Digital: ISSN 2790 5039 Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 Depósito legal impreso: PP201202DC4092
GUAYANA MODERNA
https://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/index.php/guayanamoderna/index
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
Ensayos
Fecha de recepción: 05-02-2024
Fecha de aceptación: 26-03-2024
pp.: 96-110
Aproximación a la figura del conquistador
en Rufino Blanco Fombona
Approximation to the figure of the conquistador in Rufino Blanco Fombona
Bustamante-Molina, José Alexánder
Departamento de Literatura Hispanoamericana y Venezolana. Escuela de Letras.
Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.
Correo: alexanderbustamante72@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0009-0001-6928-8490
Antequera Ortiz, José
Departamento de Literatura Hispanoamericana y Venezolana. Escuela de Letras.
Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.
Correo: joseantequeraortiz@gmail.com
ORCID: https://orcid.org/0009-0009-5422-5604
Resumen
La presencia del conquistador español en la configuración cultural de la sociedad novohispana,
transversaliza como eje temático de la mentalidad americana junto con los otros componentes esenciales
(el indígena y africano), la visión y comprensión del sí mismo de un mundo “nuevo” relatado y convertido
en proceso literario, discurso de la historia y conciencia crítica. Rufino Blanco Fombona en sus Ensayos
históricos aborda esa instancia fundamental de compresión al darnos una semblanza un tanto ficcionada en
la generalidad nocional de un temperamento, el del conquistador español, como un intento de obtener los
rasgos psicológicos y sociológicos de este personaje de la historia y la literatura de la conquista. La
conclusión de este intento nos presenta la imagen de un conquistador que se prolonga en la escritura de
Blanco Fombona, como un motivo, un argumento y un destino en el que convergen la literariedad y los
hechos de la historia.
Palabras clave: Conquistador español, Historia de las mentalidades, Literatura hispanoamericana del
periodo colonial, Crónicas de Indias.
Abstract
The presence of the Spanish conquistador in the cultural configuration of the novo-Hispanic society,
transverses as the thematic axis of the American mentality together with the other essential components
(the indigenous and african), the vision and understanding of the self of a "new" world related and converted
into a literary process, discourse of history and critical conscience. Rufino Blanco Fombona in his
Historical Essays approaches this fundamental instance of compression by giving us a somewhat
fictionalized semblance in the notional generality of a temperament, that of the Spanish conquistador, as an
attempt to obtain the psychological and sociological traits of this character of the history and literature of
the conquest. The conclusion of this attempt presents us with the image of a conquistador that is prolonged
in the writing of Blanco Fombona, as a motif, an argument and a destiny in which literariness and the facts
of history converge.
Keywords: Spanish Conqueror, History of mentalities, Spanish-American literature of the colonial period,
Chronicles of the Indies.
Digital: ISSN 2790 5039 Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
GUAYANA MODERNA
https://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/index.php/guayanamoderna/index
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
Fecha de recepción: 05-02-2024
Fecha de aceptación: 26-03-2024
PP: 96-110
97
I
Ese sujeto paradigmático, una suerte de
personaje dionisíaco que zarpa en carabela a
las costas de América, puede ofrecer un
acercamiento a la ficcionalización de la
figura del conquistador y, a la vez, plantear
una visión de su complexión histórica.
La Biblioteca Ayacucho edita en 1981 los
Ensayos históricos de Rufino Blanco
Fombona, donde se compila un extenso
trabajo realizado en Madrid en 1921,
intitulado El conquistador español del siglo
XVI”.
Blanco Fombona hace un gran esfuerzo por
desempolvar en los legajos y cronicones de
los siglos de la Conquista, las fuentes de la
vida colonial, apenas un siglo después de la
gesta emancipadora.
En esa constante búsqueda de las raíces de la
mentalidad americana, el ensayo de Fombona
configura una visión particular del sujeto que
conquista y se instala en América. Esto lo
hace en contrapunto con la tesis que
argumenta la descalificación del colonizador
español, que, si bien no deja de arrojar alguna
razón discutible, no está por demás, para el
historiador, proyectar un planteamiento
mayor del hecho histórico concreto.
Con el estudio de Fombona, la visión se
orienta más allá del dibujo y la caricatura
escolar, donde siempre aparecerán las
carabelas como una tonada renacentista
apacible arribando a una playa caribeña, y el
conquistador, con banderas y crucifijos
(luego convertidos en espadas), saludando al
indígena. Día de la raza, Descubrimiento de
América, Encuentro de dos mundos, Día de
la resistencia indígena, ofrecen cuatro
visiones diferentes del estudio y la didáctica
tradicional empleadas para relatar el
equívoco de Colón y los primeros
conquistadores.
II
Una doble intencionalidad permite una
aproximación al hecho histórico. La primera,
la revaloración del campo intelectual
nacional mediante la obra de Rufino Blanco
Fombona, uno de los escritores venezolanos
más influyentes del siglo XX, hombre de
carácter fuerte, de una ensayística polémica y
completamente al margen de la historiografía
literaria, como dice Rafael Angarita Arvelo
(1948): “su literatura parece campo de batalla
poblado de campo de triunfo, de desafíos
épicos” (p. 93). La segunda hace de punto de
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
98
inflexión crítica para hacer un recorrido del
periodo republicano al periodo colonial.
El ensayo es omniabarcante. La mirada
reactualizada que nos ofrece Fombona del
conquistador comienza por las
configuraciones sociales y culturales de la
España del siglo XVI. Lo que
tradicionalmente luce como un pequeño
conglomerado de monstruos, enmarcados en
una lucha histórica entre Inglaterra y España,
aparecen en Blanco Fombona (1981) como
“simplemente españoles, aventureros del
siglo XVI” (p. 7). Son estos la médula de
España, con ambición de conquista, llenos de
valor más que de ideas claras y precisas;
poseyeron la virtud del heroísmo y el orgullo
de emperadores. Ya advertía Picón Salas
(1944) la grandilocuente perspectiva
histórica de Rufino Blanco Fombona:
Como individualistas tremendamente
liberales, como aquellos héroes hambrientos
y de frenesí que puso de moda el
decadentismo de fines de siglo pasado –XIX–
, como ejemplares robustos de una
humanidad que goza de su fuerza y parece
haber roto las normas, describe el
conquistador Rufino Blanco-Fombona en un
libro brillante (p. 64).
De raza y carácter moldeados por la tradición
judeo-cristiana se muestra el conquistador
español. Declara Rufino Blanco Fombona
que la religiosidad exaltada muestra la
carencia de un espíritu crítico moderno en el
pueblo peninsular. Individualista es el
conquistador que define Fombona; nunca
pensó en regionalismos literarios ni en la
conformación política independiente de los
futuros Estados americanos. Es aventurero y
aguerrido o, en determinados casos, un
bandido1, pero sobre todo poseedor de una
cualidad especial, como la tuvo Cortés o
Balboa, así como luego la tendrían como
máximo atributo los héroes de la
Independencia americana: la condición
heroica personalísima, megalómana y
atrabiliaria, en la mayoría de los casos.
En medio de este individualismo, donde no se
pone la mirada más que en mismo, la
conformación del conquistador es
fundamentada por la razón del ego. El
español se considera a sí mismo el centro del
universo, y bajo este ánimo consigue el
dominio de otros reinos y la posesión de otros
territorios. Luego no pudo hallar un punto de
coincidencia ni un entendimiento social con
las colonias que había logrado constituir.
Toda una configuración imperial sustentada
en la conciencia medieval, donde el mundo
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
99
de la razón y sus disciplinas se articula con
otros mundos a través de la percepción y de
la acción” (Briceño Guerrero, 1994, p. 104).
Develando la subjetividad del mundo
peninsular, Blanco Fombona define al
español como un personaje particular y
contradictorio, un ser estoico, fatalista y
místico ante la adversidad y lo desconocido.
No le interesa al español las culturas
precoloniales, pero la tierra y la piedra
preciosa. Tomaba posesión de todo en
nombre de la Santa Cruz y vivía aterrado con
la idea del Infierno.
La tradición judeo-cristiana se convierte en
cultura directriz de la sociedad. El
conquistador nace y desarrolla su
personalidad en el ocaso de la Edad Media y
en los albores del Renacimiento. Nunca antes
se habían dado circunstancias tan
coincidentes en un mismo momento
histórico. Mientras la Edad Media declinaba,
la sociedad española promovía el matrimonio
entre moros y cristianos, siendo la religión el
instrumento político de mayor influencia.
Luego viene la expulsión de los moros y
judíos, es tiempo de reconquista. Así se activa
el Renacimiento en la mentalidad española,
pero en el fondo la religión seguía
dominándolo todo.
Asimismo, la ciencia moderna florecía en
buena parte de Europa, menos en España; “la
ciencia contemporánea no habla español” (p.
32), nos dice Blanco Fombona. Los
españoles poco y nada contribuyeron a la
ciencia, se moldearon a ver el mundo desde
la perspectiva religiosa. El catolicismo fue el
sistema civilizador para España, que
producía entonces obreros para su servicio:
apóstoles, misioneros y místicos,
conquistadores de almas, escribe
sarcásticamente Blanco Fombona.
La ignorancia y la superstición caracterizan
al soldado español. Todo esto a las puertas de
la visita a la corte, casi en tono de súplica, de
un veneciano que quiso explorar –apoyado en
la razón– la ruta marítima más corta para
llegar a la India.
El conquistador que reconstruye Blanco
Fombona, es un despiadado capaz de asesinar
sin el menor escrúpulo, no le teme a la sangre,
se muestra fatalista, “católico sui generis” (p.
39); es el don Juan Tenorio de Zorrilla, es un
pícaro (en este perfil categórico del
conquistador, el escritor hace un puente
comparativo del carácter europeo que se
trasladó a América: Gómez, Porfirio Díaz,
Facundo, Quiroga, Boves, Antonio Nicolás
Briceño, son nombres que dan muestra de ese
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
100
carácter). Blanco Fombona, define así la
esencia festiva de Europa, la fiesta nacional
de España es sangre y muerte; es “la
persistencia en el sufrimiento colectivo como
espectáculo” (p. 44). “Ni el coliseo, en Roma,
presenció mayores crueldades” (p. 44),
declara.
Como en Goya, para el español lo trágico es
parte de la cotidianidad. El romancero está
cargado de relatos violentos, como La tierra
de Alvargonzález, de Antonio Machado,
como la nota dramática de Nicolás Heredia.
La expresión literaria, además, ya tiene una
carga importante de violencia fundacional en
la gesta heroica del Cid. El Renacimiento en
España no fue tan intenso en las artes. Pero
dio vida a Cervantes, totalmente realista,
penetrando en la sociología de los personajes.
Con El Quijote se salva la honra. Apunta
Blanco Fombona que Shakespeare no
hubiese podido crear a Hamlet con un
príncipe español.
El conquistador había aprendido de la lucha
con los árabes; esa fue su gran escuela. Nunca
pensó que aplicaría la misma táctica de
dominio del territorio ya no para expulsar
sino para apropiarse de un continente. El
español y el árabe lucharon por siglos, de
manera que pelear contra caribes, mayas,
aztecas o incas no fue la gran diferencia.
Blanco Fombona muestra la insensibilidad
del español: come jamón crudo, las casas no
tienen calefacción, hay poca agua y poca
sombra de árboles, no hay pájaros. Declara
que el español tiene un desamor por la
naturaleza y las culturas diferentes; por eso es
capaz de destruir templos y monumentos
sagrados.
III
Pasemos al plano económico y
administrativo. Para Blanco Fombona la
familia real no sabía administrar; qué
esperarse, entonces, del español venido a
América. Esta negligencia administrativa,
tiempo después no permitió que las riquezas
de América convirtieran a España en la
nación más poderosa de los Estados
modernos.
Carlos V y Felipe II no fueron la excepción,
estuvieron al frente en los días cruciales de la
España imperial. Los recursos mineros
fueron siempre mal administrados por las
dinámicas fiscales del ostentoso y
burocrático sistema colonial. Podríamos
equiparar la abundancia de oro y plata de ese
periodo con la Venezuela saudita del siglo
XX y notaríamos que nuestra ineficiencia
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
101
administrativa es una herencia generacional.
En el siglo XVI comienzan los grandes días
de España. Un virrey llega a ser más
poderoso e influyente que muchos monarcas
europeos. Más de 1000 buques mercantes
españoles navegan por los mares hasta
entonces conocidos. A la par de este hecho,
llega la unidad española: la España arábiga,
legataria de toda una herencia en cultura
agrícola y alquimia, que sin embargo llega a
presentar cierto decaimiento ante la salida de
los moriscos.
Son desaciertos tras desaciertos y abruma la
escasez, propiciando la entrada del comercio
inglés. Nunca faltan los depredadores. La
mala administración prosigue y se agudiza en
el siglo XVII. No hubo una conciencia clara
de la riqueza y del territorio que poseían.
Felipe III, Felipe IV, la riqueza y la pobreza
convivían en la cotidianeidad, muestra de
esto se puede leer en alguna producción
literaria del momento: la picaresca como
retrato de época. España era un Estado lleno
de riquezas, pero inmerso en la pobreza. En
el otoño de 1630 no hubo dinero siquiera para
las vacaciones de la familia real. Nadie poseía
un maravedí, mientras en las calles se peleaba
por un trozo de pan. No obstante, la única
institución con opulencia era la Iglesia, pues,
como siempre, ha tenido buenos
administradores hasta nuestros días.
España era vulnerable ante los países
europeos. Los empleos comienzan a venderse
hacia 1680. Nadie quiere emprender la
agricultura. Luego llegarán a la península
más de 60 mil franceses. Es al respecto,
cuando Blanco Fombona sintetiza todo con
las cinco excelencias del español que
despuebla España: fe, ignorancia, la guerra,
la injusticia, favoritismo del gobierno e
incapacidad administrativa. Esta última es
llevada allende el Atlántico, como era de
esperarse, agregándole a esto la poca
importancia dada al vasto continente
americano.
Era esto la miopía del poder: “las colonias
vivirán secuestradas. No tenían relación con
el mundo” (p. 86). Las colonias y la metrópoli
no tenían una comunicación eficiente,
estaban todas desprovistas de los medios y
los instrumentos de la época. Comienza
entonces el contrabando, y los corsarios a
saquear los buques españoles. Ahora España
se encontraba tripulando unos cuarenta
barcos. La ruina era inminente. Se considera
a la España de los siglos XVII y XVIII dueña
de las colonias, un imperio tan importante
como a la altura del imperio romano. Luego
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
102
surgiría la poderosa Inglaterra. Vemos en este
escenario a un conquistador lleno de
contradicciones, que viene de un país rural,
carente de industrias. Una nación hecha de
personalidad religiosa y de raza casi
inhumana.
IV
En la segunda parte del ensayo, Rufino
Blanco Fombona deja atrás a la península y
su estructura social y monárquica. Ahora
pone la mirada sobre el español que se
embarca hacía América. Nos preguntamos,
qué méritos podrán obtener estos
descubridores y conquistadores, y
especialmente qué harían con el nuevo
territorio: ensancharían sus propias
posesiones terrestres, someterían a un
continente entero.
Estos conquistadores venían de una lucha de
varios siglos, una situación compleja como
ya lo hemos señalado. Sin embargo, fue
apenas un reducido grupo quien lidera la
conquista y población de América. Soldados
como Valdivia, Almagro o Pedro de
Alvarado, rubios aventureros. Había solo un
capitán letrado: Bernal Díaz del Castillo.
Resalta el hecho de que los indígenas no
habían tenido relación alguna con un pueblo
blanco, por tal motivo llegaron a confundirlos
con seres superiores e incluso divinos.
En este punto del ensayo, Blanco Fombona
lanza otra idea esencial para comprender al
personaje conquistador: “buenos españoles,
los conquistadores serán vanidosos y serios,
despóticos y democráticos, individualistas y
religiosos, corajudos y fatalitas” (p. 98), más
guerreros que militares, añade.
Este individuo que llega al continente es
contemporáneo del Renacimiento. En Europa
resplandece el espíritu moderno. Cada país
toma tradiciones culturales de su propio
pasado durante el proceso creativo
renacentista. Pero España no, porque ella
tiene más tradición guerrera que cultural. En
alguna medida, España continuó siendo parte
de la Edad Media. En lo artístico, solo
rescatemos a Cervantes y Velázquez.
En alguna medida el conquistador fue un
genio heroico como el Quijote. El
Renacimiento fue el mejor momento para la
arquitectura. España era lo más diferente a lo
que estaba sucediendo en el resto de Europa,
por lo que deviene una sociedad diferente, ya
encarnada en los navegantes del tercer viaje
de Colón. Durante la conquista, basada en la
diferencia social y en el desacuerdo, era
imposible sustentar la estabilidad.
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
103
Después de los viajes de Colón –el primero,
el de la hazaña mayor; el segundo, el de los
valientes que fracasan; el tercero, el de
quienes escapan de la península en busca de
fortuna–, el español ibérico no tenía la menor
idea de las riquezas ni del tamaño geográfico
del nuevo continente. Insistía en buscar un
tramo marítimo hacia las Indias. Los hombres
que zarpaban a América se forjaron como
grandes figuras ya en pleno continente, en el
contexto de otra realidad.
El conquistador realiza las mayores aventuras
con mucha simplicidad, lo señala Arciniegas
(1945) en su formidable Biografía del
Caribe: “cuando soplaba poco viento, se
tiraban al mar, y nadaban en torno al barco,
como si venir a descubrir un mundo fuera
cosa de vacaciones. Así es la juventud” (p.
29). Con semejante tranquilidad y como si
fuese algo de todos los días, descubren el
Pacífico, el Amazonas, el Orinoco, la gran
cordillera andina; pero cuando se agotan las
posibilidades, se inventan la búsqueda de El
Dorado.
Para Blanco Fombona, el conquistador fue
tan aventurero como ignorante. Con la
excepción de Ercilla o Juan de Castellanos,
entre otros, pocos letrados y poetas arribaron
a América. Muchos no sabían siquiera
plasmar su firma, como Pizarro. La
inquisición mató toda curiosidad científica.
Los avances científicos y tecnológicos
estaban lejos de España, como la circulación
de la sangre, el movimiento de la tierra, las
leyes de gravedad o la imprenta. La corte
española ignoraba las distancias reales y la
magnitud de las Indias. Para esta era igual
México o el Río de la Plata.
Resalta la tercera gran conclusión del
ensayo, en donde se conjugan los defectos:
“ignorancia, fanatismo, crueldad y carencia
de sentido heroico. Fue el carácter o genio de
la raza conquistadora” (p. 107). Los dioses de
América caían bajo el oprobio de los frailes,
los civilizadores; la destrucción fue ejecutada
por los impulsos conquistadores de unos
pocos señores feudales.
El desplazamiento de una cultura por otra, de
unos modos de producción por otros bajo el
signo de la fe católica: la conquista rompió
las bases de aquellas civilizaciones,
implantación de una economía minera. Las
minas exigían grandes desplazamientos de
población y desarticulaban las unidades
agrícolas comunitarias” (Galeano, 1971, p.
81). Luego Galeano hablará en su ensayo
periodístico del saqueo, de la extracción sin
medida de las riquezas. Y como la fe mueve
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
104
montañas, la Conquista surge como una obra
de piedad. Se mataba por misericordia, se
saqueaba por piedad. Fue toda una suerte
cruzada desgraciada al modo español.
Recordemos que Colón tuvo el propósito de
buscar riquezas para ir al rescate de Jerusalén.
Luego esta idea fue olvidada. “Toma la
Biblia, dame la tierra”, se escucha en la
“Huelga de amores” del grupo de rock
argentino Divididos. Fue de tal magnitud el
caos de la conquista que se hace una
legislatura especial: Las leyes de Indias.
Todo era un afán de conquista. El emperador
azteca, “supersticioso y débil” (Blanco
Fombona, 1981, p. 113), cree en hombres
nuevos que vienen de donde nace el Sol.
España queda al noreste, las coincidencias no
carecían de lógica. Todorov (1987), citando a
los cronistas, refiere que el indígena no se
opone a los españoles porque los considera
dioses: “los españoles ganan la guerra. Son
indiscutiblemente superiores a los indios en
la comunicación interhumana”, y agrega: “el
silencio de los dioses pesó tanto en el campo
europeo como en el de los indios” (p. 104).
Ante la ventaja de la estrategia de
comunicación, ante la viveza ibérica y la falta
de malicia del indígena, el conquistador
impuso su fe.
El dominio de la territorialidad se ejerce a
partir de la palabra. A las ciudades fundadas
se les daba el nombre del pueblo nativo del
fundador o el nombre del santo de devoción:
Córdoba, Pamplona, Cuenca, Medellín,
Trujillo, Barcelona. Otras para el patriotismo
religioso: Santiago, Concepción, Espíritu
Santo, San Fe, Trinidad, Asunción, Los
Ángeles, Santo Domingo, Santa Marta. Pura
devoción, como acertadamente analiza
Mignolo (1996): “Colonización es… una
cuestión de apropiación territorial” (p. 18), y
agrega: “Colón ocupa un lugar singular. Su
lectura de las Indias occidentales es una
apropiación territorial que se corresponde
con la expansión territorial” (p. 21).
Ya desde el segundo viaje de Colón aparecen
los clérigos con una misión civilizadora y de
expansión territorial. Tendrán un papel
fundamental en la conquista. Llega un
momento en que los indígenas, en su
mayoría, le toman igual odio tanto al
conquistador como a los misioneros. El
capellán está en la lista, nunca falta sobre
todo para confesar a los moribundos para
quitarles su herencia. Morir sin confesión era
penalizado por las Leyes de Indias. A los
árabes no se les permitió quedarse en España
sin bautizarse. En La Araucana, Caupolicán
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
105
es mártir por dejarse bautizar.
V
Ganada la territorialidad, aparece la sed de
oro, la fiebre amarilla, acuña Blanco
Fombona. Aunque no fue lo único que se
buscaba, también la plata, luego la papa, el
cacao, el tomate, el maíz: el conuco más
grande del mundo era América. Aún así la
pobreza española nunca alcanzaba un
término. En la nueva América, el
conquistador se convierte en un personaje
rico, empuñando la espada. El oro lo
atormenta; es una adicción en constante
crecimiento, sin límites.
En los Andes buscan la casa del sol, dorada
como su nombre. No se trataba de una
metáfora. Cortés hace demoler el mayor
templo de México con la esperanza de
encontrar oro en sus piedras. Tienen la
convicción de que el oro está en todas partes.
El Dorado es ya una necesidad. Nacen
entonces leyendas cargadas de poesía. El oro
que no es abundante en el mundo, ya tenía un
valor superlativo en el hombre medieval. Se
abre la codicia, se busca oro y metales
preciosos, arrebatados o explotados:
Zacatecas, San Luis, Isla de Margarita,
Potosí.
El poder de la conquista se centra en la
explotación y se descuidan rutas y valles
como el de Caracas, el Magdalena, el Guayas,
la Florida o Yucatán. Solo estaban habilitados
dos o tres puertos. Surge pues la necesidad de
replantear rutas y objetivos. Ante el
previsible desmoronamiento colonial, Alonso
Carrió de la Vandera escribe el primer manual
del viajero suramericano: El lazarillo de
ciegos caminantes, trazando la ruta de
Montevideo a Potosí.
Solo le interesa al español llevarse los
minerales valiosos. El sentido de pertenencia
se divide; unos pocos solo desean llevarse
todo, mientras otros se sienten utilizados. La
gran empresa de la conquista convierte a esta
pequeña élite en un grupo lleno de un singular
heroísmo. Sin quererlo, son un tipo de héroes,
oscuros desde nuestra perspectiva como
americanos, y valientes ante la mirada
peninsular.
Los españoles irrumpen directamente hacía
adentro de tierra firme. Los ingleses, al
contrario, dominan la costa y van avanzando
de manera segura, mientras los españoles
avanzan con descuido. Ante el avance con
pocos hombres de los ibéricos europeos, los
pueblos organizados del mundo indígena
caían en pocos combates. En cambio, los
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
106
pueblos menos desarrollados alrededor de
una organización central ofrecieron más
resistencia, como los araucanos y los caribes.
A estos últimos solo les faltó “un cantor
épico, un Ercilla” (Blanco Fombona, 1981, p.
151). Comenta Linch (2001, p. 28) que la
presencia del arcabuz y del fuego fueron
determinantes. Cortés llega con 600 hombres,
Pizarro con 168; “el español del siglo XVI no
tenía ninguna duda que su tecnología era
superior a la de los indios y, como
instrumento de poder, evidentemente lo era
(Linch, 2001, p. 32). Las armas de los
mexicanos eran primitivas según los
estándares europeos. No olvidemos los
caballos; los aztecas pensaban que jinete y
caballo eran un solo sujeto, tenían la
tendencia de “luchar en masa en campo
abierto [lo que] los hacía vulnerables a las
armas de fuego” (Linch, 2001, p. 34).
Los españoles ganan la lucha contra los
nativos, fundan pueblos, desde Quito a
Tucumán, desde Coro a otras regiones. Son
individualistas, no desean una capital para
celebrar sus aventuras, ni buscan descanso.
Solo quieren oro en nombre de la Corona,
quien agradecía la proeza de acuerdo al oro
enviado en los galeones. El dinamismo fue
fundamental para la conquista desde
California hasta Tierra del Fuego en muy
corto plazo, poco menos de cinco décadas.
Blanco Fombona lo escribe con asombro.
Descubridor y conquistador pueden ser dos
personas cara a cara o una sola. Singular
dualidad.
Para el conquistador todo es desconocido, el
clima, la tierra, la fauna, las enfermedades, el
canibalismo. Aniquilaban a los indios como
relata fray Pedro de Aguado. Las
expediciones, ya no solo de los españoles,
también de alemanes, marcaron grandes
hazañas y aventuras. Son el motivo de
muchos viajes y expediciones, caldo de
cultivo para el turismo latinoamericano y
para toda una corriente estética, la literatura
de viajes.
VI
Los ibéricos que comenzaban a vivir en
América iban sufriendo un cambio.
Comenzaban a formar su propio ser
americano. Las leyes eran letras muertas o
vivas a conveniencia: se acatan, pero no se
cumplen. Luego diríamos que el papel lo
aguanta todo; o hecha la ley, hecha la
trampa. Es un principio de jurisprudencia que
también podríamos haber heredado de los
conquistadores. Como toda conquista, la
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
107
crueldad y la envidia fueron invitadas, la
primera dirigida sistemáticamente contra los
indios; la segunda, luego distribuida
generosamente entre ellos mismos. La
conquista de Perú resultó arma de doble filo,
españoles versus indios y españoles versus
españoles.
Por un lado, el español se iba mimetizando al
continente, y por el otro predominaba el
género masculino y no los grupos familiares
como en el caso de Norteamérica. La
necesidad sexual se convirtió por tanto en
abuso, pocas mujeres sobrevivieron, era
inminente el mestizaje, ya por las buenas, ya
por las malas. Las islas se despoblaban
cuando llegaba el olor de los conquistadores,
quienes destruían todo comenzando por la
base social indígena. Aniquilaban primero a
las familias, luego “Ciudades maravillosas
como el Cuzco quedaron destruidas” (Blanco
Fombona, 1981, p. 139), pero también
destruyeron monumentos de la cultura nativa,
como las viejas mezquitas andaluzas.
Vemos que el ensayo de Blanco Fombona se
convierte en un juicio de valor acerca del
español (y del europeo en general) del siglo
XVI. Estamos de acuerdo que no debemos
valorarlo desde el siglo XX, como Blanco
Fombona lo hizo, o desde el XXI como en el
caso nuestro. Sin embargo, este perfil del
sujeto que conquistó y colonizó ayuda a
comprender en alguna medida la identidad
americana, el por qué somos como somos:
“existe en cada época una moral diferente”
(Blanco Fombona, 1981, p. 146), cada época
tiene lectores distintos, dice Octavio Paz, en
el prólogo de su libro Sor Juana Inés de la
Cruz o las trampas de fe.
VII
Finalmente, ¿qué pasó cuando el cuerpo ya
estaba agotado, cuando las avaricias
coincidían y se repelían, y comenzaban a
llegar más ibéricos? Sencillo: el Estado
español tomó mano de las posesiones
coloniales y las voluntades heroicas pasaron
a un segundo plano. La denominada
estabilización colonial tenía como premisa la
tranquilidad, la paz. Las inmigraciones tenían
el objetivo de enriquecerse pacíficamente, sin
violencia ni rencillas entre españoles
codiciosos. Fue otro punto de discordia, los
antiguos guerreros veían con malos ojos a los
recién llegados, como se ve en nuestros
tiempos a los exiliados cuando vuelven a sus
tierras después de años de dictaduras.
El conquistador español fue una dura raza
que comenzó no solo a ser desplazada desde
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
108
el poder, sino que fue extinguiéndose. La
desaparición se fue dando entre ellos mismos
con sus luchas internas, contra los indios y
enfrentado al gobierno español, como Lope
de Aguirre en las afueras de Barquisimeto.
Algunos pasaron a una vida de bajo perfil y
de bajos ingresos. “Almagro muere asesinado
jurídicamente, como Balboa, por sus
compañeros los Pizarro” (Blanco Fombona,
1981, p. 148). Pizarro muere a estocadas en
Perú, Valdivia cae enfrentando a los
araucanos, otros mueren ahorcados por sus
propios compañeros, otros ejecutados. Cortés
muere de 62 años, en medio de turbulencias
legales, “la edad media era de 27 años, y el
62% era completa o parcialmente analfabeta,
muchos de ellos andaluces y extremeños.
Solo uno de cada tres viviría para morir de
causas naturales” (p. 31), dice Linch.
Décadas después, en el mundo de castas de la
sociedad colonial, sería motivo de orgullo
descender de los conquistadores, hasta que se
cansaron de ellos mismos y comenzaron una
nueva lucha interna llamada Independencia,
pero esta es otra historia.
Quedaría el legado, que lo podemos ver cada
vez que tenemos enfrente una casa colonial,
como dice Arciniegas (1945): “de las tejas
para abajo están los indios, de las tejas para
arriba la república” (p. 130), una excelente
imagen para deslindar el perfil del
conquistador español, una manera expresiva
de significar la historia relacionada con todas
las manifestaciones culturales del continente.
El episodio más traumático de la historia de
América visto al detalle con sus
protagonistas, y no a través de la institución
colonizadora, la cual empalma el periodo mal
llamado prehispánico con el republicano,
permitiendo una mirada global y las razones
de las producciones culturales posteriores y
sus mutilaciones.
No se puede negar al indígena su papel estelar
como elemento de identidad americana, pero
tampoco se lo puede negar al conquistador.
Sería negarnos a nosotros mismos, es como
negar la gesta independentista. En la medida
que se busque la unidad histórica, su
comprensión, podremos salir del desasosiego
moral y social que heredamos.
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
109
Notas:
1. El bandido fue un tipo popular y de prestigio en Andalucía, de donde vino con la mayor
parte de los conquistadores.
Referencias:
Angarita Arvelo, Rafael (2006). Blanco Fombona, justicia en el tiempo. Revista Nacional de la
Cultura, Número Antológico, Año LXVIII, N° 332, tomo I, 93-96 (tomado de RNC Nº71,
1948).
Arciniegas, Germán (1945). Biografía del Caribe. Bogotá.
Arciniegas, Germán (1990). El lenguaje de las tejas. En América, Tierra Firme y otros relatos
Caracas: Biblioteca Ayacucho, Nº 158.
Blanco Fombona, Rufino (1981). Ensayos históricos. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
Briceño Guerrero, José Manuel (1994). El laberinto de los tres minotauros, Caracas: Monte Ávila
Editores Latinoamericana.
Galeano, Eduardo (1971). Las venas abiertas de América Latina: La Habana: Casa de las
Américas.
Huizinga, Johan (1981). El otoño de la Edad Media. Madrid: Alianza Editorial. Título original:
Herbst des Mittelaters.
Linch, John (2001). América Latina, entre colonia y nación. Madrid: Crítica.
Mignolo, Walter (1996). La lengua, la letra, el territorio (o la crisis de los estudios literarios
coloniales. En Lectura crítica de la literatura americana –inventarios, invenciones y
revisiones–. Caracas: Biblioteca Ayacucho, Tomo I, Nº 193, pp. 3-29.
Picón-Salas, Mariano (1944). De la Conquista a la Independencia. México: Fondo de Cultura
Económica, 1944.
Todorov, Tzvetan (1987). La conquista de América, el problema del otro. México: Siglo XXI.
Digital: ISSN 2790 5039 – Depósito legal digital: DC2021001122
Impreso: ISSN 23435658 – Depósito legal impreso: PP201202DC4092
Aproximación a la figura del conquistador en Rufino Blanco Fombona. Bustamante y Antequera, pp.: 96-110
Guayana Moderna, N° 13
Enero-Junio, 2024
Venezuela
110
Autores:
José Alexander Bustamante-Molina: Profesor ordinario adscrito al Departamento de Literatura
Hispanoamericana y Venezolana de la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y
Educación en la Universidad de Los Andes, ULA, Venezuela, en las áreas de Literatura Colonial,
Literaturas Americanas Prehispánicas y Procesos Editoriales. TSU en Publicidad y Mercadeo
(Instituto Universitario Jesús Enrique Losada, Táchira, Venezuela), Licenciado en Letras y
Magíster en Literatura Iberoamericana (ULA). Realizó estudios doctorales en Comunicación en la
Universidad Pompeu Fabra, UPF, Barcelona, España.
José Humberto Antequera Ortiz: Licenciado en Letras en Letras y Magíster en Literatura
Iberoamericana por la Universidad de los Andes. Profesor Instructor a Dedicación Exclusiva de la
Facultad de Humanidades y Educación, Escuela de Letras, Departamento de Literatura
Hispanoamericana y Venezolana en las cátedras Seminario de Investigación, Literatura
Hispanoamericana I (periodo colonial) y Literaturas Americanas Prehispánicas. Su línea actual de
investigación se desarrolla alrededor de la cultura indígena y la formación de la mentalidad
americana durante el periodo colonial.