Estimular la capacidad para innovar, aprender a mirar con otros ojos lo cotidiano,
intentar ser menos convencionales en las respuestas que se dan a las demandas del entorno.
Fomentar la reflexión colectiva permanente, cada acción realizada es importante
planificarla, registrarla, evaluarla, reajustarla de ser necesario, abriendo a menudo espacios en los
equipos de trabajo para analizar el impacto de las acciones, de los imprevistos, de las fuerzas, para
proponer, reconstruir, construir.
Incorporar la noción de mejora continua en todos los procesos, bajo la siguiente
premisa: todo lo que se hace es susceptible de ser transformado y ajustado a los requerimientos
que se demanden, con la mirada siempre puesta en la implementación de una cultura de calidad,
con bases sólidas.
Recuperar la confianza en los talentos ocultos, mediante el ejercicio de un liderazgo
democrático, cada gerente reconoce y alienta a los miembros del equipo a su cargo para que
proporcionen desde el ejercicio de su rol, aportes valiosos que contribuyan a potenciar la gestión,
descubriendo algo nuevo o mirando lo viejo con otros ojos.
Para brindar un servicio de calidad se precisó que es necesario tener premisas de trabajo
definidas que sean del dominio de todo el equipo, delinear objetivos a corto y a mediano plazo,
declarar indicadores de desempeño, medir los niveles de satisfacción, practicar la escucha activa,
revisar y fundamentar la acción en la revisión permanente de procesos, contrastando a menudo lo
planificado con lo ejecutado, también se sugirió como estrategia aplicar Benchmarking, proceso
que consiste en analizar las mejores prácticas para adecuarlas y ejercitarlas.
La concepción de un gerente, con un estilo de gestión democrático, que promueva el
Mejoramiento Continuo, permite visualizar un horizonte mayor, donde de trasfondo se irá tras la
búsqueda de la excelencia y la innovación, a los fines de aumentar la competitividad, disminuir
los errores y orientar los esfuerzos a satisfacer las necesidades en paralelo, tanto de los usuarios
como de los miembros de la propia organización (Salazar, 2017)
Otra de las opciones propuestas que podría comprometer a los miembros del equipo de
trabajo, es el ejercicio de la práctica de la reflexión colectiva permanente, factor que influye
positivamente en el proceso de toma de decisiones y en la formación de un clima organizacional
nutritivo que invita a proponer y a participar activamente en cada paso que se da, cada reto que se
enfrenta.
No menos significativo resultó el advertir sobre el imperativo de gestionar los riesgos