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ISSN: 2343-5658
El modelo neoextractivista en México, un primer análisis: impactos y retos
The neo-extractivist model in Mexico, a first analysis: impacts and challenges
Fecha recepción: 30-09-2022 Julieta Evangelina Sánchez-Cano
Fecha aprobación: 07-11-2022 julieta.san2009@ujed.mx
https://orcid.org/0000-0002-1735-0483
Francisco Martín Villarreal Solís
fmvillasol@yahoo.com.mx
https://orcid.org/0000-0001-9251-5084
José Ignacio Gómez Romero
gerardoignaciog@yahoo.com.mx
https://orcid.org/0000-0003-0364-6969
Marleth Varela Alvarado
Universidad Juárez Estado de Durango. México
Resumen
El modelo neoextractivista ha sido fundamentado en la explotación intensiva de recursos naturales
con poca o nula trasformación para ser exportados y vendidos en los mercados internacionales.
Varios países de América Latina que incluyen a México, realizan desde hace décadas la
explotación de los recursos petroleros en aras de mayores ingresos para financiar su
industrialización y desarrollo. Esta investigación ha tenido el objetivo de establecer un análisis del
modelo extractivo exportador de México en la industria petrolera, utilizando una metodología
deductiva, explicativa, realizando revisión documental contrastada con estadística comparada. Se
busco una respuesta a la pregunta de investigación (P1): ¿El modelo neoextractivista petrolero en
México ha contribuido al sano desarrollo y crecimiento de la industria extractiva? Para ello fue
revisada la evolución de dos indicadores, tasa de crecimiento de la producción de petróleo y el
valor de estas exportaciones de petróleo crudo de las décadas de 1990 al 2020. Los resultados y la
discusión expuestos muestran que la industria extractiva petrolera en México está marcada por una
considerable disminución de la producción y exportación de petróleo, lo que ha ocasionado que
el manejo del modelo extractivo petrolero mexicano sea fuertemente cuestionado, dado que los
ingresos petroleros se han utilizado principalmente para financiar el gasto público durante décadas,
erosionando fuertemente la industria petrolera del estado, altamente endeudada y con una carga
tributaria y fallas administrativas que la han ahogado y han mutilado su desenvolvimiento y
fortalecimiento empresarial.
Palabras clave: Neoextractivismo, industria petrolera, México, desarrollo productivo.
Abstract
The neo-extractivist model has been based on the intensive exploitation of natural resources with
little or any transformation to be exported and sold in the international markets. Several Latin
American countries, including Mexico, have been exploiting oil resources for decades for the sake
of higher income to finance their industrialization and development. This research has had the
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objective of establishing an analysis of the extractive exporting model of Mexico in the oil
industry, using a deductive, explanatory methodology, carrying out a documentary review
contrasted with comparative statistics. An answer was sought to the research question (Q1): Has
the oil neo-extractivist model in Mexico contributed to the healthy development and growth of the
extractive industry? For this, the evolution of two indicators was reviewed, the growth rate of oil
production and the value of these crude oil exports from the decades of 1990 to 2020. The results
and the discussion presented show that the extractive oil industry in Mexico is marked by a
considerable decrease in oil production and exports, which has caused the management of the
Mexican oil extractive model to be strongly questioned, given that oil revenues have been used
mainly to finance public spending for decades, strongly eroding the state's oil industry, highly
indebted and with a tax burden and administrative failures, that have drowned it and have mutilated
its development and business strengthening.
Keywords: Neo-extractivism, oil industry, Mexico, productive development.
Introducción
El modelo neoextractivista ha sido fuente de polémica durante décadas, en la literatura y
análisis económico se destaca su contribución al PIB, sin embargo, de forma paralela no ha tenido
la misma contribución al desarrollo económico y social y ha dejado a su paso, regularmente, una
ola de efectos medioambientales.
En el presente trabajo de investigación, se realiza un análisis del modelo neoextractivista
en Latinoamérica y de forma concreta, en México, con la intención de dilucidar las diferentes
posturas del impacto del modelo en la economía del país, sus consecuencias y retos, así como el
impacto del neoextractivismo en términos principalmente económicos, mediante el análisis de los
antecedentes y, de forma general, las repercusiones sociales y ambientales.
En México el modelo neoextractivista ha contribuido al crecimiento económico
principalmente a través de la explotación de recursos naturales primarios, con poca o nula
transformación, el principal actor en este modelo ha sido el petróleo y se vende en los mercados
internacionales como materia prima para, posteriormente, ser comprado a otros países como
producto terminado.
La polémica principal del modelo neoextractivista en México ha devenido de la afirmación
de que el país ha explotado durante décadas sus recursos petroleros, pero ha fallado en el objetivo
de financiar el desarrollo y la industrialización de su sector de los hidrocarburos, ya que ha
utilizado los crecientes recursos obtenidos del petróleo principalmente para sufragar su creciente
gasto público. Comprometiendo al sector y a la empresa petrolera del Estado, que es una de las
más endeudadas del mundo, lo que a su vez influye negativamente en el riesgo país, de acuerdo
con Villa y Sánchez (2021).
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Existe evidencia de efectos negativos de la explotación extractivista del petróleo mexicano,
asociados a la alta dependencia de los recursos para financiar el gasto público, además, que el
petróleo es vendido en los mercados internacionales como materia prima, sin transformación
alguna, lo que genera que los beneficios obtenidos sean limitados, al carecer de valor agregado
(Sánchez-Cano et al, 2022). Sumado a que el petróleo está sujeto también a los vaivenes de la
volatilidad del precio, ya que México es tomador de precios y no tiene poder de mercado por
solo para influir los precios mundiales, en donde grandes productores o bloques si tienen influencia
de precios y oferta (Sánchez, 2017). Esta volatilidad conlleva a que cuando los precios del petróleo
están demasiado bajos, tienden a comprometer tanto el bienestar de la economía, como de la
empresa petrolera mexicana, que además es importante mencionar, que esta última no ha logrado
llevar a cabo una reestructuración administrativa que le permita trabajar y gestionar su labor
empresarial de forma sana.
Marco conceptual y revisión de la literatura
El término de extractivismo, de acuerdo con Gudynas (2017), se volvió muy conocido en
la década de 1970 para describir sectores mineros y petroleros de exportación que aumentaron
sustancialmente esos aprovechamientos de recursos naturales en América Latina, desde los inicios
de la década del 2000 en respuesta a los altos precios de las materias primas. De manera concreta,
el extractivismo se puede definir como un tipo de apropiación de recursos naturales en grandes
volúmenes y/o alta intensidad, que son exportados como materias primas, sin procesamiento
industrial o procesamientos limitados (Gudynas, 2017).
Coincidiendo con la definición anterior, Álvarez-Mora (2016) sostiene que el
extractivismo se refiere a aquellas actividades económicas que impliquen la extracción de grandes
volúmenes de recursos naturales que son exportados sin mucho o nada de procesamiento (valor
agregado).
Zapata (2018) menciona que el concepto de extractivismo proviene de una larga tradición
teórico académica y de luchas sociales vinculadas a los procesos de extracción de recursos
naturales, así como a emprendimientos de gran escala como la megaminería a cielo abierto, la
explotación hidrocarburífera a través del fracking, y los agro negocios basados en los transgénicos,
entre otros.
De forma específica Portillo (2014) enlista los rasgos fundamentales que caracterizan al
extractivismo:
1. explotación intensiva o a gran escala de recursos naturales, tanto renovables como no
renovables
2. grado de procesamiento nulo o mínimo
3. los bienes que se extraen se destinan fundamentalmente hacia la exportación
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Como menciona Concha (2020), el extractivismo ha sido un componente del capitalismo,
con rasgos que atraviesan los sucesivos ciclos económicos, dependientes de las necesidades del
mercado mundial y la consolidación de Estados Nacionales, más cuando una de sus fuerzas era
con base en la producción de bienes provenientes del petróleo y productos mineros.
Para Gudynas (citado por Payá, 2020) la vertiente de neoextractivismo, se desarrolló a
causa de la idea de la gran magnitud de los fallos en el mercado, pretendiendo corregirlos o
minimizarlos. En cuanto al neoextractivismo Payá (2020) lo define de la siguiente manera:
El término “neoextractivismo” apareció en el inicio del siglo XXI, una etapa en la
que América Latina se encontraba ante un fuerte aumento de los precios de las
materias primas y unas tasas de crecimiento económico relativamente altas, además
del surgimiento de movimientos políticos progresistas en algunos países (p. 6).
Harvey (citado por Arias, 2017), también expone, cómo el neoextractivismo se ha
constituido como un propósito central para evitar la parálisis del motor de la acumulación
capitalista; lo que ha tenido implicaciones socioculturales, políticas, económicas y ecológicas
surgidas de este modelo de desarrollo, lo que devela las múltiples contradicciones del capitalismo.
Otra de las críticas, es la que aborda Díaz (2017), quien dice que el neoextractivismo hace parte
de lo que se ha conocido como desarrollo alternativo, el cual tiene dinámicas y lógicas distintas
frente al desarrollo convencional, pero no se aleja de sus preceptos de crecimiento económico
infinito, por lo que el neoextractivismo está muy lejos de ser una alternativa al desarrollo libre de
contradicciones y cargas ecológicas y sociales.
Se resalta también que la intervención del Estado es fundamental, sobre todo en los sectores
estratégicos como el de los hidrocarburos, concluyendo que la diferencia entre el extractivismo
clásico y el neoextractivismo reside en el papel del Estado (Payá, 2020). Frente a esta discusión,
Portillo (2014) desarrolla su postura de que si bien existen elementos comunes entre el
extractivismo clásico y el neoextractivismo, un rasgo diferencial entre dichos modelos de
explotación de recursos humanos es el papel que asume el Estado, enfatizando que la intervención
estatal va más allá de la captación de la renta con objeto de redistribuirla en programas sociales,
esto último debería ser una prioridad, dadas las necesidades y carencias a las cuales se enfrentan
los países latinoamericanos.
El Neoextractivismo en Latinoamérica
Latinoamérica, por su parte, ha sido una región fuertemente influenciada por el modelo de
neoextractivismo, es así que Azamar y Ponce (2015), explican que en Latinoamérica, los modelos
económicos de desarrollo endógeno y exógeno focalizan su participación en el comercio
internacional a partir de la explotación y exportación de recursos naturales con poca o nula
transformación; estos autores, ponen como ejemplo el modelo de crecimiento hacia adentro
promovido por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en el que el Estado
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constituye el eje rector de la economía y al mismo tiempo, financia los costos del proceso de
industrialización con la exportación de materias primas.
Es así que en la actualidad, los recursos naturales representan una gran parte de los ingresos
para América Latina, lo cual trae dos principales complicaciones: a) el daño al ambiente causado
por la depredación de este recurso finito y, b) la dependencia económica por parte de los países,
hacia un recurso que eventualmente se va a agotar.
Sumado a lo anterior, es importante mencionar, que el neoextractivismo tiene
consecuencias preocupantes, tanto para el medioambiente como para los aspectos sociales y la
economía de América Latina. De acuerdo con Acosta (2012), el proceso extractivista ha conducido
a una generalización de la pobreza, dando paso a crisis económicas recurrentes, profundizando
también la débil y escasa institucionalidad democrática, alentando la corrupción, cambiando la
estructura de las sociedades y comunidades locales y, como ya se mencionó, deteriorando
gravemente el medio ambiente, entre otras cosas.
Arias (2017), plantea que durante las últimas dos décadas se han incrementado los
conflictos socioambientales relacionados con el neoextractivismo en América Latina, debido a que
el Estado ha coadyuvado a legitimar los intereses de clase de los agentes hegemónicos del
sector extractivo, principales beneficiarios de la renta extractiva, a través de la privatización
de los medios de producción y las empresas del Estado, además de la (re)primarización de
sus economías, las reformas a los marcos regulatorios y la flexibilización de los controles
ambientales y sociales.
Por otro lado, Díaz (2017), afirma que en parte de Latinoamérica, el extractivismo ha sido
aceptado como pilar de desarrollo fundamental para cerrar la brecha social en los países
progresistas, pero que dicho planteamiento ha hecho que se confunda el desarrollo con el
crecimiento económico, además es necesario resaltan una idea que menciona dicho autor aclarando
que en un planeta con bienes finitos, el crecimiento infinito no es posible.
Muñoz (2021) cuestiona fuertemente el modelo neoextractivista por su alta vulnerabilidad,
y cita a Altomonte y Sánchez (2016) quienes afirman que en una evaluación de las últimas cuatro
décadas del modelo neoextractivista en Latinoamérica, da como resultado un modelo vulnerable
al ciclo económico externo de países desarrollados y a los movimientos adversos y volátiles del
intercambio en los mercados internacionales. Para entonces Prebisch,1948 (citado por Muñoz,
2021) advierte del riesgo de desequilibrio estructural tanto por la baja diversificación, el poco éxito
de las políticas de industrialización, diversificación productiva y el casi nulo avance tecnológico e
innovación en el modelo Latinoaméricano. La autora cita a Gudynas (2020) para resaltar la
incapacidad del modelo para transformar los tiempos de bonanzas en desarrollo a largo plazo,
sumado a la consideración de que, a partir del año 2000, se ha llegado al agotamiento del modelo
neoextractivista en Latinoamérica.
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Neoextractivismo en México
Como ya se mencionó previamente, el actual modelo de desarrollo en la mayoría de los
países de América Latina y el Caribe, con excepciones parciales en los casos de Ecuador, Bolivia,
Paraguay y Cuba, priorizó el crecimiento económico, dejando de lado otras nociones de desarrollo
multidimensional como la sustentabilidad del medio ambiente, la justicia social, la pluralidad, el
respeto por los derechos humanos, entre otras; este enfoque ha implicado una enorme presión sobre
los recursos naturales, ejercida por parte de proyectos transnacionales que demandan que los
Estados abran sus territorios a las lógicas de la economía mundial profundamente extractivista, en
términos de Quiroga y Ramírez (2021).
En el caso particular de xico, se observa la dependencia del país al modelo del
neoextractivismo, ya que la economía mexicana, si bien ha tenido componentes relevantes para su
desarrollo y crecimiento, los recursos energéticos han sido, por mucho tiempo, el principal activo
que ha propiciado el crecimiento económico y en la actualidad contribuye al gasto gubernamental
altamente dependiente de estos recursos.
Lo anterior puede verse reflejado en la trayectoria y el historial del país, ya que para México
las reservas de petróleo y gas son una de las posesiones más preciadas, tal es el caso que tan solo
la producción de petróleo representa alrededor de un tercio de los ingresos del gobierno. Además,
según Sánchez (2011), el petróleo tuvo efectos positivos en términos de crecimiento industrial del
país, pero no así para el crecimiento industrial del sector energético (Sánchez-Cano, et al, 2022).
En el análisis histórico, se muestran dos ideas relevantes, por una parte se encuentra el
hecho de que a partir del hallazgo de grandes reservas, México basó tanto su política económica
como sus relaciones exteriores en su potencial petrolero, dando por sentado que era un recurso
abundante e infinito lo comercializó a un precio muy bajo durante largo tiempo, y a partir de estas
ganancias logró financiar la industrialización del país, y además intentó diversificar la economía
(Sánchez, 2011).
Y por otra parte, otro aspecto trascendental que Sánchez, 2011 (citado por Sánchez-Cano,
et al (2022) argumenta:
…la decisión de México de expropiar y nacionalizar la industria del petróleo en
1938, no solo representó una acción temprana de un país en desarrollo por afirmar
el control y explotación de sus recursos naturales en pro de su desarrollo
económico, sino que además, constituyó una evidencia tangible de que, cuando
existe un consenso nacional, es posible establecer limitaciones al poder económico
e influencia política de los agentes económicos externos que tienen como marco de
sus operaciones la economía nacional.(p. 2)
El análisis a lo largo del desenvolvimiento petrolero, enfatiza que la economía mexicana
se volvió altamente dependiente de la exportación del petróleo (Sánchez, 2017), pero este a su vez
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logró frenar su crecimiento a largo plazo trayendo grandes repercusiones macroeconómicas al país.
En primera instancia se pensaría que los grandes volúmenes que México exporta de petróleo son
en todo momento ventajas económicas para el país, pero lo cierto es que nos encontramos con una
vinculación dañina pues, como menciona Tosoni (2011), a pesar de que los precios del crudo se
han incrementado, México no ha logrado tener un mejor desempeño económico para su industria
petrolera. Además también afirma este autor, que a fines del decenio de los noventa los precios
elevados del petróleo eran perjudiciales, debido a una menor demanda de productos de exportación
no petroleros por parte de Estados Unidos, y tal como entonces, parece que la historia se repite,
dado que México sigue siendo sujeto de un extractivismo, con lento crecimiento económico y un
desarrollo limitado y con altas tasas de pobreza.
Desde la nacionalización de la industria petrolera, México ha utilizado el petróleo como
motor del desarrollo industrial y del crecimiento económico, la existencia de petróleo en
cantidades abundantes, si bien tuvo dos efectos, por un lado, un efecto positivo en términos del
crecimiento industrial, y por otro lado, también tuvo un efecto negativo ya que la economía se
volvió fuertemente dependiente de los ingresos de exportación de petróleo y, además, debido a
que se creyó que los ingresos provenientes del petróleo siempre serían crecientes, los gobiernos
recurrieron al endeudamiento y también evitaron hacer ajustes en la economía. La economía no se
diversificó al nivel deseado y las empresas no hicieron los ajustes tecnológicos que les permitieran
ganar una mayor competitividad en el mercado internacional.
Figura 1.Tasa de crecimiento de la producción de crudo
Fuente: Sánchez-Cano, Ramos-Álvarez y Ruiz-Hernández, Análisis del Extractivismo Petrolero
en México y Perspectivas de la Industria, obtenidos en: DOI: 10.35429/JBDS.2022.21.8.1.8
-15,00
-10,00
-5,00
0,00
5,00
10,00
15,00
Cr. De la produccion
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Figura 2. Valor de las exportaciones del petróleo crudo
Fuente: Sánchez-Cano, Ramos-Álvarez y Ruiz-Hernández, Análisis del Extractivismo Petrolero
en México y Perspectivas de la Industria, obtenidos en: DOI: 10.35429/JBDS.2022.21.8.1.8
Nota: Valor de las exportaciones expresadas millones dólares a precios del 2010.
Las figuras 1 y 2 muestran el desenvolvimiento del sector petrolero a lo largo del tiempo,
mostrando que el mercado ha tenido múltiples subidas, y también caídas, y ha tenido vacas gordas
con grandes recursos económicos, pero también vacas flacas con recursos limitados, sumado a que
la producción y la productividad del sector se han visto seriamente comprometidos en la última
década.
Tomando en cuenta pues, que la alta dependencia de los hidrocarburos para una economía,
siempre representa un riesgo y un factor de preocupación a corto plazo, y que suele agudizarse aún
más a mediano y largo plazo, como explica Cantamutto (2022), para México esto representó un
peso enorme conforme fue transcurriendo el tiempo, ya que la alta volatilidad de los precios ha
generado la inestabilidad de los ingresos petroleros ocasionando fuertes crisis en la economía
mexicana, de acuerdo con Sánchez (2017). Si bien la economía conforma un punto importante
para analizar, no hay que dejar de lado que recursos como el petróleo no son renovables y que su
extracción traerá también consecuencias ambientales y sociales, según afirman Ofstehage,
Wolford y Borras (2022).
88,1 89,2 89,7
83,8
86,9 86,6
90,6
46,6
22,5
93,4
97,5
90,4 90,3 89,7 89,8 88,8 89,0 88,2 85,6 83,1
86,3 87,5 88,5 86,3 84,1
79,9 82,8 84,5 86,7 86,7 84,0
75716
50535
44723
35239
33881
28338
30179
24168
13000
15270
22986
17711
18934
22551
27460
35191
41603
43740
47535
26670
35985
47753
43519
38218
30657
15452
12691
15398
19433
15798
10033
0
10000
20000
30000
40000
50000
60000
70000
80000
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
70,0
80,0
90,0
100,0
millones de dólares
Porcentaje
% de participacion del crudo en las exportaciones petraleras Valor de exportación del crudo
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En el aspecto específico del impacto social, el neoextractivismo ha causado diferentes
consecuencias graves, que se centran en la urbanización y lo que viene con ello, el desplazamiento
de grupos vulnerables. Se comprometen los entornos urbanos y rurales, que se controlan,
manipulan y sirven a los intereses de élites políticas a expensas de las poblaciones marginadas; lo
anterior, con el objetivo de develar quién (o quiénes) ganan con las decisiones sobre el acceso y
uso de los bienes y servicios de la naturaleza urbana y rural, quiénes pagan por estos, quién se
beneficia y quién sufre (y de qué maneras) por procesos particulares del metabolismo social
(Quiroga & Ramírez, 2021).
Sumado a lo anterior y apoyando a estos autores, Svampa (2019), menciona que una de las
consecuencias de la actual inflexión extractivista es la explosión de conflictos socioambientales,
lo cual es observable en la potenciación de las luchas ancestrales por la tierra, que van desde
movimientos indígenas y campesinos, hasta el surgimiento de nuevas formas de movilización y
participación ciudadana, centradas en la defensa de lo común, la biodiversidad y el ambiente; dadas
sus características (fragmentación social, desplazamiento de otras formas de economía local,
verticalidad de las decisiones, fuerte impacto sobre los ecosistemas), y antes que su consecuencia,
la conflictividad puede ser vista como inherente al neoextractivismo.
Conclusiones
En el desarrollo del presente análisis, se ha llegado a las siguientes conclusiones:
1. Los principales prejuicios del modelo de neoextractivismo, vienen dados por el daño en
tres sentidos: el social a los pueblos cercanos a los yacimientos; el medioambiental causado
por la depredación de los recursos naturales finitos, dejando fuentes de agua contaminadas
y tierras improductivas, que lasceran la sobrevivencia de los pueblos, principalmente
pueblos indigenas y comunidades ancestrales; y el económico ya que se vende el producto
como materia prima sin valor agregado y se compra posteriormente encarecido como
producto terminado.
2. Latinoamérica ha sido una región fuertemente influenciada por el modelo neoextractivista,
donde los modelos económicos de desarrollo endógeno y exógeno focalizan su
participación en el comercio internacional a partir de la explotación y exportación de
recursos naturales con poca o nula transformación, esto hace que la riqueza se vaya a los
países desarrollados donde la materia prima es trasformada, quedándose Latinoamérica con
los ingresos únicamente de la materia prima y con una fuerte dependencia económica de
los ingresos que provienen de estos recursos, que han contribuido al PIB, pero que
mayoritariamente no contribuyen a un desarrollo socioeconomico de los Estados.
3. La economía basada en el neoextractivismo, no se trata per se de una economía sólida, por
el contrario se habla de bases débiles que están sujetas a la disponibilidad de un recurso
finito y de un modelo que además, si se suma a malos manejos, genera impactos negativos
en el ámbito económico, social y ambiental.
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4. En el aspecto social, la incidencia del neoextractivismo ha tenido frecuentemente una
forma negativa, principalmente asociado a la generalización de la pobreza, dando paso a
crisis económicas recurrentes, profundizando la débil y escasa institucionalidad
democrática, alentando la corrupción, cambiando la estructura de las sociedades y
comunidades locales.
5. México es altamente dependiente de los recursos petroleros con lo que sufraga sus finanzas
públicas, ha explotado grandes yacimientos por décadas y existe un riesgo latente de que
la caída de la producción, de la productividad, el alto endeudamiento y la carencia de
buenas gestiones de negocios de la empresa petrolera mexicana impacte negativamente la
economía y en el riesgo país en los años venideros, con las graves consecuencias que esto
significa para el sector económico y social.
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