de la misma orden
de Loyola, refiere en su famosa obra El Orinoco Ilustrado (1741) que en aquellos
años varios jesuitas entre ellos el padre Francisco Ellauri –criollo oriundo de los
Andes de la Gran Colombia- llegaron y se residenciaron en Santo Tomé, la antigua
capital de la gobernación de Guayana, que fue el centro vital de las primeras
misiones establecidas en el Orinoco. Después de 300 años, los jesuitas han vuelto
a Guayana, ahora a cumplir misión educativa.
En una casona existente frente al Salto Cachamay, complementado por un galpón
de obra limpia destinado a aulas, ha quedado instalado el Colegio de los padres
jesuitas de Puerto Ordaz, que inicia sus actividades pedagógicas con kínder,
preparatorio, primero y segundo grado de primaria.
El rector de la nueva institución educativa, reverendo padre José Luis Andueza s.j,
explicó que la Compañía de Jesús regenta en Venezuela la Universidad Católica
Andrés Bello y los Colegios San Ignacio y Jesús Obrero en Caracas, Javier en
Barquisimeto y Gonzaga en Maracaibo.
Pero hasta el presente, ningún plantel tenía en el oriente de la república. Ahora
–agregó el informante– transcurridos 284 años desde que abandonaron la región al
ceder sus misiones en Guayana a los capuchinos catalanes, los jesuitas han vuelto
para contribuir con su labor pedagógica al proceso cultural de la promisora zona
del hierro. El nuevo colegio ha comenzado con los primeros grados de primaria,
pero de manera paulatina serán ampliados hasta completar el bachillerato.
No –expresó enfáticamente el padre Andueza– , este plantel no está reservado a
sectores social o económicamente privilegiados. Todo lo contrario, sus aulas están
abiertas de par en par a todos los niños. Lo único que se exige –termina diciendo
el padre Andueza– es disciplina y vocación para el estudio.
A la llegada a Ciudad Guayana los padres jesuitas vivían en una casita en
Villa Brasil y se trasladaban al Campamento Caroní (hoy Macagua) para comer.
El lugar donde se instaló el colegio había sido inicialmente un bar y luego unos
galpones de jardinería de la Corporación Venezolana de Guayana. Las cosas no
fueron fáciles al comienzo: el Ministerio de Educación no estaba convencido de
otorgar el permiso correspondiente al funcionamiento, ya que esas instalaciones
se encontraban al margen del río Caroní y al lado de la avenida Guayana, pero