de Puerto Ordaz y la Cámara de Comercio del distrito Caroní. Estos, entre
muchos otros establecimientos u oficinas como gimnasios, consultorios, bufetes,
academias, salas de juego, barberías, peluquerías, etc. Todo esto convertía al
centro comercial Caroní en el único lugar de la ciudad que tenía, en un solo espacio,
la más amplia variedad de servicios. Pero además de todo lo anterior, estaba
ubicado en el lugar más céntrico, en frente del centro cívico y cerca del nuevo
hotel Rasil, que lo convertía sin lugar a dudas uno de los sitios más atractivos,
no solo de la ciudad sino del oriente del país.
La apertura del automercado Cada se convierte en todo un acontecimiento
regional; no había nada parecido, ni siquiera en Ciudad Bolívar: un ambiente
diferente y una opción novedosa en cuanto a la forma de comprar; variedad
de productos inexistentes en los comercios locales y las comodidades de un
supermercado, que hoy nos pueden parecer naturales, pero que en aquel momento
impactaron al habitante de la nueva ciudad. El ambiente era importante, la limpieza,
la iluminación, la oferta de productos que iban desde los víveres más comunes
hasta la licorería o el rincón musical. Conclusión, algo totalmente distinto que se
convirtió en un sitio de visita obligatoria para el guayanés; la frase “voy para el
Cada” formaba parte del vocabulario del común.
Otro lugar de atractivo indiscutible y que marcó época en la ciudad fue el cine
Altamira. Pertenecía a los mismos propietarios del teatro Altamira de Caracas,
quienes a su vez eran propietarios del edificio. No sería exagerado decir que la
historia del cine en Puerto Ordaz se puede dividir en dos partes, antes y después
del teatro Altamira. Hay que destacar que “el Altamira” no fue el primer cine de
la ciudad; el cine Ordaz del centro cívico, el Lorena de Castillito o el Rex estaban
antes de que se inaugurara el teatro Altamira. Pero la comodidad de la sala y la
actualidad de sus estrenos, elevan la calidad y comienza a formarse una cultura
de “ir al cine” que hoy ya se ha perdido en parte.
Su inauguración fue todo un acontecimiento. Dicen que se estrenó con la
película Hello Doly. Posteriormente fue escenario de grandes noches de cine:
Doctor Zhivago, Nacidos para perder, El padrino, El exorcista, el ciclo del cine
venezolano de Román Chalbaud, etc. Fueron momentos inolvidables de la vida
social guayanesa. Inclusive se formó una especie de clase cinéfila, que no solo
asistía a la sala los fines de semana, cuando su gran capacidad era rebasada